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Poké: el sabor de Hawái se abre paso en Andalucía

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¿Pueden estar unidos conceptos como la comida rápida y los productos saludables? Aunque parezcan ideas antagonistas, hay un plato que tiene argumentos para una respuesta positiva: el poké. De tradición hawaiana, comenzó a popularizarse en la isla en los años 70 hasta que, en el siglo XXI, llegó a California. Bueno, bonito y barato, consiguió dar el salto a España hace un par de años y ahora, a Andalucía, mientras se convierte en una tendencia gastronómica que tiene todas las papeletas para quedarse mucho tiempo.

"Creemos que ocurrirá como en su día con la hamburguesa, la pizza o el sushi: pronto también será parte de la gastronomía", cuenta Fran Montero. La opinión de Montero procede de su experiencia al frente de Ohana Poké & More, el primer restaurante de Andalucía especializado en poké.

Abrió el mes de mayo de 2017 en el marinero barrio de El Palo, en Málaga, y en pocos meses se ha consolidado como una gran opción gastronómica. Tanto, que su propietario ha desarrollado ya un plan empresarial con nuevos socios para abrir cuatro locales más bajo la marca Ohana a lo largo de 2018. Dos de ellos se ubicarán en la capital de la Costa del Sol: uno en el barrio de Teatinos y otro en el centro, que se prevé estará listo para poco después de Semana Santa. Los otros dos abrirán en Sevilla y Granada en el segundo semestre.

"Por ahora Málaga ha aceptado muy bien este producto, así que creemos que el resto de ciudades andaluzas donde prevemos llegar pronto también lo harán", afirma Montero, en cuyo restaurante también se sirven hamburguesas, ensaladas e incluso licuados naturales. "Es un gran esfuerzo, pero confiamos mucho en la propuesta", añade mientras cuenta que pretenden expandir la marca por Andalucía y, "quizás en un futuro", llegar a Madrid.

De hecho, en la capital de España apenas existen todavía media docena de restaurantes especializados, mientras que en ciudades como Barcelona aún se pueden contar con los dedos de una mano.

Gastronomía saludable

El poké posee varias ventajas que han hecho de él un plato con presente y mucho futuro. La principal es ser muy saludable gracias a sus ingredientes. Con una base generalmente de arroz de sushi (aunque también se puede elaborar con quinoa o incluso con alguna verdura como kale), su sabor principal lo dan las proteínas en forma de pescado marinado: salmón y atún son las opciones más habituales, aunque también suele utilizarse corvina, pulpo o tofu. A partir de ahí, el plato se finaliza con diversas salsas (soja, wasabi, yuzu...) y productos de acompañamiento como sésamo, alga wakame, furikake, jengibre, frutas y multitud de opciones más.

Es un plato que llena y, además, puede personalizarse. Así, aunque los restaurantes especializados como Ohana Poké & More cuentan en sus cartas con varios bowls con ingredientes definidos, también existe la opción de combinarse a gusto del consumidor. "Esa es otra de sus grandes virtudes", subraya Fran Montero, que también destaca que el poké es una propuesta económica (ronda los diez euros) y es perfecta para llevar a casa, a la oficina e incluso a la playa.

De hecho, su servicio de reparto incluye todas las playas de la zona este de la capital malagueña y alrededor del 60 por ciento de su negocio está relacionado con el servicio de comida para llevar.

Otros restaurantes de toda Andalucía se están sumando a la tendencia del poké, incluyendo en sus cartas esta tradición hawaiana. De hecho, en el mismo barrio de El Palo el equipo de Majao Tapas ya elabora también pokés.

En Sevilla, Lobo López es uno de los espacios donde también se puede probar este plato con -en este caso- el atún como ingrediente principal. Igualmente, el restaurante japonés Mizüshi los incluye entre sus propuestas, que siempre van con numerosos toques asiáticos gracias a productos como las edamame, jengibre, daicon, wasabi o mayonesa de kimchi.


La Alcazaba de Almería: un palacio para cinéfilos

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La provincia de Almería ha sido escenario de más de medio millar de producciones audiovisuales. La Alcazaba de la capital, el segundo monumento árabe más grande de Europa tras la Alhambra granadina, fue plató de una treintena de ellas desde la década de los sesenta. Entre ellas hay títulos premiados en Hollywood como Patton, series como Juego de Tronos y la norteamericana Rat Patrol, y éxitos de taquilla como Indiana Jones y la última cruzada.

La Alcazaba se ha convertido a lo largo de su historia cinematográfica en el norte de África, Malta, Argelia, Turquía, Roma, Francia o la imaginaria Dorne de Juego de tronos, que transformó el patio de la alberca de nenúfares en los Jardines del Agua de Lanza del Sol.

Famosos actores y grandes estrellas han pisado las milenarias piedras del palacio-fortaleza musulmán construido en el año 955 por Abderramán III. Desde julio de 2017 y hasta el próximo abril, los visitantes pueden disfrutar de una exposición de gran interés titulada La Alcazaba, patrimonio de cine, que cuenta con la organización de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, el Conjunto Monumental de La Alcazaba y el espacio de internet Almeriacine.

En la muestra se recrean los principales films que tienen este espacio como escenario y se puede disfrutar de objetos con historia. Dos ejemplos son el auténtico casco y la fusta que chasqueaba con furia George C. Scott en una mítica escena interpretando al General Patton, cuando éste recriminaba a un soldado estadounidense su falta de valor en combate, ya que permanecía recluido en la enfermería mientras su compañeros morían heroicamente o caían heridos ante los nazis.

La exposición está formada por decorados y atrezo de películas inolvidables, fotografías, carteles originales, vídeo y audio de las películas junto a las explicaciones y sabrosas anécdotas de los guías especializados del monumento.

Dado su éxito, la cita Alcazaba patrimonio de cine se ha prolongado hasta el 29 de abril, pero los itinerarios guiados por los lugares de los rodajes no acabarán entonces. El interés despertado va a permitir que las rutas de cine se institucionalicen, añadiendo un atractivo turístico más a la fortaleza y la ciudad.

El objetivo, cumplido ya, era dar valor añadido a este monumento. Además, recientemente se ha dado la protección de Bien de Interés Cultural (BIC) a las canteras califales, de donde se sacaron los materiales para su construcción.

El grupo Almeriacine es el responsable de esta iniciativa. Se trata de una asociación de investigación formada por locos del cine, enamorados de esta Almería tierra de cine. Ellos han organizado esta exposición, que en su umbral (en la Torre del Homenaje, donde se pudieron ver también a finales del siglo XX las históricas imágenes del Centro Andaluz de la Fotografía dentro del proyecto Imagina, con las mejores cámaras del mundo) recoge los 32 títulos, resumidos con sus correspondientes carteles originales a todo color.

Desde Cleopatra (1963) hasta Juego de tronos (2016), pasando por Patton (1970), Orgullo de estirpe (1971), Marco Antonio y Cleopatra (1972), El viento y el león (1975), Marchar o morir (1977), Conan, el bárbaro (1982), Indiana Jones y la última cruzada (1989) o Risen - Resucitado (2016).

George C. Scott logró el Oscar por Patton, y aquí rodaron también Omar Sharif, Charlton Heston, Sean Connery, Candice Bergen, Max Von Sidow, Arnold Schwarzenegger, Harrison Ford, John Milius, Steven Spielberg y las reinas de Juego de tronos, con Emilia Clarke entre ellas, sin olvidar a Manolo Escobar o Mariano y Antonio Ozores, junto a Andrés Pajares, en un amplio abanico del panorama español. Más de uno de esta lista cuenta con su estrella en el Paseo de la Fama de la ciudad.

El desaparecido y laureado director artístico Gil Parrondo forma parte entre otros de los técnicos españoles de los equipos allí desplazados, como Emilio Ruiz del Río, José Salcedo o Julián Mateos, cuyos hijos han cedido numerosas piezas originales de la exposición.

También ha aportado materiales Contreras Construcciones Cinematográficas de Tabernas, como las cuatro columnas romanas coronadas por águilas imperiales que  la película Resucitado (2016), junto a unas aldabas con forma de cabeza de león. Clavius levantó, a los pies de la alcazaba y el monumento del Sagrado Corazón, en el cerro de San Cristóbal, todo un campamento romano de la noche a la mañana.

Las piezas que ha prestado la familia de Julián Mateos son únicas. No en vano hablamos de uno de los mayores expertos y proveedores de atrezo del cine español y de las producciones extranjeras rodadas en España. Su material está compuesto por espadas que aparecen en Los cuatro mosqueteros (1974), El viento y el león (1975) o Conan, el bárbaro (1982), junto a un escudo de esta película de Schwarzenegger.

A Mateos también se debe un sarcófago dorado que se utilizó en Marchar o morir (1977), cuya secuencia con Max Von Sidow descolgándose por una cuerda desde las alturas se explica detalladamente en la visita, o la joya de la corona, el casco y la fusta que George C. Scott lució en Patton (1970). Son símbolos sin los que el personaje no hubiera logrado sin duda el Oscar.

"Emilio Ruiz del Río, conocido como el gran truquista, el mago de las miniaturas, el último artesano del cine, construyó unas espectaculares maquetas para Conan, el bárbaro. Al colocar la cámara de la manera correcta, cambiaban la visión panorámica de la Alcazaba con gigantescas construcciones que no se encontraban ahí. Engañaba al ojo humano para hacer posible que el espectador proyectase sus sueños en la gran pantalla", relatan los guías, expertos en la ruta.

"También encontramos alguna sorpresa en forma de fotografía inédita, como una de Harrison Ford en la actual calle Almanzor, una empinada cuesta con el monumento a los pies mientras rodaba Indiana Jones y la última cruzada. Esa calle, repleta de figurantes almerienses, por la que se accede al monumento, se convirtió en un zoco árabe". Por el interior del recinto Schwarzenegger paseó entre la muchedumbre interpretando a Conan.

Queda el gran reto de todos los años, la pregunta siempre sin respuesta que se hacen sin cesar los almerienses. ¿Volverá Clint Eastwood donde triunfó con Sergio Leone? Se hacen todos los esfuerzos para conseguirlo, aunque parece que no hay muchas esperanzas. Sí se logró en su día con Patrick, el hijo de John Wayne.

Una de las últimas grandes visitas a Almería Tierra de Cine ha sido la de la italiana Milena Canonero, diseñadora de vestuario en Los hermanos Sister (Francia), rodada el pasado verano en Tabernas. Ha logrado cuatro Oscar por Carros de Fuego, María Antonieta, Gran Hotel Budapest y Barry Lyndon, siendo nominada en nueve ocasiones.

Canonero comenzó su carrera de la mano de Stanley Kubrick diseñando el mítico y rompedor vestuario de La naranja mecánica. Semanas después, el director Brian de Palma utilizaba la plaza de toros de la capital, entre otros escenarios, en un film con fondo de atentados yihadistas. Así es Almería, una ciudad de cine.

Un sevillano marcando el latido del Circo del Sol

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“Welcome to Sevilla to the Totem family”, canta una tela pintada a mano colgada en una de las paredes donde todo, detrás del telón circular de Cirque du Soleil, sucede. Alejandro Romero, director musical del que es considerado uno de los espectáculos itinerantes más importantes del mundo, cuenta, mientras recorre el espacio hasta detenerse en el lugar de la entrevista, que el mensaje de bienvenida lo hizo su familia a la llegada del elenco a Sevilla, su tierra natal, para estrenar Tótem, el nuevo show por el que están en la capital hispalense hasta el 4 de marzo.

Tótem, el origen y la evolución de la civilización humana

Había una vez el inicio del todo: el hombre de cristal choca con el caparazón de la tortuga, un tótem que es símbolo del origen, de la vida y del movimiento para las culturas indígenas, dando así el pistoletazo de salida a un recorrido por la evolución humana, la propuesta del director Robert Lepage para esta nueva puesta en escena de la compañía canadiense.

Los anfibios, contorsionando su cuerpo, salen del agua y se mueven haciendo pensar a parte del público: “yo quiero esa flexibilidad para mí, mañana entreno más”. De la tierra emerge un indio, representando el nacimiento de la raza humana y de la primera civilización, por la que el director escénico siente verdadero respeto e idolatría. Luego aparecen los forzudos con sus abdominales, dando representación a la actualidad y a la era de los selfies.

Tras este comienzo, en Tótem se suceden secuencias que representan el paso del tiempo, la interculturalidad, la presencia en ese transcurrir de los animales y de la naturaleza con los cinco elementos y el ciclo de las estaciones.

También esta obra señala al animal que está en cada uno de nosotros. Todo contado con espléndida poesía, con números acrobáticos que dejan la mandíbula relajada, con las grandes dosis de humor que se esperan de un espectáculo circense, y con un juego de luces y de música vibrante que, acompañando con perfecto diseño y compás a los cuerpos de los acróbatas, suena a flamenco, a música india y negra, a bossa nova, a rock y metal; a pretendido encuentro entre culturas.

Una partitura musical de la que en Tótem es responsable Alejandro Romero, que se siente orgulloso por muchos motivos, entre ellos saber que uno de los productos de merchandising más vendidos tras la función del día es el CD.

Otro, que, coincidiendo con la estancia del circo en Sevilla, el joven músico ha recibido este viernes 23 de febrero el premio Bandera de Andalucía en la modalidad de ‘Acción Cultural’. Es un galardón que cada año otorga Delegación del Gobierno de la Junta en Sevilla con motivo del Día de Andalucía.

Mientras narra la historia de cómo un músico sevillano llega a formar parte del Circo del Sol, los acróbatas y artistas van llegando a las zonas de maquillaje y de entrenamiento para comenzar su rutina antes de la función de la tarde. Unos están en las cintas corredoras, otras hacen pesas, otros bailan y cosen, otras marcan pasos de la coreografía que mostrarán en el primer pase de la tarde. Se les escucha hablar en distintos idiomas, fruto de las 26 nacionalidades distintas que abraza este circo.

Al fondo, descansan las máscaras que emulan a los animales y a la naturaleza en Tótem, y todos los instrumentales propios de un circo que ha marcado un antes y un después en el significado de este tipo de ocio y cultura.

El Circo del Sol con acento andaluz 

Los padres de Alejandro decían: “este niño tiene oído, hay que fomentárselo”. Pero en el conservatorio no tocaba el piano, pronto se aburrió y lo cambió por el fútbol. Sin embargo, como suele pasar, la vida pronto redirige a la propia esencia para que la persona expanda sus talentos. Así, el joven músico, que por el camino hizo la carrera de Magisterio,  se subió a un escenario para dar un primer concierto con un grupo de rumbas y de un flechazo lo supo: “quiero ser músico”. A partir de ahí, puso el foco en desarrollar este arte. 

- ¿Cómo llega el Circo del Sol a tu vida?

- Mi primer sueldo como músico profesional me lo gasté en ver Saltimbanco, el primer show que llegó del Circo del Sol a Sevilla (2004). Desde la última fila vi que quería estar ahí, pero era honesto conmigo mismo y sabía que no tenía nivel, así que decidí formarme más. Trabajé con La Sole, David de María, Junior, India Martínez… La mayoría de las veces al piano, como director musical. Fue cuando comprendí la responsabilidad que implica, porque te tienes que poner en el papel del artista y que todo vaya bien depende en gran parte de ti.

- ¿Y cómo llegas tú a la vida del Circo del Sol?

- Vinieron por segunda vez a Sevilla con el espectáculo Varekai. Entonces, me lancé. Contacte con ellos a través de su web y a los dos meses, estando en un concierto de Alejandro Sanz como espectador, me llegó un email. Fui a despertar a mis padres, “¡que me han llamado! ¡que me han llamado!”. En 2010 empecé con Saltimbanco en el Wembley Arena de Londres, primero sustituyendo a un pianista. Estuvimos en más de veinte países; fue increíble. Después me volvieron a llamar para ser asistente de director musical para Varekai. Hasta que a finales de 2015, antes de empezar la gira japonesa, me ofrecieron ser director musical.

- ¿Qué está significando para ti?

- Es un sueño hecho realidad, me encanta esto. Somos una familia. Al principio estaba asustado por el nivel de la compañía, después cada vez más a gusto porque nos compenetrábamos. Ellos buscan lo mismo que busco yo, la perfección. A nivel personal estoy creciendo mucho, me siento valorado y, culturalmente, son más de 50 países lo que estamos conociendo. Todas esas experiencias me las llevo.

- ¿Cuál es tu papel como director musical en la partitura del directo?

- Somos ocho músicos, cada uno de una nacionalidad: un regalo. Yo soy un líder, no un jefe, tomo decisiones pero soy uno más. Una parte de ser director musical es escuchar a los otros. Tengo libertad para dirigir pero me gusta contar con las voces de todos, yo aprendo con ellos; todos tenemos algo que enseñar. La música es en directo, cada día diferente, como el show que va cambiando siempre. Tenemos vía libre para crear y modificar a partir de la pieza musical que nos dan los directores, que son geniales, músicos de calle también.

En el espectáculo yo toco el teclado, el acordeón y dirijo al resto de músicos, al regidor y a las luces por micro. Hay un dicho en el circo tradicional que dice: “tú no sabes cuándo va a levantar la pata”. Esto, sin animales gracias a dios, es lo mismo. Tú no sabes cuándo ellos van a saltar, lo hacen cuando están concentrados, nos dicen cuándo están listos con guiños. Somos nosotros quienes tenemos que acompañarles a ellos. 

- Hablando de animales, ¿estamos viviendo un antes y un después con el Circo del Sol respecto al circo tradicional?

- Sí. Este es un circo que empezó con músicos callejeros, malabaristas y escupefuegos que iban por las calles, con música, danza… Hasta que gustó tanto que lo llevaron a espectáculo. Incluir animales nunca se ha contemplado porque, yo también lo pienso, ha hecho feliz a muchas personas pero es algo atrasado. Prefiero a los animales en su hábitat.

- ¿Están explotados los animales en el circo tradicional?

- Muchos compañeros míos vienen de circos tradicionales y echan de menos trabajar con animales. Dicen que el trato que han tenido por parte de los cuidadores ha sido siempre bueno, están felices y libres, pero después duermen en una jaula. El hábitat donde están no es su hábitat. No debería ser así.

- ¿Cómo llevas la vida itinerante del circo? ¿Echas de menos tu tierra?

- Me encanta, aunque cuando voy en la ruta de avión en la que se ve la Expo a la derecha y la Giralda al fondo, se me pone la piel de gallina. Pero en el circo es cuando me he dado cuenta de lo sevillano que soy y de lo mucho que quiero a Andalucía. Me he enamorado de ella el doble estando fuera. Eso sí, muchas veces decimos “Sevilla es lo mejor” y sí, pero también hay muchos paraísos en todo el mundo. Aunque aquí, mis compañeros lo dicen: “Me encanta Sevilla, el sol, el cielo es diferente, las sonrisas de la gente, el público…”. Me siento orgulloso, ellos me llaman “el alcalde de Sevilla” porque les recomiendo sitios a los que ir, no solo de Sevilla, sino de toda Andalucía. Les he buscado clases de flamenco una vez por semana, vienen Susana Casas, Cristina Hoyos, el Junco de Cádiz… 

- En Tótem hay muchos guiños a Andalucía y concretamente estos días a Sevilla. En el espectáculo se escucha: “¿Ella es tu parienta?”, “miarma”, “¿qué pasa quillo?”, “gazpacho fresquito” o “carajote”. ¿Son cosecha tuya, verdad?

- Sí, es cosa mía. Siempre que vamos a una ciudad, Valentino (Jon Monastero), el personaje italiano que hace de clown, pregunta por lo típico de ese lugar. Cuando llegamos a España le dije: “Aquí te ayudo yo”. En Sevilla sabía que íbamos a triunfar, él no sabía ni lo que significaba lo que decía y se quedó sorprendido con la respuesta del público: “Wow, cómo funciona aquí todo”. 

Después, hay una escena festiva en Tótem en la que quisimos representar la interculturalidad, hay indígenas, negros, andaluces… Ahí suenan unas palmas por bulerías que las han grabado en Cádiz. Los mismos músicos dicen cosas que les han explicado los bailaores flamencos. Es un guiño, un homenaje a la cultura flamenca que tenemos aquí. Cuando vayamos a otras ciudades cambiarán algunas palabras, pero las andaluzas relacionadas con el flamenco seguirán escuchándose por todo el mundo.

- ¿Es cara la entrada del Circo del Sol o es que aún no estamos acostumbrados a pagar lo que vale la cultura? ¿O sí que es cara en relación a los sueldos que no siempre permiten acceder con facilidad a este tipo de espectáculos?

- Sé que la compañía adapta el precio al sueldo medio de la ciudad. En Sevilla la entrada es una de las más baratas. En Japón no baja de 150 euros. Visto desde el espectador, recuerdo cuando compré mi primera entrada, me quedé “canino”. Pero mereció la pena. Todos los artistas dan siempre el 100%, no porque se lo pidan, sino porque son así.

- ¿Cómo es vuestra rutina de ensayos?

- Aquí no hay estrés, todo es fluido, cada uno tiene su rutina de entrenamiento y preparación y todo el mundo sabe cuál es, y eso da tranquilidad al trabajo –explica mientras señala lo que hace cada uno en la sala, según su personaje y número-.

- ¿Tenéis buenas condiciones laborales?

- El buen trato de la compañía es una de las razones por las que la gente dura tanto aquí. En cada ciudad estamos de 1 a 3 meses, a veces 6 como en Tokio, y nos acomodan en apartamentos independientes, donde puedes cocinar y ver tranquilo la tele, tenemos nuestra tarjeta de residencia, de metro... Para mí es muy importante esta acomodación porque yo no quería sentirme un turista en cada ciudad, quería vivir el país como un habitante más. En Australia, lo primero que hice fue preguntar: “¿Aquí dónde se puede abrazar a un koala?”.

- ¿Qué significa ser andaluz en el mundo? ¿Cargamos con estereotipos?

- La palabra “siesta” es la que dicen todos cuando te conocen. Yo no la duermo, mis compañeros ahora que están aquí, sí. Pero realmente no tenemos ese sambenito, es más a nivel nacional. Cuando voy por cualquier país, presumo de Andalucía. Nuestra tierra es una fábrica de arte en todos los aspectos.

- En ese sentido, ¿cómo te sientes con la concesión de este premio Bandera de Andalucía por ‘Acción Cultural’? ¿Está reconocida y suficientemente valorada la cultura?

- No he pedido nunca esta valoración, que mi familia esté orgullosa es mi mayor premio como músico, pero me ha hecho sentir valorado. Cuando me llamaron, esperaba que mencionasen solo mi trabajo en el Circo del Sol, y me encantó porque hablaron de toda mi trayectoria profesional desde que estaba trabajando en las ferias. Si tuviera que dedicar este premio sería a todos los músicos que hemos cargado furgonetas y hemos pasado noches sin dormir porque teníamos que volver de otras ciudades después de tocar.

Lo extraordinario de la vida rural de la mano de lugareños

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Durante décadas, la Costa del Sol ha absorbido casi todo el turismo en la provincia de Málaga. Benalmádena, Fuengirola, Marbella, Estepona o ahora la propia capital están entre los destinos más demandados de España. El reto para los pueblos del interior es lograr que una parte de los muchos visitantes que atrae la costa pasen algún día disfrutando de los atractivos de la Málaga rural. Esa es la idea que ha dado como resultado el proyecto "cicerones rurales", que trata de ofrecer rutas por el interior de la provincia de la mano de quienes mejor pueden hacer de guía: los propios lugareños.

"La costa es importante pero es el momento que los pueblos se den a conocer", opina Toñi Trujillo, que a través de Axarguías ofrece hasta siete rutas por pueblos como Casabermeja, Archez, Cómpeta y Salares, Frigiliana, Moclinejo o Macharaviaya. Trujillo, que es guía turística, cree que hay una demanda de turismo de "experiencias auténticas, no enlatado". De actividades en las que, dice, el turista "se manche las manos". "Lo que para la gente de pueblo es normal, para los que vienen de fuera puede ser nuevo y extraordinario", explica. Este otoño recibió la visita de un grupo de finlandeses, y ese día se pusieron de parto dos cabras: "Ese día no hicimos pastoreo, ¡estuvimos pendientes de las cabras!".

Aquellos finlandeses habían elegido hacer la ruta de la cabra malagueña en Casabermeja, cerca de El Torcal de Antequera. Se visita la Casa de la cabra malagueña, se muestran los hitos del pueblo (que tiene un singular cementerio), se realiza una cata o un taller de elaboración de quesos y se termina con el pastoreo. La leche de la cabra malagueña es de gran calidad y óptima para el queso, así que Toñi se lleva una cántara y el pastor ayuda a ordeñarlas y explica cómo es su vida diaria. También enseña a tirar con honda, comenta.

En Casabermeja también está la Terraza de Eva, un restaurante donde finaliza la ruta del Pucherete que ofrece Eva González. Ella lleva a los turistas a ver gran parte de la provincia desde la Torre Zambra, una antigua torre vigía. Al llegar a la torre, dice Eva, nada mejor que un café de puchero bien caliente, de ahí el nombre. En su restaurante degustan productos locales de temporada, porque este proyecto de cicerones rurales está auspiciado, además de por la Diputación de Málaga, por el club gastronómico kilómetro cero.

Rutas el Pasero propone una visita guiada por los viñedos y lagares de El Borge, mientras que Abeto del Sur ofrece cinco rutas por la Sierra de las Nieves. Una de ellas, la ruta de la aceituna aloreña, permite conocer cómo se elabora este manjar, que es Denominación de Origen Protegida.

José Chaves guía a los visitantes hasta un olivo milenario, y luego los lleva a su finca, donde les enseña a recoger la aceituna a la manera tradicional. Luego explican cómo se hace el ordeño y recogen los ingredientes del aliño: tomillo, hinojo, ajo y pimiento. La experiencia incluye, obviamente, preparar el aliño y la llamada "prueba del huevo" para calcular el punto óptimo de la salmuera. Cada uno terminará el día con su propio tarro de aceitunas aloreñas. 

El proyecto pretende activar el emprendimiento en el ámbito rural. Dice Toñi Trujillo que esto también es innovación turística, y que ahora es el momento. Hay una mayor demanda, y lo nota: "La gente quiere volver a conectar con las raíces y el campo". Se trata, según Eva González, de sacar al turista de la rutina de la hamaca, la cerveza y el Sol. "La gente viene con niños y se va encantada. Sienten la vista, el olor, el tacto, cómo se procesa… Todo generado aquí", comenta Chaves. Y concluye Toñi Trujillo con una frase que resume el espíritu de los cicerones rurales: "Se trata sacar la riqueza de la vida diaria, hacerla extraordinaria".

Tras los pasos del padre del andalucismo

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Blas Infante estuvo ligado durante su vida a diferentes lugares de la comunidad andaluza. Este 28 de febrero, Día de Andalucía, nos sirve para seguir la pista del padre del andalucismo a través de la geografía regional. Un viaje que permitirá, de paso, conocer mejor una figura clave en la historia de Andalucía. ¡Súbete que nos vamos! 

Casares. El origen 

Este precioso pueblo malagueño que cuelga de una ladera vio nacer a Blas Infante en el año 1885. Su casa, ubicada en el número 51 de la calle Carrera, es hoy un punto de información turística, pero también un lugar de exposiciones con una pequeña sala donde se muestran algunos objetos relacionados el casareño. También de la vida en Casares a finales del siglo XIX, un entorno marcado por la pobreza y las dificultades del campo andaluz que empezaron a marcar desde muy pronto su pensamiento político.  

Hoy el municipio mantiene la esencia de pueblo blanco andaluz, con casas blancas, estrechas callejuelas y macetas que colorean las fachadas. Merece la pena perderse por su urbanismo laberíntico y alcanzar el castillo y la ermita de la Encarnación, en la parte más alta y junto al centro cultural Blas Infante. Su valioso entorno natural es otro de sus atractivos, con numerosas rutas senderistas. 

Manilva. Las vacaciones 

Cerca de Casares y en la costa, Blas Infante frecuentó el municipio de Manilva, lugar al que acudía con frecuencia para disfrutar de sus playas. De hecho, uno de sus hermanos, Ignacio, adquirió una finca en la barriada de Sabinillas, donde la familia se reunía cada verano. Hoy queda poco de aquel pueblo pesquero debido al crecimiento urbanístico, pero la localidad sigue conservando alguna de las tradiciones marineras. Además, posee magníficas playas y un precioso castillo del siglo XVII.  

 

Archidona. La pobreza 

Blas Infante estudió en los Padres Escolapios de Archidona. Vivió allí apenas cuatro años, pero esta bonita localidad marcó la conciencia del joven en base al concepto de justicia social. La imagen que más le impactó fue la de la Puerta de la Guiropa, lugar en el que los religiosos repartían alimentos diariamente a los jornales más necesitados (guiropa es el nombre del plato de patatas y patatas que servían habitualmente). Hoy el edificio de aquel centro educativo alberga a otro, el instituto Luis Barahona de Soto, donde luce una placa que recuerda la ubicación de dicha puerta.  

Muy cerca de allí se ubica la Plaza Ochavada, uno de los mayores atractivos turísticos de la localidad y donde se encuentran algunos restaurantes de gran interés. Destaca especialmente el denominado Arxiduna, de cuya cocina se encarga Rubén Antón, formado en la Escuela de Hostelería del Convento de Santo Domingo, que también es hotel.

A las afueras destaca la subida al castillo y a la ermita, con un entorno  recientemente renovado. De hecho, Blas Infante descubrió el pasado andalusí de Andalucía durante su etapa en este municipio del norte de la provincia de Málaga.  

 

Málaga. La vida urbana 

La capital malagueña fue su primer contacto con la vida urbana, con la vida marinera y con una de las pocas ciudades industriales de la época en Andalucía. Allí realizó un año de Bachillerato en el colegio San Rafael, ubicado en calle Comedias, aunque la situación económica de su familia le obligó a realizar el siguiente por libre.

El entorno del centro educativo es hoy uno de los lugares más atractivos de la ciudad, con lugares como calle Larios o la Plaza de la Merced muy cerca. El paseo por la zona puede acabar en alguno de los museos que ofrece Málaga, como el Thyssen, el Picasso o el Pompidou, ya en el puerto.  

 

Granada. Los estudios de Derecho

Blas Infante viajó a Granada para estudiar Derecho y se licenció en la universidad granadina, en la que también realizó estudios de Filosofía y Letras. Vivió dos años en la ciudad, de 1905 a 1907, tiempo en el que volvió a interesarse por el pasado árabe de Granada y de toda Andalucía. Una huella que parece hoy más viva que nunca como demuestran las visitas a La Alhambra, que se acercan a las tres millones de visitas anuales.  

 

Cantillana. El pensamiento político 

Ubicado en la vega sevillana, Blas Infante estuvo ligado durante más de una década al municipio de Cantillana. Tras aprobar las oposiciones a notario, allí tomó posesión de la notaría local, ubicada en la intersección de las calles Iglesia y Severo Ochoa, lugar hoy recordado por una placa conmemorativa. Muy cerca vivió también unos años con su esposa Angustias después de casarse.  

Los años de residencia en este pueblo fueron muy importantes para el futuro de Infante, ya que en él desarrolló su pensamiento político, gracias generalmente al ambiente intelectual que frecuentó en la capital, Sevilla. En Cantillana, además, el padre del andalucismo conoció una vieja copla popular cuya melodía sirvió de base para el Himno de Andalucía que firmó posteriormente.

La Torre del Reloj, la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción o el Yacimiento Arqueológico de Naeva son algunos de los lugares más interesantes para visitar en este municipio.  

 

Sevilla. El Ateneo 

La vida de Blas Infante se desarrolló de manera crucial en el Ateneo de Sevilla. Allí atendió a discursos nacionalistas, frecuentó a intelectuales y conoció a personas que le marcarían de por vida. Además, en 1915 publicaría allí el libro Ideal Andaluz, cuestión que ya había abordado en una conferencia el año anterior. En 1916 preside el Centro Andaluz de Sevilla. Y a su vuelta a la capital hispalense, en los años 30, fue elegido Presidente de Honor de la Junta Regional de Andalucía prevista para septiembre de 1936, aunque la Guerra Civil lo impidió.  

Hoy Blas Infante es socio de honor a título póstumo del Ateneo de Sevilla, que sigue recordando su figura y que sigue desarrollando una intensa actividad cultural. Hoy está ubicado en un bonito edificio del número 7 de la calle Orfila, en el centro de la capital andaluza, aunque cuando el padre de la patria andaluza pronunció su discurso se ubica en el número 7 de la calle Tetuán, cuya fachada lo recuerda con una placa.  

 

Ronda. Las bases del andalucismo 

La ciudad del Tajo no acogió ninguna residencia del andalucista, pero sí un momento de gran importancia en su vida política. Blas Infante promovió la celebración de la Asamblea de Ronda en el año 1918, momento en el que la organización asume la Constitución Federal de Antequera de 1883. La cita sirvió para poner las bases del andalucismo y algunos de sus símbolos, como la bandera blanca y verde y el escudo de Hércules triunfador. Un año más tarde se redactaría el Manifiesto de Córdoba, en el que reivindica a Andalucía como nación. 

Aunque la huella de Infante en este municipio malagueño sea menor, el lugar merece una visita para recorrer su precioso casco histórico y disfrutar de monumentos como el Tajo de Ronda, un puente que une la ciudad vieja y la nueva a más de cien metros de altura sobre el río Guadalevín. Las antiguas murallas moriscas y los preciosos baños árabes conviven con iglesias como la parroquia de Santa María la Mayor, de carácter muy singular debido a que fue construida durante varios siglos y en base a distintos estilos arquitectónicos. Su gran oferta gastronómica (con las imprescindibles Yemas del Tajo) se complementa con la veintena de bodegas que elaboran vinos en la comarca. 

 

Isla Cristina. El mar 

En esta ciudad de la costa onubense Blas Infante conoció a fondo el trabajo marinero, tan parecido y tan diferente al del agricultor. Tras un primer contacto en 1922, Blas Infante permutó su plaza en la notaría de Cantillana por la de Isla Cristina, a la que se fue a vivir un año después, alejándose de la dictadura de Primo de Rivera.

Allí tuvo a sus dos primeras hijas, Luisa y María de los Ángeles, y desarrolló una intensa vida cultural que le llevaron a participar en diversas publicaciones como La Higuerita e incluso a participar en la fundación del Ateneo de Isla Cristina. El municipio también le sirvió de base para realizar tres de sus viajes más importantes: a Portugal, Galicia y Marruecos, en este caso para visitar la tumba del rey andalusí Al Mutamid. 

Aunque fueron años más centrados en la familia y la lectura, la relativa cercanía a Sevilla le permitía mantener el contacto con las ideas y el ambiente de la capital mientras su vida se desarrollaba en este bonito rincón atlántico de playas infinitas que hoy atraen a miles de turistas cada verano.

Doce kilómetros de arenas doradas son el mayor atractivo de una localidad en la que destacan su gastronomía ligada al mar y la belleza de sus paisajes marcados por la salinas. Además, la antigua casa de Blas Infante, localizada junto a la Plaza de San Francisco en el número 7 de la calle Diego Pérez Pascual y con una bonita fachada de ladrillo, es hoy un museo municipal en el que conocer un poco más a fondo la vida del andalucista, especialmente sus años en esta localidad. 

 

Coria del Río. Su casa 

Acabada la dictadura de Primo de Rivera, Blas Infante decide acabar su exilio personal y se desplaza a vivir a Coria del Río, permutando de nuevo su plaza en la notaría. Allí decidió diseñar y levantar su propia casa en 1931, donde viviría hasta 1936, año en el que fue detenido. La denominó Dar al-farah, que significa la Casa de la Alegría y la ubicó cerca del río Guadalquivir y de los límites municipales con Puebla del Río. De hecho, numerosos jornaleros de esta localidad se acercaban para conversar o pedir consejo al andalucista. 

Fue su único hogar en propiedad en toda su vida. Lo construyó de una manera muy personal, mezclando estilos y elementos de varias épocas históricas y una gran inspiración en Al Andalus, generando un lugar único. De hecho, su apariencia hizo que los vecinos de Coria lo denominaran 'el castillo de Don Blas'. Hoy la vivienda, declarada Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía , se puede visitar.  

Se trata de una gran oportunidad para las estancias originales - restauradas recientemente- y, de paso, redescubrir la figura de Blas Infante y los fundamentos de su pensamiento. La casa forma parte del recinto del Museo de la Autonomía Andaluza, que a través de 11 estancias "que invitan a recorrer el proceso histórico que llevó al pueblo andaluz a la consecución de su autogobierno", tal y como explica su página web. Un perfecto punto y final para recorrer la Andalucía más personal de Blas Infante.  

Un viaje a Yegen: el pueblo que cautivó a Gerald Brenan

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A simple vista, cuesta hacerse a la idea. ¿Qué llevó a Gerald Brenan a instalarse en Yegen hace ya casi un siglo? De un vistazo el pueblo parece un sitio inhóspito, con el gris como color protagonista y de difícil acceso incluso por carretera. Sin embargo, la panorámica cambia por completo al enfocar bien la imagen, porque aquí los detalles son lo importante. Y en apenas unos minutos dejándose caer por sus calles se comprende por qué el hispanista decidió hacer de esta localidad su hogar. La impactante y salvaje naturaleza, sus humildes gentes, su rica gastronomía y la tranquilidad le convencieron. "No se puede vivir en una aldea española sin sentirse seducido por su vida", aseguraba el escritor inglés.   

La casualidad quiso que un joven Gerald Brenan alquilara una casa en Yegen en 1924. Tras un gris aterrizaje en La Coruña, había llegado finalmente a Granada y, tras acercarse a la axarquía malagueña e incluso pasar unos días en Málaga para curar su disentería, visitó numerosas poblaciones de La Alpujarra granadina en busca de un espacio propio.

Mecina Bombarón, Murtas, Cástaras, Mairena, Nigüelas... En todas buscó su lugar ideal, pero finalmente encontró la casa en Yegen, un pueblo que Brenan describía como "una aglomeración de grises superficies rectangulares" que, desde su azotea, se parecían "a un cuadro cubista de Braque".  

A pesar de la casi inexistencia de carreteras y de que buena parte del viaje debía realizarse en mula, el británico se llevó hasta Yegen alrededor de 2.000 libros, ya que se sentía avergonzado de tener 25 años y "no haber leído más que unas pocas novelas y algo de poesía". Y aunque la madrugaba le pillaba habitualmente inmiscuido en sus lecturas a la luz de un candil, de donde verdaderamente aprendió Brenan fue del día a día, de mirar su entorno e interesarse por él.  

Lo entendió pronto cuando quiso llenar varias cántaras de agua en la fuente cercana a su casa (que aún hoy muestra las incisiones de los recipientes) y las mujeres se lo impidieron: debían hacerlo ellas en base a la vieja tradición que separaba las obligaciones de cada sexo. Así se hizo, poco a poco, a las tradiciones locales. A las fiestas como la Semana Santa, a la costumbre de ir a misa los domingos, a las arraigadas creencias en hechiceras y brujas.

Comprendió también cómo las estaciones influían en los habitantes, que vivían pendientes de frío y del calor, de las lluvias y el verano. Y descubrió la idiosincrasia popular en todas sus facetas.  

Al sur de Granada 

Todos estos aspectos quedarían plasmados en su libro Al sur de Granada, obra publicada en el año 1957 con la que universalizó el nombre de Yegen y La Alpujarra. Muchos de los conocimientos y anécdotas relatadas le fueron transmitidos oralmente por sus vecinos: José Vargas el estanquero, Federo, Matilde, Don Eduardo el marido de la maestra, José Agustín el albañil, su hija Paquita y su hijo José pocas chichas, Don Horacio el cura (que se enamoró de Cándida, la cuñada del médico) o Don Maximiliano, que vivía muy cerca suya y compartían patio.

Su principal profesora fue María Andorra, que, a cambio de una peseta diaria y la comida, se encargaba de cocinar y limpiar la casa que Brenan había alquilado a Don Fadrique, cabeza de una de las familias más ricas del pueblo. Curiosamente, el mismo lugar en el que había descansado décadas antes Pedro Antonio de Alarcón mientras descubría a caballo las mismas tierras a finales del siglo XIX.  

En las nueve habitaciones que componían la vivienda fue también donde el inglés acogió a visitantes ilustres como Lytton Strachey, Dora Carrington o Virginia Woolf. Y donde tuvo una hija, Elena, con Juliana, que trabajaba como sirvienta del hispanista. De ella nada se habla en el texto, aunque el periodista Antonio Ramos Espejo relata bien su historia en el libro Ciega en Granada.

Además, Juliana sí que tiene un papel protagonista en la película Al sur de Granada, que ofrece una versión bastante libre de la relación entre el británico y la joven de Yegen. Estrenada en 2003, dirigida por Fernando Colomo y protagonizada por Matthew Goode y Verónica Sánchez, la película, además, no fue rodada en el pueblo original, sino que se grabó en Capilerilla, un aldea cercana a Pitres, en el municipio de La Taha. 

Ruta de Gerald Brenan 

Una placa recuerda hoy la vivienda en la que Don Geraldo (como le conocían en el pueblo) habitó a comienzos del siglo pasado. Es una de las paradas obligatorias en la ruta señalizada que recorre algunos de los lugares relacionados con Brenan. Como la calle que lleva su nombre o la iglesia, dedicada al Dulce Nombre de Jesús y que cuenta con un precioso artesonado mudéjar. Fue, además, eje de muchas de las líneas que el hispanista dedicó a la Semana Santa de la localidad y a otras tradiciones religiosas.  

El sendero sigue más abajo hacia la fuente de 'La Camellona', desde donde se adentra en la montaña que tantas veces recorrió el inglés. En el camino se debe hacer alto en Piedra Fuerte, donde hubo una fortaleza del siglo XI que el autor representó en sus líneas como "una roca aislada que un día sostuvo un castillo moro". Un lugar rodeado de lirios púrpuras, de hondonadas de piedra arenosa y de chumberas, quizás lo único que ha cambiado hoy en día, ya que la inmensa mayoría han quedado arrasadas por la plaga de cochinilla blanca que afecta a casi toda Andalucía.  

Seguir los pasos de Brenan por Yegen es descubrir que buena parte de su estudio antropológico sigue hoy siendo válido. Por sus calles discurren ahora chavales atentos a las pantallas de sus móviles, pero también campesinos cuya única preocupación son sus cosechas.

La arquitectura heredada de los primeros pobladores bereberes sigue intacta, como la práctica de usar launa (una arcilla local de color gris) para cubrir los terraos (tejados planos típicos de la zona). Y las chimeneas siguen humeantes en invierno, aunque ya es difícil ver que sus llamas sean azuzadas con ramas de bolina, romero, tomillo o espliego.

Las huertas siguen compartiendo terreno con las viviendas en el casco urbano, los pastores cuidando su ganado y elaborando quesos y la vida tiene mucho de intimidad, de casas adentro tras las cortinas de tela alpujarreña. Salvo, eso sí, en fiestas como la del Pucherico, que el autor también relata en su trabajo y que aún sigue reuniendo a los poco más de 400 habitantes del pueblo en plazas y casas para elaborar un sabroso puchero cada 2 de febrero.  

También la gastronomía sigue basándose en el entorno, con platos tradicionales como las gachas, el bacalao o numerosos platos de cuchara como el potaje de hinojos. Son algunos de los que describe Brenan en Al sur de Granada y que hoy se pueden encontrar en restaurantes del pueblo como El Tinao y El Rincón de Yegen, ambos también con oferta de alojamiento.

El último cuenta con varios salones acogedores para el invierno y una terraza con estupendas vistas para la temporada estival. Carnes ibéricas, perdiz escabechada o una troncha de bacalao en fritailla alpujarreña son algunas de sus propuestas, aunque destacan especialmente el arroz polvero, las gachas pimentonas o las migas por su auténtico sabor local.  

Leyendas, romerías y naturaleza en la Peña Arias Montano

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Alquimista, viajero, teólogo, políglota, editor, biólogo, humanista... Se acaban los adjetivos para definir a Benito Arias Montano, todo un hombre del Renacimiento que durante su vida también se encargó de organizar la Real Biblioteca de El Escorial durante una década, publicar la Biblia Políglota de Amberes y participar en la redacción del Concilio de Trento. Su labor era tan intensa que este extremeño nacido en 1527 en Fregenal de la Sierra (por aquel entonces, perteneciente al Reino de Sevilla) necesitaba cierta desconexión periódica. La encontró en un promontorio calizo rodeador de naturaleza, donde vivía por temporadas. Hoy, casi cinco siglos más tarde, este espacio ha tomado su nombre: Peña Arias Montano, un singular promontorio que vigila día y noche al pequeño pueblo onubense de Alájar y donde se erige un busto en su homenaje.  

Con la tranquilidad que dan los días laborables, la visita a este recinto natural de lunes a viernes tiene mucho de experiencia mística. Y un pequeño centro de interpretación ayuda a conocer un poco más fondo la figura de Arias Montano, con una biografía tan interesante como productiva gracias a su cercanía a la monarquía, su amistad con literatos como Lope de Vega, sus reuniones con el Papa o su discreta participación en intrigas políticas.

Su relevante papel se demuestra, por ejemplo, con la visita que el propio Felipe II, de quien era capellán y asesor, le hizo hasta su refugio onubense, hasta donde viajó para pedirle consejo.  

Tradición y leyendas 

El promontorio alajareño es mucho más, como demuestra el precioso mirador desde el que disfrutar de una de las panorámicas más interesantes de la Sierra de Aracena, con la iglesia de San Marcos destacando entre los tejados de un pueblo que se desparrama creando una silueta con forma de lagarto.

La vista está enmarcada entre suaves montañas tapizadas de las múltiples tonalidades que dan los bosques de encinas y alcornoques y, más allá, en días claros, por un azul del mar que se funde, en el horizonte, con el del cielo.  

Junto al balcón se levanta una espadaña con tres campanas y, un poco más allá, se ubica un viejo arco denominado popularmente como Arco de los Novios, porque dice la tradición que la pareja que cruza de la mano por debajo se acaba casando con total seguridad.

De hecho, tradiciones y leyendas son también parte de este lugar, sobre todo la zona bajo el mirador donde existen numerosas cavidades en la roca denominadas Cuevas de Las Lapas. Cada orificio tiene su nombre: Cueva de la Virgen, de la Verja, del Lago Seco, de Los Caracoles y de La Fuente. Las dos últimas son visitables: El Palacio Oscuro y  La Sillita del Rey, a las que se llega a través de un pequeño sendero que parte del aparcamiento y que se pueden conocer gracias a visitas guiadas como las que organiza la empresa local Lynxaia.  

En algunas de estas cuevas se han hallado restos de la Edad de Bronce, así como una pila bautismal paleocristiana que data del siglo VI. De hecho, son muchas las culturas que han dado una importancia especial a este promontorio natural.

La tradición oral local recoge historias donde se cuenta que los celtas, los romanos o los árabes realizaron aquí rituales de adoración a la naturaleza. También que el espacio posee un magnetismo especial que causa, por ejemplo, que los troncos de los árboles centenarios crezcan enrocados en sí mismos.  

Hoy, es el cristianismo el que acude en masa a la Peña Arias Montano, cuya calma desaparece los fines de semana porque acoge también a la ermita de Nuestra Señora Reina de los Ángeles.

Construida en el siglo XVI, este pequeño templo es lugar de peregrinación para miles de personas a lo largo de todo el año. Su importancia es tal que la romería se celebra cada 8 de septiembre está declarada como Fiesta de Interés Turístico Nacional. En ella destaca una singular espadaña, así como las viviendas anexas y los huertos que sus habitantes cuidan con esmero.

Sábados y domingos son los días en los que también se ubican en esta explanada diferentes puestos con productos locales, donde destacan quesos, mieles, dulces, mermeladas y, sobre todo, chacinas y otros productos derivados del cerdo ibérico original de la comarca.  

Corazón del senderismo local 

Otro de los aspectos que hacen de esta peña onubense un lugar de encuentro es que sirve de partida para diferentes rutas senderistas que permiten conocer el entorno natural de esta parte del Parque Natural de Sierra de Aracena y Picos de Aroche tanto a pie como en bicicleta de montaña.

Uno de los paseos habituales, de apenas unos minutos, es el que asciende hasta un encantador mirador que permite obtener una bonita imagen de todo el recinto. El recorrido supone apenas 20 minutos y, aunque supone un importante esfuerzo por su pendiente, el regalo final en forma de panorámica hace que el ejercicio merezca la pena.  

Otro sendero se adentra por un bosque de castaños para dividirse en dos: uno que desciende hasta la bonita aldea de El Calabacino y, finalmente, al casco urbano de Alájar y otra que asciende levemente para llegar, según la dirección que se tome, a las bonitas localidades de Castaño del Robledo y Fuenteheridos.

Todas ofrecen preciosos parajes naturales que muestra la amplia riqueza etnobotánica de la comarca, ya sea en forma de viejos castaños, bonitos encinares, zonas umbrías tomadas por los helechos y un suelo húmedo donde crecen multitud de especies de setas.  

El taller de Órgiva en el que se cuecen maravillas

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Gracias a su genialidad y paciencia, ver trabajar a Ángel Vera es rememorar la labor de los grandes maestros artesanos de la Edad Media. Cuenta con una sabiduría heredada de su padre. Extrae de su entorno la materia prima que moldea con sus propias manos. Respeta y defiende su gremio. Y alarga la tradición familiar transmitiendo su saber a su hijo. La única diferencia de este ceramista afincado a las afueras de Órgiva es que vive en el siglo XXI: tiene internet, un horno eléctrico, una furgoneta para viajar. Y un gato, Sam, que parece también querer moldear la arcilla mientras la toquetea curiosamente con sus patas.  

Nacido en Madrid, Ángel Vera llegó a La Alpujarra en 1978 siguiendo los pasos de su padre. José Vera trabajaba como químico investigador en la Junta de Energía Nuclear de Moncloa, en la capital de España. Pero se cansó de la política energética, de los peligros nucleares y de la vida en la ciudad: adquirió unas tierras a las afueras de Órgiva y se dedicó a ellas.

"Compró cabras, gallinas y un mulo para labrar la tierra. Quería ganarse la vida con sus propias manos", recuerda su hijo, que rememora esa época como si fuese el protagonista de Las aventuras de Tom Sawyer. "Pasamos penurias, fue difícil; pero aprendimos mucho rehabilitando la casa, creamos una cooperativa de productos ecológicos... También hacíamos pan integral y cultivamos soja", relata.  

Hasta entonces, su padre había estudiado cerámicas de alta resistencia y cementos para neutralizar la energía nuclear. Conocía bien la química, así que empezó a dirigir toda su sabiduría a la elaboración de piezas artesanas que la familia vendía en la costa y en el rastro madrileño.

A Ángel Vera el campo todavía no le llamaba, pero tras una experiencia laboral en Madrid decidió que prefería no tener horarios, no depender de una empresa y alejarse de las ciudades "donde todo es más artificial". Así que se mudó a tierras granadinas para centrase en el trabajo con tierra, agua y fuego.  

Lo materiales que ofrece la tierra alpujarreña 

Se puso manos a la obra. Absorbió buena parte del conocimiento que su padre atesoraba sobre la química. Aprendió con maestros artesanos de medio mundo. Formó una familia. Construyó ladrillos y levantó su propia casa. Investigó tonalidades de esmaltes caseros. Y aprendió a usar lo que la tierra alpujarreña le podía ofrecer: fabricaba sus propias arcillas con limo del río Órgiva y con launa, un material local que se utiliza con frecuencia en la arquitectura alpujarreña.

También utilizaba viejas maderas que encontraba en los bosques de castaños, así como raíces, cortezas y otros materiales de la sierra. Primero con un horno árabe y años más tarde con uno de catenaria, su originales propuestas le permitieron ir haciéndose hueco. E incluso se preocupó por impulsar al sector artístico local liderando durante diez años la asociación de artesanos alpujarreños, que llegó a estar formada por 150 profesionales.  

"A finales de los 80 yo era muy joven, pero sabía que con mi disciplina laboral me podría ir bien por mi cuenta", dice Ángel Vera. "Y aquí sigo", recalca orgulloso mientras muestra su preciosa casa cerca de Bayacas, pedanía a las afueras de Órgiva.

En esta vivienda reside, trabaja y  se ubica su tienda, Ángel Vera Cerámica, a apenas unos metros de la carretera que se adentra en La Alpujarra. Allí empezó todo hace más de tres décadas y hoy el establecimiento es un reflejo de la trayectoria del artesano.

Piezas únicas y funcionales

En la luminosa sala se pueden ver (y adquirir) piezas como las que vendía hasta hace pocos meses en el Museo Picasso Málaga, vajillas utilizadas en alta cocina, preciosos azulejos, cuencos, lavabos o lámparas. También muebles y espejos donde este profesional fusiona su dominio de la cerámica, la forja y la madera. Todas las propuestas poseen tres características en común: son únicas, de alta calidad y funcionales. "Nunca me ha gustado el arte por el arte. Lo que yo elaboro siempre tiene una utilidad, más allá de que también pueda ser decorativo", aclara Vera.   

Todo se cuece, literalmente, unos escalones más abajo. Escondido entre olivos, el artesano dispone de un coqueto taller. Grandes ventanales iluminan una estancia estrecha y alargada donde el color del barro lo impregna todo. Hay escuadras y cartabones. Mandiles manchados de arcilla. Sobre la pared, en una pizarra, se leen diversas fórmulas químicas que el ceramista enseñó en alguno de los esporádicos cursos que ofrece.

En multitud de bandejas se alinean cientos, miles de piezas en forma de arabescos. Tienen como destino las tiendas gestionadas en Granada por el Patronato de la Alhambra, donde se pueden comprar. Con mucho mimo y esmero, Vera las trabaja con paciencia infinita rodeado de esmaltes, productos químicos, espátulas, una prensa artesanal y dos brillantes naranjas del huerto frutal que aromatizan de cítricos el ambiente. También un magnífico horno, artífice del milagro de la cerámica.   

El proceso de internacionalización

El resultado de su trabajo se puede hoy encontrar, además de en este establecimiento visible desde la A-4132, en diversas tiendas de las provincias de Málaga y Granada. También en Madrid. Y cada vez más en Reino Unido: uno de sus últimos proyectos ha cautivado a arquitectos británicos.

Se trata de unas cerámicas de inspiración nazarí que dejan atrás su colorido habitual para ofrecerse en barro natural. "Fue una idea que surgió de un fracaso. Cuando fallas aprendes mucho más", explica el ceramista, que relata cómo estás piezas están siendo utilizadas en apartamentos de lujo de ciudades como Londres. Otras de sus creaciones, unos azulejos de tonalidades rojizas, van ya por el mismo camino. 

 

Con estos formatos Vera ha dado dos pasos con los que se está adentrando en un nuevo camino más personal, más de autor. Busca liberarse de cualquier presión para ser él mismo. "Me encantan los retos y este es uno de ellos", señala.

Un viaje que comienza sin prisa, porque hasta centrarse totalmente en este trayecto quiere transmitir todo conocimiento a su hijo Javier. Con él trabaja ya codo con codo: sus manos llevan manchadas de barro desde hace tiempo y, según su padre, tiene un don para el trabajo artesanal.

Ambos se reinventan para buscar un éxito que para los Vera no se mide en cuentas con muchos ceros, portadas de revistas o grandes mansiones en zonas de lujo. "Para mí el éxito es comer, poder mantenerme en este sitio tan maravilloso y tan mágico", concluye el artesano, que transmite durante la conversación la energía que él recoge de las montañas de La Alpujarra. Un lugar tan especial como el trabajo de este excepcional ceramista.   


Nueve rutas senderistas para vivir la primavera en Andalucía (y sus mapas)

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Las Chorreras · Cabra · Córdoba 

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A las afueras de Cabra, el punto de partida de esta ruta familiar se ubica en las cercanías de la ermita de la Virgen de la Sierra, en pleno corazón del Parque Natural Sierras Subbéticas.

Sin duda, este lugar vive su mejor momento en primavera: miles de flores cubren en su práctica totalidad del cauce del río Bailón formando una preciosa cubierta floral. El espectáculo se conjuga con las muchas formas geológicas surgidas de la disolución de las piedras calizas del entorno, que tienen unos 170 millones de años.  

Durante el primer tramo, el camino transcurre junto al río Bailón y atraviesa el llamado Poljé de La Nava, un extenso valle prácticamente plano que se encuentra a mil metros de altura y acoge especies endémicas como el bonito Narcissus bugei, además de numerosas plantas aromáticas.

Cuando el sendero principal se desvía hacia la bonita localidad de Zuheros, esta ruta continúa hasta las denominadas Chorreras. Unas cascadas que, en años como el actual de abundantes lluvias, componen una maravillosa imagen.

El camino puede seguir ascendiendo luego hasta el nacimiento del arroyo Fonseca, junto al que hay un pequeño y frondoso bosque. Desde allí, existe la posibilidad de culminar la ruta de manera circular, aunque lo habitual es volver sobre los pasos y volver a disfrutar del camino desde otro punto de vista, así como de la abundante fauna, entre la que destacan buitres, zorros y una amplia variedad de reptiles.  

En determinadas épocas del año hay que solicitar permiso para la realización de la ruta en el Centro de Visitantes Santa Rita. 

Los Cahorros de Monachil · Granada 

Enlace:  https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/los-cahorros-monachil-sierra-nevada-13609391 

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Esta propuesta aprovecha los cañones excavados por el río Monachil para plantear un recorrido tan diverso como entretenido que atraviesa algunos parajes de alta belleza. Las obras de remodelación del sendero público permiten desde finales del año pasado acometer el camino desde el propio municipio de Monachil, una ventaja a la hora de acometer esta pequeña aventura en el Parque Natural de Sierra Nevada. 

Aprovechando siempre el cauce, la ruta arranca paralela al río, para ir cruzándolo en diversas ocasiones debido a la escarpada orografía del terreno. Para ello se han dispuesto varios puentes colgantes de gran seguridad y, aunque algunos cuentan con bastante longitud, no alcanzan demasiada altura, lo que es un alivio para quien sufra de vértigo. Estos pasos se combinan con desfiladeros junto a altas paredes verticales en las que es habitual la práctica de la escalada. La vía se vuelve a veces muy angosta e incluso obliga a agacharse o a transitar a gatas por algunos tramos, mientras también atraviesa lugares a los que no llega la luz del sol como el túnel de Las Palomas. Finalmente, el río y su entorno se abren hasta llegar a la central eléctrica de La Vega, aún en funcionamiento. La vuelta más recomendable es por el mismo camino, aunque también existe la posibilidad de realizar una ruta circular a través del Tajo de Las Palomas, el Barranco del Encantado y el Cortijo de la Umbría, con espectaculares vistas sobre esta comarca granadina.  

 

Pinsapar de Yunquera · Málaga 

Enlace: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/puerto-saucillo-cueva-del-agua-penon-enamorados-21433643 

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Especie endémica de Cádiz y Málaga, los pinsapos son uno de los mayores atractivos naturales de la Sierra de las Nieves, comarca que pronto será declarada Parque Nacional. Una de las zonas más espectaculares es el pinsapar de Yunquera, por el que discurren varias rutas que ascienden hasta las cumbres del Peñón de los Enamorados o El Torrecilla, uno de los picos más altos de la provincia malagueña. La primavera sienta bien a este entorno natural, donde los matices de verde se multiplican gracias a sus numerosas especies vegetales, muchas de las cuales florecen también a comienzos de la estación.  

Una interesante opción es realizar una ruta circular que parte del Puerto del Saucillo, a las afueras de Yunquera y donde existe una pequeña zona de aparcamiento. Desde allí, la senda se dirige hasta la Cueva del Agua, para luego transitar junto a la Cañada de las Encinas o la Cañada de los Mármoles. El camino atraviesa diversos bosques entre los que encontrar espectaculares ejemplares de pinsapos como el llamado El Candelabro por su forma, altura y numerosas ramas. Tras una intensa subida final se alcanza por fin Puerto de los Hornillos y un poco más arriba el Cerro Grande de Yunquera, desde donde la ruta comienza a descender. Lo hace sobre un paisaje casi lunar y junto a antiguos neveros en dirección al mirador Luis Ceballos, muy cerca del punto de partida para, finalmente, atravesar de nuevo el pinsapar.  

 

La Cebadilla · Capileira · Granada 

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Caminar por alta montaña no siempre es fácil por la altura, la dificultad, los entornos hostiles y las cambiantes condiciones meteorológicas. Sin embargo, La Alpujarra granadina ofrece diversos senderos que dificultad media que ofrecen la misma sensación. Uno de ellos parte del barrio del Castillo de Capileira, municipio declarado como uno de los pueblos más bonitos de España.

Desde allí, en pleno espacio natural de Sierra Nevada, el camino asciende en sus primeros tramos por un empedrado hasta alcanzar la acequia de Los Lugares. Ésta forma parte de la red de canales ideada por la cultura árabe y, más de cinco siglos después, aún siguen en perfecto funcionamiento. Poco después, una pista discurre tranquilamente hasta alcanzar La Cebadilla, un viejo núcleo de casas donde una vez habitaron los trabajadores de la central eléctrica que allí se ubica. De hecho, aún está en funcionamiento y se puede ver un poco más arriba, justo cuando los arroyos Naute y Toril se encuentran. 

La vuelta se puede realizar de manera circular cruzando a la ladera contraria, siempre bordeando el estimulante barranco del Poqueira. Más adelante, pasando junto a viejos cortijos y construcciones donde los pastores guardan su ganado, se alcanza el barranco de Prado Largo, un lugar en el que es fácil encontrar algunos ejemplares de cabra montés. El camino desciende entonces hasta el puente del Abuchite, que permite volver a cruzar el río en un paraje donde los chopos ganan presencia y el agua del cauce es el único sonido. Finalmente, una abrupta subida llega de nuevo hasta Capileira pasando junto a sus viejas eras de Aldeire, hoy convertidas en mirador.  

 

Calas de Rodalquilar · Almería 

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Cabo de Gata es un refugio veraniego, pero también una delicia en primavera. La estación permite disfrutar de un sol que calienta pero no quema, lo que ayuda a la práctica del senderismo en un entorno escaso en vegetación. Un paisaje prácticamente desértico donde descubrir algunas especies vegetales como palmito, azufaifo, lentisco, esparto o los espinosos ágaves. Además, existe la posibilidad de cruzarse con algún que otro ejemplar de camaleón, que en esta época despiertan de su letargo y al que, eso sí, nunca hay que molestar. 

Una de las muchas rutas que se pueden realizar es la que parte del casco urbano de esta pedanía de Níjar para adentrarse en la cala del Carnaje, inaccesible de otra manera que no sea  a pie. No tiene arena y sí cantos rodados, pero si el tiempo acompaña es perfecta para un primer chapuzón. Más tarde, la vereda atraviesa diversos cerros para situarse paralela al Mediterráneo hasta llegar a la Torre de Los Lobos y, después, pasar junto a la Cala de la Polacra, a la que no se puede acceder y más tarde por la Cala del Bergantín, a la que sí. Finalmente, el camino llega hasta El Playazo, donde se encuentra el castillo de San Ramón, del siglo XVIII y la Torre de los Alumbres, de carácter defensivo y construida en el siglo XVI. Una pista parte de nuevo hacia Rodalquilar, en cuyo casco urbano se puede visitar el bonito jardín botánico El Albardinal y las ruinas de las viejas minas de oro de la localidad.   

 

Laguna de Valdeazores · Cazorla · Jaén 

Enlace: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/ruta-rio-borosa-aguas-negras-nacimiento-borosa-p-nt-cazorla-segura-y-las-villas-13165901 

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Probablemente, esta ruta sea una de las más espectaculares a realizar en toda Andalucía. Permite conocer el corazón del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas en un camino que ofrece vistas espectaculares y ayuda a entender la increíble biodiversidad local. Parte de la piscifactoría junto al Centro de Visitantes del Río Borosa. De hecho, su primer tramo se realiza a lo largo de una pista forestal que siempre acompaña su cauce, aunque merece la pena abandonar el camino de tierra para saborear las formas kársticas de la Cerrada de Elías, un cañón excavado a lo largo de miles de años por el río y que se puede disfrutar a través de las diversas plataformas que pasan por la ribera hasta enganchar de nuevo con la pista. Toda esta primera parte es la parte más sencilla por la ausencia de desnivel, algo que cambia radicalmente a la altura de la central eléctrica, donde muchas personas prefieren dar la vuelta y, así, hacer la ruta más corta y accesible. 

Para quien quiera vivir la esencia de este entorno natural de más de 210.000 hectáreas (es el mayor espacio protegido de España), no hay más que seguir por el estrecho sendero que surge a la derecha del edificio y que sigue manteniendo el curso del Borosa. Pequeños zig zag ayudan a caminar con ritmo por paisajes de gran belleza hasta toparse con el Salto de los Órganos, una bonita cascada que en primavera y justo después de la época de lluvias, ofrece una imagen única. A partir de ahí, una serie de túneles excavados en la roca permite llegar a las cercanía de la Laguna Negra, construida para canalizar el Borosa para su aprovechamiento hidrológico. De hecho, una vereda de unos 300 metros permite llegar a su nacimiento. Y un kilómetro más allá se encuentra otra laguna, la de Valdeazores. Momento de descansar, recargar energías y, finalmente, volver por los mismos pasos. 

 

Mirador Salto del Cabrero · Grazalema · Cádiz 

Enlace: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/sierra-de-grazalema-puerto-del-boyar-benaocaz-833130 

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Con algo más de 53.000 hectáreas, el Parque Natural Sierra de Grazalema es otro de los espacios naturales más interesantes de toda Andalucía. Territorio por excelencia de la cabra payoya, se extiende por 14 términos municipales, once de la provincia de Cádiz y tres de Málaga. La opción para realizar rutas senderistas son variadas a lo largo de su territorio y son muchos los pueblos unidos por senderos que atraviesan parajes espectaculares. Una de las opciones más interesantes es la que permite recorrer el frondoso pinsapar, pero sus peculiaridades hacen que tenga acceso restringido y sea obligatorio solicitar permiso. 

Por eso, apostamos por otra preciosa ruta que se puede realizar durante todo el año, aunque en primavera se llena de vida y color. Es la que parte del Puerto del Boyar, a las afueras de Grazalema, para dirigirse hasta el Salto del Cabrero, un mirador natural en el que obtener una preciosa panorámica de la comarca y, en días claros, incluso alcanzar a ver la bahía de Cádiz. Para llegar allí, pequeños senderos serpentean entre piedras calizas, quejigos y acebuches y una gran variedad de especies de aves. Tras disfrutar de las vistas, se acomete un tranquilo descenso que llega hasta el pueblo de Benaocaz, completando una ruta lineal accesible a toda la familia. El recorrido también se puede acometer de manera circular volviendo al Puerto del Boyar. Para ello, se debe girar hacia el Arroyo de las Piletas y seguir la ruta que vuelve al punto de partida por la Sierra del Endrinal. Eso sí, ojo porque esta parte es más complicada, es fácil perderse y requiere de buena forma física: es el mejor momento para seguir fielmente al GPS. 

 

Acantilados de Maro · Nerja · Málaga 

Enlace: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/ruta-en-el-paraje-natural-acantilados-de-maro-cerro-gordo-13718767 

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Sin apenas lugar a la duda, las playas del Paraje Natural Acantilados de Maro - Cerro Gordo son las mejores de Málaga. De agua limpia y clara y con toques turquesas que recuerdan a las Islas Baleares, su entorno posee una naturaleza salvaje y difícil de encontrar en alguna otra parte del litoral malagueño. Quizás no son las más cómodas ni la que más servicios ofrecen, pero también ahí está su encanto. Por eso, recorrerlas a pie en la estación primaveral ofrece doble recompensa: un paseo sencillo y atractivo y, si el tiempo lo permite, el primer chapuzón del año. 

La playa naturista de Cantarriján y la de El Cañuelo son las dos principales oportunidades para testar las playas del Mediterráneo antes del verano. Pero la ruta también atraviesa pequeños bosques de pinos repletos de plantas aromáticas por los que cruzarse con un pequeño camaleón o algún rebaño de cabra montés. El sendero se acerca igualmente a la Torre de La Caleta, una de las que compone la importante red de vigilancia construida en el siglo XVI para defender de los piratas esta parte de la costa a mitad de camino entre las provincias de Málaga y Granada.  

 

Circular por la Cascada de Jollarancos · Sierra de Aracena · Huelva 

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Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche vive su apogeo en otoño. Los castañares cambian de color, las setas eclosionan, los madroños se visten de rojo y la visita se convierte en toda una experiencia. Sin embargo, en primavera cuenta con nuevos atractivos: una temperatura perfecta, la explosión de su increíble variedad de plantas aromáticas y medicinales y unos días más largos que permite aprovechar aún más este enclave natural. Además, todos los pueblos y aldeas de la comarca están unidos por senderos, lo que facilita la práctica del senderismo y la posibilidad de realizar numerosas rutas.  

Una de las más apropiadas para la época primaveral es la que parte del bonito municipio de Santa Ana La Real para ascender a Alájar a través del sendero que pasea junto al río y al Barranco de la Presa. Hay que atravesar las pequeñas y bonitas aldeas de El Cabezuelo y El Collado, para llegar finalmente a Alájar. Justo a la entrada, un camino se dirige hasta el poblado de El Calabacino (el camino podría ampliarse un poco ascendiendo brevemente a la Peña Arias Montano) y seguir ascendiendo a dirección Castaño del Robledo pasando por un bonito castañar y zonas donde los alcornoques y las encinas hacen las delicias de los cerdos ibéricos que allí campan a sus anchas.

Desde Castaño, un camino desciende directamente hasta Santa Ana La Real, aunque merece la pena hacer un pequeño desvío para disfrutar de la cascada de Jollarancos, un bonito salto de agua de 50 metros en distintos saltos. En los tres municipios, además, existen diferentes opciones para disfrutar de la sabrosa gastronomía local. 

Viaje a través del territorio con más castillos de Europa

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Tierra de íberos y guerras púnicas. De visigodos y romanos. De constantes escaramuzas entre el reino islámico y el cristiano. Jaén es la eterna tierra fronteriza. Su territorio es testigo de innumerables batallas a lo largo de la historia. En todo este tiempo, su complicada geografía ha facilitado la creación de auténticos bastiones difíciles de asaltar; no en vano, Jaén es la provincia española con mayor número de castillos, vestigios de un pasado que no queda tan lejano. Casi una veintena conforman la formidable Ruta de los castillos y las batallas de Jaén.  

La propuesta permite un perfecto road trip por territorio jiennense de norte a sur o viceversa. Unos 300 kilómetros de viaje que ofrecen la oportunidad perfecta de conocer el campo de batalla de algunas de las confrontaciones más importantes de la historia de España, como la de Navas de Tolosa (en 1212 y que supuso el principio del fin del reino islámico) o la de Bailén (en 1808, la primera derrota en campo abierto del ejército napoleónico y un golpe definitivo para acabar con su ocupación).  

El eje central de esta ruta es la capital, Jaén, donde se levanta el castillo de Santa Catalina. Una fortaleza que domina no sólo la ciudad, sino también buena parte de la provincia desde el cerro que lleva el mismo nombre.

Las primeras huellas de asentamientos en la zona datan de los íberos, aunque también el cerro fue ocupado por fenicios, cartagineses y romanos. En el siglo VIII los árabes construirían una alcazaba, que pasaría a manos cristianas en el siglo XIII tras la victoria del rey Fernando III. Los siguientes monarcas españoles hicieron diversas modificaciones a lo largo de los siglos, hasta que a comienzos del XIX las tropas napoleónicas se instalaron durante el periodo de ocupación realizando nuevos cambios. A mediados del siglo XX el espacio fue adquirido por el ayuntamiento y hoy la fortaleza incluye la capilla de Santa Catalina, patrona de la ciudad y el Parador de Jaén.  

Su interesante visita y sus bonitas vistas son un excelente punto de partida para conocer un área que supone la mayor concentración de fortalezas de toda Europa. No muy lejos, a poco más de media hora hacia el norte, se encuentran los castillos de La Tobaruela y Santa Eufemia, en Linares. Este último ubicado en la ciudad íbero-romana de Cástulo, uno de los asentamientos arqueológicos más singulares e importantes del continente europeo.

Muy cerca, el Castillo de Vilches ofrece unas espectaculares vistas sobre Sierra Morena y los valles de los ríos Guadalén y Guarrizas. El término municipal también acoge las ruinas del castillo de Giribaile, construido en el siglo IX por los almohades. A su alrededor se extienden los restos de la gran muralla de la ciudad íbera de Orisia, así como las Cuevas de Espeluco, utilizadas por el pueblo íbero como lugar de culto. Un entorno perfecto para el senderismo. 

Hacia el oeste, la Autovía del Sur (A-4) es una buena opción para dirigirse hacia Baños de la Encina, una bonita localidad donde destaca el Castillo de Burgalimar. Su estampa impresiona desde kilómetros: una quincena de torres protegen lo que fue una enorme ciudadela amurallada digna de Juego de Tronos. De hecho, en 2010 fue escenario de la película El Capitán trueno y el Santo Grial, protagonizada por Sergio Peris-Mencheta y Natasha Yarovenko. Se levantó a comienzos del siglo XII, convirtiéndolo en uno de los más antiguos y mejor conservados de toda al-Ándalus.

 

Desde allí, la autovía sigue rumbo sur hasta Bailén, que dedica un interesante museo a la batalla sucedida el 19 de julio de 1808, cuando las tropas españolas lideradas por el General Castaños conseguían derrotar a las napoleónicas. El acontecimiento histórico se recuerda cada año en la ciudad: durante un fin de semana de octubre, su ciudadanía recrea el enfrentamiento gracias a la participación de alrededor de medio millar de personas en un espectáculo que bien merece la pena.   

Más al sur se accede a Andújar, donde aún se pueden ver algunos de los restos de las viejas murallas de la ciudad y, de paso, saborear el centro de esta bonita localidad, declarado Bien de Interés Cultural en 2007.

A partir de ahí, pequeñas carreteras autonómicas y comarcales sortean millones de olivos para dirigirse hacia el Castillo del Trovador Macías en Arjonillas, el aljibe del castillo de Arjona y el castillo de Lopera, ya junto a la provincia de Córdoba y uno de los mejores ejemplos de las construcciones de la Orden Militar de Calatrava en Jaén. También las murallas y la torre de Bobadil en Porcuna, levantada en el siglo XV por la Orden Calatrava y donde cuenta la tradición que estuvo preso Boabdil, el último rey de Granada, tras ser capturado en la batalla de Lucena.  

De nuevo en las cercanías de la capital jiennense, los dos castillos de Martos y el de Torrendojimeno componen otro trío de bonitos recintos fortificados. Y muy cerca se levanta la de Alcaudete, imponente y que alberga en su interior un centro de interpretación dedicado a su historia. Y donde se celebran diferentes actividades y cenas teatralizadas para vivir una experiencia única. Sin embargo, el punto más destacado al sur de Jaén es el que pone punto y final a esta Ruta de los castillos y las batallas. Se trata de la imponente Fortaleza de la Mota, en Alcalá la Real.  

Desde lejos, ya sea desde las llanuras de cereal de la Ribera Baja o el mar de olivos que se extiende hacia el este, el recinto parece totalmente en funcionamiento gracias a los trabajos de investigación y restauración realizados. Se trata de uno de los sistemas defensivos más complejos de al-Ándalus, debido a que fue el punto fronterizo entre los Reinos de Granada y de Castilla durante más de siglo y medio.

Se accede a través del arrabal -uno de sus tres recintos fortificados- para descubrir luego la medina y el alcázar, junto al que también se levanta la Iglesia Abacial, cuyo interior parece el de una catedral por su gran monumentalidad. Todo el conjunto se puede visitar con anfitrión gracias a la red de Ciudades Medias de Andalucía.  

Eso sí, no hay que perder la oportunidad de subir, al otro extremo de la ciudad, a la ermita de San Marcos. Allí existe un mirador que permite disfrutar de una visión completa de toda la Fortaleza de la Mota. Una perfecta imagen final para el recuerdo de este recorrido por tierras jiennenses entre castillos y batallas.  

Las Torres Vigías malagueñas: patrimonio histórico entre chiringuitos y edificios

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Nuestra particular Ruta 66 es la Nacional 340, que serpentea entre playa y montaña persiguiendo el Mediterráneo de norte a sur. La carretera, que ha perdido gran parte del tráfico, oculta ahora sus tesoros de la mirada de los viajeros de paso, que suelen optar por la autovía que discurre en paralelo. Por ejemplo, a lo largo de los 100 kilómetros malagueños de la vía el observador atento puede encontrar aún los restos de cuando el mar depositaba en la costa bandidos y saqueadores. Casi medio centenar de torres vigía resisten en pie, encajadas a duras penas en un paisaje de urbanizaciones y chiringuitos.

Aunque hay antecedentes de las torres en época romana, fueron los granadinos del reino nazarí quienes sistematizaron la colocación de torres a lo largo de la costa en el siglo XIII. Estas torres y otras posteriores se convirtieron en piezas básicas del sistema de defensa costera cristiano a partir del siglo XVI. De Marbella a Maro hay 29 torres vigía, que se extienden hasta Huelva (hacia el oeste) y Alicante (hacia el este).

Francisco Gutiérrez resume su historia en una guía elaborada para el Centro de Interpretación de las Torres Vigías de la Costa del Sol. Allí explica que la caída del Reino de Granada trasladó el frente de batalla: a partir de entonces, la costa sería la primera línea de resistencia frente a los berberiscos de Argel y otros puntos de África. Los historiadores han documentado la existencia de incursiones, saqueos, secuestros y de una quintacolumna que dificultó la pacificación de la zona, típicamente fronteriza, durante muchos años. Durante décadas, los piratas y corsarios musulmanes tuvieron como objetivo la población ribereña.

Para garantizar el éxito de la repoblación, los Reyes Católicos impulsaron el sistema de defensa de las torres vigías, lo que quedó recogido en las "Instrucciones para la Guarda de la Costa" de 1497. "Fruto de esta política es una línea fortificada a lo largo del litoral desde Gibraltar hasta la linde con Murcia", explica Gutiérrez en su texto. Su función era dar aviso de las incursiones a las guarniciones costeras. Juan Temboury, una persona clave en la recuperación de la Historia de Málaga, estudió a fondo el sistema: cada torre, emplazada en alto, tenía tres hombres. De ellos, uno tenía la función de vigilancia de la costa, y los otros dos tenían la misión de contactar diariamente con las torres más cercanas a oriente y poniente.

Si se localizaban barcos piratas se transmitía la alarma por señales de humo, toques de añafil o tañidos de campanas. Para cuando no había peligro se popularizó la expresión, que ha llegado hasta nuestros días: "No hay moros en la costa". Toda precaución era poca. "Ningún soldado que resida en las torres pueda tener libro, guitarra, perro, hurón, ni otros géneros de aparejos algunos de cazar ni pescar... El que sea encontrado jugando o con mujeres en las torres, que no sean las propias, sea multado con 15 días de sueldo y si la mujer encontrada es de mala vida, sea despedido el soldado", se lee en algunas de las normas dictadas para garantizar el funcionamiento del sistema, reproducidas por Temboury en su obra Torres Almenaras.

Una conservación que es "pálido reflejo de su paso por la historia"

Las torres son austeras, simples, la mayoría construidas con sistemas de mampostería "a cal y canto". Las hay cilíndricas, rectangulares, de pezuña o con forma de herradura, y solían tener dos plantas: la primera, el hogar, con chimenea y alacena. La segunda solía constar de azotea, con pretil y a veces torretas con aspilleras. Hay incluso una Torre Ladeada y una Torre Derecha en Algarrobo. O algunas de las que sólo se conserva, ya casi metido en el mar, un lateral, como en el caso de la Torre del Río de la Miel, en Maro.

Diseminadas por los actuales municipios de Marbella, Mijas, Benalmádena, Fuengirola, Rincón de la Victoria, Velez-Málaga, Algarrobo, Torrox y Nerja, hay entre ellas algunas en buen estado de conservación, y muchas otras muy deterioradas. "Su estado de conservación es un pálido reflejo de su paso por la historia", denunciaba el profesor de la Universidad de Málaga Eduardo Asenjo en su texto El legado cultural de las torres vigías costeras de Málaga: entre el conocimiento, la protección y su conservación.

Las torres se protegieron por primera vez por un decreto ley de 1949 para "todos los castillos de España". El Plan de Arquitectura Defensiva de Andalucía pretende proteger torres, castillos y murallas de Andalucía, donde estas construcciones son abundantes por su condición fronteriza. Sin embargo, muchas siguen sin restaurar y sin recibir los cuidados mínimos que las protejan de la degradación. En diciembre, la Diputación de Málaga pidió a la Junta de Andalucía que ponga en marcha un plan de uso de las torres, tras constatar "la dejadez evidente" en el que muchas se encuentran.

Además, muchas han quedado encajadas y ocultas entre edificios o chiringuitos. "Su especial ubicación en la costa, casi siempre fuera del ámbito de actuación del conjunto histórico, le ha perjudicado enormemente, no ateniéndose a los valores patrimoniales que portaba y, sobre todo, vulnerándose la percepción de su imagen", explica Asenjo en su texto, antes de añadir que "el estado de degradación de este patrimonio es mucho más acusado que el que se produce en otras tipologías edificatorias coetáneas". Lo que no consiguieron los piratas lo está consiguiendo el paso del tiempo y el urbanismo voraz.

Esparto, palmito y pita: el taller de los oficios olvidados en Tolox

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En una habitación de apenas diez metros cuadrados, Antonio Vera guarda buena parte de la sabiduría popular de la Sierra de las Nieves. La pequeña sala es un tesoro para los antropólogos, una fortuna para la etnografía. Rodeado de herramientas, es en este pequeño espacio donde se sienta a trabajar con materias primas que encuentra en su propio territorio: esparto, mimbre, madera, palma, pita, cuero. "Son elementos que antes utilizaban todas las familias de la zona, pero ya prácticamente son artesanías olvidadas", cuenta este vecino de Tolox, un bonito pueblo del oeste de la provincia de Málaga. 

En la pared, cuelgan escofinas y gubias. Herramientas que viven su ocaso, como sus denominaciones, que conforman un vocabulario en camino de la desaparición junto a aperos y herramientas de labranza. A su lado, lijas, hachas y un sinfín de utensilios que ayudan a Antonio a dar forma a multitud de objetos con sus manos. "Son tareas que requieren de mucha paciencia, de tranquilidad", subraya. 

Entre sus materiales preferidos se encuentra el esparto, una planta que recoge en el Parque Natural Sierra de las Nieves tras solicitar los permisos necesarios. Un cojeor (un estrecho palo de madera) le ayuda a cosecharlo y, luego en casa, lo puede trabajar verde, seco o majado. En este último caso, Antonio  cuece la planta en agua durante 21 días para posteriormente utilizarla: al machacarlo se consigue un material resistente y manejable para urdir diferentes objetos.  

Antes eran objetos imprescindibles

Espuertas, cestas para las verduras, hueveras, ondas para las cabreros, lámparas, cubiertas para botellas de vino de Málaga, pleitas para los quesos, maceteros, serones para transportar mercancías... "Con el esparto se pueden hacer muchas cosas", cuenta Antonio, que en su minúsculo taller dispone también de un buen catálogo de ellos. Algunos no se usan ya, pero este artesano recuerda que antes "eran imprescindibles en las casas". Hoy el plástico ha sustituido a la mayoría, empujando a estas materias naturales a un segundo plano. Principalmente decorativo, como un recuerdo de viaje. "Y es una lástima que este arte se esté perdiendo", destaca.  

Antonio recuerda cómo en su familia, años atrás, todos aprendían casi a la fuerza cuando vivían en un cortijo cerca del nacimiento de río Verde. "Se hacían sus propias alpargatas de esparto, era la única forma de no ir descalzos", subraya el toloxeño, que rememora cómo en su infancia, ya en el pueblo, cuando llovía era habitual escuchar el sonido de los golpes que muchos de los vecinos del pueblo imprimían al esparto para majarlo. "Hoy ya no pasa nunca", insiste.  

La artesanía era no hace demasiado una forma de vida y, también, un sustento económico para muchas familias de la Sierra de las Nieves. Muchos de los objetos que él realiza son hoy más habituales de ver en un museo que en una casa, aunque algunos se siguen utilizando. Un buen ejemplo son los capazos que sirven para extraer el aceite y que, por ejemplo, se pueden ver en la fiesta de los rondeles del municipio cercano de Casarabonela

Sabiduría familiar

Fue su padre el que le enseñó a él y a sus hermanos toda la sabiduría. Como la que destila mientras da forma a una cuchara en un trozo de madera de encina. Con gran certeza acierta a dar la forma con el hacha, perfila cuidadosamente con la escofina, escarba poco a poco con la gubia, elimina cualquier mínima aspereza con la lima para dar el toque final. "Es un trabajo de muchas horas, hay que ser muy perfeccionista", añade el toloxeño, que asegura que también le gusta investigar, probar cosas nuevas.  

De hecho, también ha mejorado su técnica gracias a internet. "En Youtube he aprendido muchas cosas. He establecido contactos con otras personas que también saben estas artesanías. Así mejoramos todos. Mi padre se quedaría asombrado de ver lo que puedo hacer ahora", relata Vera. Esparto tintado de colores o la forma de trabajarlo en diferentes números de ramales son algunos de sus nuevos conocimientos con base en la red.   

En su taller también hay pieles de cabra, que él trabaja hasta convertirlas en zurrón. Trozos de madera de nogal y olivo esperando a convertirse en cubiertos, platos o fuentes. Hojas de palma aguardando a convertirse en escobas, sombreros o seretes para recoger higos. Algunos de estos objetos tendrán que tomárselo con tiempo, porque Antonio no dedica actualmente demasiado tiempo a estos materiales, pero de vez en cuando sí que acepta encargos.  

Internet es la manera más sencilla de dar con él, a través de la página de Facebook Artesanía Arte Serrana, que desarrolla su pareja, quien trabaja el cuero. Igualmente Antonio participa en diferentes iniciativas y talleres donde transmite sus conocimientos y en ocasiones vende su trabajo. Eso sí, lo mejor es hacer lo que recomienda el Grupo de Desarrollo Rural de la Sierra de las Nieves en su página web al visitar cualquiera de sus municipios: "Pregunte, porque el boca a boca le conducirá hasta ese artesano que no trabaja para su sustento económico sino por el anhelo de toda una vida dedicada a su digno quehacer".  

Reabre el hotel Utopía en Benalup: segunda parte de un sueño

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Hay hoteles que son simples edificios con habitaciones y camas y los hay que son mucho más que eso. En la localidad gaditana de Benalup está el hotel Utopía, el sueño del promotor cultural y bohemio Miguel Ángel Fernández, que, tras su fallecimiento, ha cambiado de manos. Ha pasado un año cerrado, pero reabrió sus puertas el Domingo de Ramos y comienza una nueva etapa sin perder de vista el legado de Fernández.

La sensación al entrar en Utopía sigue siendo mágica. En el centro de Benalup se encuentra un rara avis dentro del mundo hotelero por la particularidad de su oferta. Ambientado en las tres primeras décadas del siglo XX, Utopía ofrece a sus clientes habitaciones con una identidad propia, espectáculos de primer nivel y una atmósfera difícil de encontrar.

La cadena Crea Hoteles es la que se ha hecho cargo de la nueva gestión y supone todo un reto. Acostumbrados a hoteles vacacionales de 300 habitaciones, ahora se apoyará en sus herramientas para sacar adelante una apuesta arriesgada, pero muy atractiva. 

El primer paso ha sido mantener la esencia del hotel y dinamizar la oferta. Antes había que cenar para ver los espectáculos de los viernes y los sábados, pero ahora podrán acceder los visitantes que no sean huéspedes y sin que tengan que cenar necesariamente. El horario es de 20:30 a 22:30. "La intención es abrir el hotel al pueblo de Benalup porque todavía es el gran desconocido. Mucha gente no ha entrado en su vida", explica el director, Jesús Moreno.

Uno de los grandes alicientes de la estancia en Utopía es disfrutar de esos conciertos en un escenario por el que han pasado artistas de primer nivel. Ahora se mantiene el cabaret como uno de sus grandes iconos, y se incorporan el swing o el tango, entre otros. Además, también hay sitio para grupos y artistas de Benalup que llevan años demostrando su calidad.

Una premisa es mantener el espíritu de las vanguardias de los años 30, pero a precios más bajos tanto en la cuantía de la habitación como de una copa, por ejemplo. Los precios de las habitaciones van de 69 a 250€. Aparte hay tarifas para empresas de domingo a jueves y tarifas especiales. 

Una historia que recordar

El hotel se fundó en 2006 y lo hizo siendo el sueño de su creador, Miguel Ángel Fernández, un leonés que tuvo muy claro que quería hacer algo realmente diferente en la provincia de Cádiz.

Inicialmente pensó en hacer un homenaje a María Silva, la Libertaria, anarquista que saltó a la fama en los sucesos de Casas Viejas de 1933 y nieta de Francisco Cruz Seisdedos. Incluso la ubicación del hotel es anexa a la choza en la que falleció el anarquista. La idea inicial no se llevó a efecto, pero sí terminó siendo un lugar mágico en el que los huéspedes se trasladaban en el tiempo a los años 30 con un ambiente muy especial. Era la década fetiche del también periodista leonés.

Utopía un hotel que permitía vivir experiencias únicas como recrear un cabaret de aquellos tiempos, disfrutar de una gastronomía que no pasaba inadvertida ni para la Guía Michelín y familiarizarse con objetos de coleccionista como una réplica del piano de Federico García Lorca, un disco de Margarita Xirgu o la vajilla que se usaba en el Queen Mary.

Ir al hotel Utopía permitía viajar en el tiempo y también disfrutar de la actuación de Mikel Erentxun, de Javier Ruibal o presenciar un encuentro culinario entre Arzak, José Andrés y Ferrán Adriá. Cosas que sólo allí podían suceder y todo enmarcado en un espacio de culto para los que consideraban que Benalup era un punto privilegiado del mundo gracias a este lugar.

Además, uno de los signos de distinción del hotel eran sus habitaciones. Y lo siguen siendo. Son 16 y cada una de ellas no tiene nada que ver con ninguna de las otras. Son espacios tematizados en base al nombre, con la consiguiente decoración. En ese sentido no se ha tocado nada con respecto a como estaban en la etapa anterior.

Tánger, Estrecho, Poeta (generación del 29), La República, Art Déco o Utopía son algunas de ellas. París 1937 hace referencia a la Expo de París de ese año. En la parte de arriba están las musicales (Jazz, Tango y Cabaret), decoradas con instrumentos y fotografías. No falta la habitación Casas Viejas, una réplica a las casas tradicionales de Benalup, ni Ilustración, cuyo alma son las revistas de la época. Todo pintado a mano, lo que hace que cada habitación sea una obra de arte. Tal cual. 

El hotel ya no cuenta con el museo de piezas antiguas que había anteriormente, pero  ese espacio pasará a duplicarse en una sala de reuniones y una sala de exposiciones para que los vecinos las puedan usar. Y es que la intención es sacar el máximo partido de la privilegiada situación estratégica de Benalup, un pueblo de 7.000 habitantes que tiene tan cerca la playa como la montaña, y en el que habrá que seguir la pista al legado de Utopía.

La Gran Senda: seis propuestas para patearte la provincia de Málaga

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Puede que Málaga atraiga principalmente por su sol y su playa, pero la provincia cuenta también con un buen puñado de lugares fascinantes de interior: la laguna de Fuente de Piedra, los Montes de Málaga, el Torcal de Antequera, la Sierra de las Nieves o Sierra Bermejas son algunos de ellos. Ahora que para el común de los mortales aún es pronto para un chapuzón marino, pero la brisa y la luz de la primavera invitan al paseo, una buena opción es elegir alguna de las 35 etapas de la Gran Senda de Málaga, el circuito continuo que recorre la provincia.

Hay para elegir: 660 kilómetros, playa, montaña, ríos, 51 municipios… A partir de sus caminos, puedes realizar actividades como rafting o escalada, quedarte boquiabierto cruzando el Caminito del Rey sobre la Garganta del Chorro u observar los flamencos de la laguna de Fuente de Piedra. Algunos de estos tramos son accesibles para todos, incluyendo personas con movilidad reducida, mientras que otros, por las condiciones de acceso, los desniveles, el tipo de terreno, la longitud o la peligrosidad, son más restringidos.

La Gran Senda, cuya puesta en marcha y mantenimiento depende de la Diputación de Málaga, es un sendero de Gran Recorrido, lo que significa que tiene más de 50 kilómetros divididos en tramos. No es el único de Málaga, que cuenta con dos senderos internacionales (Tarifa-Atenas y la Senda del Mediterráneo, actualmente en desarrollo), y cuatro senderos gran recorrido en la Serranía de Ronda, la Sierra de las Nieves, Sierra Tejeda-Almijara y la Senda del Guadalhorce (desde el Caminito del Rey hasta la desembocadura del río).

En este enlace tienes información práctica de la Gran Senda y de cada uno de sus tramos (http://www.gransendademalaga.es/es/4291/gran-senda-malaga ). Nosotros hemos seleccionado para ti seis de ellos con diferente dificultad, pero cada uno de los 35 bien merece un paseo. Sólo hay que echarse a andar:

Alfarnate – Villanueva del Rosario: algo más de cinco horas de caminata lleva recorrer los 15 kilómetros de este tramo. Ojo, el relieve es de montaña pura, con una altitud media de 1.100 metros, un ascenso acumulado de 590 metros y un descenso total de 770, gran parte de ellos a través de pista forestal. El sendero atraviesa la Sierra de Jobo y los paisajes cársticos y cortados de la Sierra de Camarolos, incluida en la Red Natura 2000. El bosque es de encinas y quejigos, y lo habitan especies como el corzo y la cabra montesa. Fuentes, pozos y lagunas cársticas riegan la ruta, en la que está el punto máximo de altitud de la Gran Senda: los 1.385 metros del Puerto del Quejigo.

Embalses del Guadalhorce - Estación de El Chorro: este tramo recorre el paraje natural del Desfiladero de los Gaitanes. Puede que te suene: esta es la zona donde el río Guadalhorce hace un tajo en la montaña, la Garganta de El Chorro, que puedes atravesar cruzando el Caminito del Rey. La senda no pasa por este espectacular enclave, pero se queda muy cerca. El recorrido es largo (22 kilómetros), con mucho desnivel acumulado y está jalonado de miradores sobre los tres pantanos, el Desfiladero de los Gaitanes, la vega de Antequera, el valle del Guadalhorce y las laderas de la sierra del Huma. Es una zona ideal para practicar escalada.

Estación de Benaoján - Jimera de Líbar: en apenas tres horas puedes recorrer esta ruta que discurre entre chopos y fresnos por un sendero paralelo a la línea de tren Bobadilla-Algeciras. Es una etapa asequible y con poco desnivel, con accesos en tren y frecuentada por senderistas en familia. El camino está marcado por la presencia del río Guadiaro, con su valle en forma de V (Las Angosturas), y sus zonas de baño y de descenso de kayaks y piraguas.

Benalauría - Genalguacil: este tramo (y el anterior: Jimera de Líbar – Casares) es ideal para conocer el Bajo Genal, ese inmenso tapiz de castaños, color ocre y rojizo en otoño y verde en primavera. Esto es bosque de galería, con castaños pero también quejigos, alcornoques y pinos. Hace un siglo, el río Genal era una especie de polígono industrial que alojaba en sus márgenes a molineros, arrieros, hortelanos, curtidores y corcheros. Hoy apenas quedan los restos de aquello, pero se mantienen los pueblos blancos, como Benalauría y Genalguacil, conocido también por sus Encuentros de Arte veraniegos.

Vélez-Málaga – Torrox: junto al Torrox-Nerja, este es el tramo costero donde la presencia urbana es menos invasiva, y por eso lo hemos seleccionado. A diferencia de algunos tramos de montaña, este recorrido casi siempre pegado al mar es apto para todos. Prácticamente llano, atraviesa las tranquilas playas de Mezquitilla, Lagos o El Morche, y permite comprobar cómo aguantan en pie, algunas con achaques, las torres vigías dispuestas contra los ataques de los berberiscos. En el camino encontrarás también yacimientos fenicios y romanos y el puerto pesquero de la sardina por excelencia, el de La Caleta de Vélez.

Frigiliana - Cómpeta: Frigiliana es un pueblito blanco que aparece recurrentemente en esos listados de los pueblos más bonitos de España. Lo merece. Su casco histórico, con sus callejuelas intrincadas y sus casas encaladas, se conserva estupendamente apenas a 15 minutos en coche de Nerja. La ruta que aquí te proponemos parte de Frigiliana para continuar por dos antiguas vías pecuarias a través de la Sierra Almijara y pasando por la aldea del Acebuchal, ligada al maquis y al Camino de Granada, y recuperada para la vida hace no demasiado. Las vistas hacia la sierra son magníficas. Así, entre cortijos y muros de piedra, veredas y valles, llegaremos a Cómpeta, pueblo de uvas moscatel de las que salen buenos vinos.

Nos lo habremos ganado, porque este tramo es uno de los más largos de la Gran Senda. Suma más de 21 kilómetros, pero si prefieres algo más suave, ya sabes que hay propuestas para todos los públicos.

Leyendas de siete calles imprescindibles en Andalucía

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Las calles tienen una personalidad propia. Más que un barrio o una ciudad, donde el carácter se dispersa, una calleja de 30 metros encierra el carácter que le dan sus casas, sus vecinos, sus flores. A veces es una historia: un muerto, por ejemplo. Otras veces es simplemente estética: hay calles con arte, solera y poso. Aquí te proponemos una lista de calles singulares de Andalucía. No están todas las que son, y lo sabemos. Son sólo sugerencias para que si pasas por allí, no te olvides de pisarlas.

Paseo de los Tristes (Granada): no la busques en el mapa porque no la encontrarás. Oficialmente es el Paseo del Padre Manjón, pero ¿quién lo llama así? Este es el Paseo de los Tristes porque por aquí circulaban los cortejos fúnebres camino del cementerio de San José.

El paseo bordea el Darro, al que cruzan hasta catorce puentes, muchos de ellos de origen árabe, como el puente del Aljibillo. Mientras caminas no sabrás si mirar a un lado, la Alhambra, o al otro, el Albaicín. Al paseo se llega dejando a un lado la imponente Casa de Castril. Se dice que aquí colgó Hernando Zafra al paje de Alfonso de Quintanilla, sospechando que este había deshonrado a su hija. Cuando el paje le pidió clemencia, Zafra le contestó: "Colgado quedarás, esperándola del cielo". La frase aún se puede leer inscrita de un balcón tapiado.

Pasaje de Chinitas (Málaga): desde la Plaza de la Constitución hasta la umbría calle Fresca, y desde Santa María hasta Nicasio Calle sale esta calleja estrecha en forma de cruz, que forma en su centro una recogida plazoleta. Fue un hombre de negocios, Antonio María Álvarez, quien encargó el pasaje al arquitecto municipal, con algunas condiciones: que tuviese forma de cruz y que cada ventana midiese exactamente medio metro. Debía conservar la antigua portada del convento de Agustinas en el acceso desde la Plaza de la Constitución, que aún hoy se hace a través de un arco abovedado.

La personalidad del pasaje se la dio un café, el Chinitas, llamado así en honor a un actor de drama. Era ese café, que existió entre 1857 y 1937, un lupanar propicio para la farándula y crápulas de todo pelaje, un vórtice de escándalos nocturnos y navajazos. Aunque a veces funcionó como burdel, fue esencialmente un popular café teatro que vivió su esplendor en los años 30. Por allí pasaron históricos del cante como Juan Breva, La Parrala o Estrellita Castro, pero fue Federico García Lorca quien lo metió en la historia componiendo para La Argentinita unos versos eternos: "En el Café de Chinitas dijo Paquiro a su hermano: «Soy más valiente que tú, más torero y más gitano»."

Calle Betis (Sevilla): igual que no hay calle Betis sin el río Guadalquivir o (para los romanos, el Betis), no es posible capturar su esencia sin mirar a la otra orilla, donde se alinean la Torre del Oro, la Giralda, la Maestranza, el Hospital de la Caridad. En los 400 metros entre la Plaza del Altozano y la Plaza Cuba, o entre los puentes de Triana y San Telmo, cabe el carisma de una ciudad. Además de incomparable mirador, la calle es puerta de entrada al barrio de Triana. Entre sus casas, muchas de llamativos colores, destaca la Casa de las Columnas, actual Centro Cívico de Triana y antigua Universidad de Mareantes. 

Aunque los bares y terrazas ocupan los bajos de los edificios, hubo un tiempo en que fue el lugar para el mercadeo industrial y marinero, y como tal, dio buen escondite a pícaros y ganapanes. Así lo reflejó Cervantes en Rinconete y Cortadillo. La calle Betis es también el escenario de otro mito patrio, la Carmen de Prosper Merimée.

Campo del Sur (Cádiz): el Campo del Sur es nuestro malecón. Algo así quiso cantar Carlos Cano cuando compuso la Habanera de Cádiz: "La Habana es Cádiz con más negritos, Cádiz, La Habana con más salero". El Campo del Sur es el antiguo Paseo del Vendaval, y en él se siente la historia de esta ciudad de mar y salitre. "Las olas de la Caleta, que es plata quieta, rompían contra las rocas de aquel paseo que al bamboleo de aquellas bocas allí le llaman El Malecón...", cantaba el bardo granadino.

Al recorrerlo vamos pasando los barrios más populares de Cádiz: El Pópulo, Santa María, San Juan, La Viña, hasta llegar al Baluarte de los Mártires. Aquí golpea el Atlántico, y sobre el malecón se siente el mar bajo los pies.

Calleja de las Flores (Córdoba): podíamos optar por la cuesta del Bailío, por el callejón de las Siete Cabezas o por cualquier otro de esos rincones encantados de la judería, pero esta es una selección de las calles más carismáticas de Andalucía, y esta sin duda lo es. De acuerdo: esta calle estrechísima, sin salida y a un paso de la Mezquita-Catedral está, casi siempre, atestada de turistas. Pero pocas estampas como la vista de la torre desde la plazuela.

La calleja no tuvo siempre el delicioso aspecto que hoy presenta. La decisión de encalar las casas y empedrar el suelo se tomó a mediados del siglo pasado. Esa combinación, con el azul de las macetas y el rojo y verde de los geranios y gitanillas, es ganadora.

Calle Zacatín (Frigiliana): este pueblo de la Axarquía es una apuesta segura en esos listados de los más bonitos de (Andalucía, España, Europa). Mantiene intacto su encanto de sitio fuera del mundanal ruido, y los vecinos son parte esencial encalando sus casas, mimando sus maceteros, pintando de añil sus puertas y cuidando de las calles empedradas para que todo siga siendo como fue.

Hay muchos rincones en Frigiliana, pero si hubiese que destacar alguno, tendría que ser esta calle empinada y de largos escalones entre fachadas de blanco casi brillante, típica del Barribarto de Frigiliana, donde la trama se adapta al terreno, y grandes rocas de la ladera se integran en las casas. Aquí podrás descubrir también la historia de la resistencia de los últimos moriscos.

Calle San Pedro (Osuna): de esta calle dicen que dijo la Unesco que era la segunda más bella de Europa. No hemos encontrado la referencia, y todo apunta a que es un rumor alimentado por la propaganda, pero eso no rebaja la belleza de esta vía trufada de casoplones y palacios barrocos: el del Marqués de la Gomera (hoy transformado en hotel), el antiguo Cabildo Colegial…


El Caminito del Rey tendrá 14 kilómetros más y será circular

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La rehabilitación y apertura del Caminito del Rey hace tres años ha supuesto no sólo la visita a este espectacular paraje de un millón de personas sino todo un revulsivo económico para los municipios que están alrededor de este enclave y para el turismo de interior de la provincia de Málaga. Ahora, la Diputación se ha comprometido a acometer una segunda fase: la ampliación, que permitirá pasar de siete a 14 kilómetros, de manera que el camino sea circular.

Así lo ha anunciado el presidente de la Diputación de Málaga, Elías Bendodo, en el Día de Málaga, que tuvo lugar en el municipio malagueño de Monda ayer. "Estamos en disposición de acometer la segunda fase del Caminito del Rey, el tramo de vuelta por el mismo sendero. Ahora son siete kilómetros y se llegaría a 14; para lo que estamos en contacto con los ayuntamientos y la Junta de Andalucía", ha manifestado.

Bendodo ha detallado que se tratará de nuevas pasarelas que rodearán la montaña y permitirán el recorrido por "zonas inéditas, preciosas, vinculadas a espacios naturales, que va a hacer las delicias de los visitantes". Dado su trazado circular, esta ampliación permitirá regresar al mismo lugar por el que se ha accedido al Caminito.

El presidente de la Diputación, que no ha ofrecido fechas sobre la nueva obra ("lo antes posible", ha incidido en la "revitalización económica y empresarial" en esta zona, con un impacto de 100 millones de euros. Además, ha invitado a los españoles a visitar el Caminito del Rey, para lo que ha recordado que ya se han puesto a la venta las entradas para este verano.

Torremolinos y la explosión de la tolerancia sexual: aquellos fueron los días

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Puede que para muchos Torremolinos lo encarne la imagen del turista autóctono con rostro de Alfredo Landa, pero hay que decir que esa postal no está completa. Durante décadas, Torremolinos fue un refugio cosmopolita y singular, una especie de no-lugar libérrimo y hedonista, por donde pasó la más amplia nómina de estrellas que registrara cualquier localidad española. ¿Quién puede presumir dar alojamiento –y a veces refugio- a Dalí y a Sinatra, a Bardot y a Sylvie Vartan? ¿Qué otro municipio español vivió en aquellos años semejante explosión de tolerancia sexual? ¿Dónde convivieron de similar manera autóctonos y turistas, pescadores y crápulas de todo pelaje?

Una buena parte de esa historia la cuenta la edición especial de la revista Litoral (a su vez protagonista), que ahora se reedita. Se titula "Torremolinos: de pueblo a mito", y consigue lo que pretende: explicar cómo una "constelación de circunstancias" transformó un pueblito de "molinos harineros y afanosos pescadores arrastrando el copo en la madrugada" en "un oasis de tolerancia, cobijo ideal de una fauna orlada de herejes", en palabras de Alfredo Taján, coordinador de este volumen.

Todo empezó con el Castillo del Inglés, una fantástica construcción que era casi una atalaya sobre el mar, y donde los Langworthy se dedicaron a hacer el bien a pobres y enfermos, a quienes entregaban una peseta a cambio de que leyeran. Por eso a él se le conoció como "el inglés de la peseta". Con el tiempo, el Castillo del Inglés se convirtió en simiente del turismo chic. Dicen que por allí pasaron Cernuda y sus amigos de la revista Litoral (Altolaguirre, Hinojosa, Emilio Prados, Concha Méndez).

De aquellos días data también el primer topless documentado en España: Gala en las playas de Torremolinos, desnuda para tomar el sol, apenas dejando un collar alrededor del cuerpo. Ahí está el futuro de Torremolinos: los turistas que rompen el molde de los tiempos. Habían llegado Dalí y ella, entonces amantes huidizos, dejando atrás París y a Paul Elouard.

Un poquito más hacia el interior, en Churriana, descansaban en su finca Gerald Brennan y Gamal Woosley, regresados definitivamente a España. Si venía alguna celebridad literaria, lo más probable es que se alojara en casa de los Brenan a disfrutar de la sombra de su cañaveral de bambú, aunque Hemingway eligió La Cónsula, muy cercana, para pasar el penúltimo verano de su vida y escribir para Life el reportaje sobre el mano a mano entre Luis Miguel Dominguín y Antonio Ordóñez.

El incidente Sinatra y la tolerancia sexual

La historia de Torremolinos es también la de sus hoteles, y así lo cuenta Litoral. De todos, el que mayor impacto alcanzó fue el Pez Espada, inaugurado a bombo y platillo 1959, portada de Blanco y Negro mediante. Allí se refugiaron la princesa Soraya, que venía de ser repudiada por el Sha de Persia, o Juan Domingo Perón, protegido por el franquismo cuando huyó de Argentina.

Pero sin duda, la gran historia del Pez Espada la protagonizó Frank Sinatra. Es la historia de una mulata, un reportero entrometido y una foto no deseada, que derivó en una persecución en coche por las calles del pueblo y el actor ante la policía. Hay quien dice que escupió y blasfemó al ver la foto de Franco. Una nota oficial resume el resultado de este affaire: "En la tarde de hoy (sábado 20 de septiembre) y para responder a ciertos cargos hechos al actor cinematográfico Frank Sinatra como consecuencia de la alteración de orden público con su conducta en la sala de fiestas del Hotel Pez Espada, así como no prestar la debida obediencia a los funcionarios de Policía, ha sido conducido a la Comisaría del Cuerpo General de Policía de esta capital. Aclarados los hechos, el gobernador civil de Málaga ha acordado imponerle una sanción de 25.000 pesetas".

El caso es que los escándalos se toleraban bien en Torremolinos. Juliette Greco cantaba cada poco en Le Fiacre. Judy Garland elegía Torremolinos para su luna de miel. Y John Lennon y Brian Epstein pasaron un par de semanas en el pueblo, y a su vuelta a Liverpool el genio escuchó tantos chismorreos que tuvo que defender su honra a puñetazos.

"Torremolinos y lo gay emergieron gozosamente a destiempo. Y había conciencia de la hazaña. En todo el mundo. Tanto como para convertirse en un lugar de peregrinación", escribe Lucas Martín. "Había garantías, en definitiva, de que podía pasar de todo". De la elegancia bohemia de los 40 y 50 se había pasado al espacio de libertad y libertinaje, el puro hedonismo y la alegría desinhibida de los 60 y 70. Aquello era el carnaval perpetuo y como relata Guillermo Busutil, los pescadores dejaban las redes para "faenar alemanas". Los extranjeros conformaban el batallón de avanzadilla, y esto al régimen le venía de perlas, sobre todo por las divisas que traían.

Pero ¡ay!, a veces basta una persona para dar con todo al traste, y ese fue un gobernador civil, al que aquello le pareció ya demasiado escandaloso. Las redadas de 1971 se saldaron con cientos de arrestados ("El mariquita aborigen al calabozo y el de fuera, que era bastante numeroso, deportado") y quizá con algo más: aquello no volvió a ser lo mismo. Desde entonces, ha sido otra cosa.

Torremolinos: nuevo paraíso del vecino español

El turismo de masas acabó con el Torremolinos chic. Muchos de aquellos guiris excéntricos acabaron en Ibiza y Torremolinos se convirtió en la aspiración veraniega de una nueva clase media española. El cambio de paradigma se refleja en el landismo, más que un subgénero cinematográfico, reflejo de una clase social. Para el imaginario colectivo, Torremolinos empezará a definirse por El turismo es un gran invento, El abominable hombre de la Costa del Sol o Pepito Piscina.

"La catetización, si es que existe esta palabra, fue extendiéndose lenta pero inexorablemente y llegó a imponerse definitivamente en el 2002 con el descubrimiento a todo boato del inefable Monumento al Turista", escribe Javier Ojeda, vocalista de Danza Invisible y vetado en 2003 por un alcalde de otro tiempo. Ojeda cuenta que durante años prefirió no identificarse como torremolinense, por no hacerlo con un pueblo que ya se veía retrógrado. "Qué paradoja, el paradigma de las libertades en la España de Franco ha de aprender a ser libre".

Durante muchos años aquellos días cayeron casi en el olvido, apenas rescatados por la labor dos arqueólogos de aquel no-lugar cosmopolita y sensual. El resultado de ese trabajo es una web, Torremolinos Chic, que constituye un testimonio aquel sitio resplandeciente en medio de la oscuridad represiva de la dictadura. Lo dijo Brigitte Bardot: "Torremolinos era un sueño, un lugar idílico, casi desierto, un lugar para amar".

José Luis Cabrera (Torremolinos Chic): "Aquí se inició la transición cultural"

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Hay algunos textos que sirven para comprender que fue Torremolinos durante la parte central del siglo XX. Ahí están, por ejemplo, La guía secreta de la Costa del Sol (Antonio Olano, 1974); Torremolinos Gran Hotel (Ángel Palomino, 1976); o The drifters, una novela sobre los beatniks del triángulo Tánger-Gibraltar-Torremolinos, escrita en 1971 por el premio Pulitzer James Michener y traducida al castellano como Hijos de Torremolinos.

Sin embargo, es probable que ningún texto publicado en las tres últimas décadas refleje una época y un lugar con la abundancia y el despliegue con el que lo hace la web Torremolinos Chic. José Luis Cabrera y Lutz Petry han nutrido y editado esa web hasta recrear con precisión de orfebre un tiempo y un lugar. Hay tal cantidad de fotos, historias y detalles que uno acaba entrando sin invitación en las fiestas, contagiándose de la fuerza de unas fotos que parecen hablar de otro mundo, configurando un pasado que quizá la propia web esté contribuyendo a sedimentar.

Dice José Luis Cabrera que empezó este trabajo porque comprendió que todo ese patrimonio turístico, las historias que esconde, las postales que lo reflejan, los hitos arquitectónicos que permanecen, no estaban siendo valorados como merecen. "Empezamos la web para impedir que todo desapareciera".

En alguno de los textos de la Revista Litoral se habla de Torremolinos como un "melting pot refractario a toda pretensión de identidad". ¿Está de acuerdo? ¿Cuál cree que es la identidad de Torremolinos?

Ser refractario a toda pretensión de identidad ya es una identidad. Torremolinos es inclusivo. Es un lugar donde nadie se siente extranjero; una cualidad que tiene toda Málaga (desde el siglo XVIII, lo elegante en Málaga ha sido tener un apellido extranjero), pero que en Torremolinos se lleva a sus últimas consecuencias.

Esa personalidad de Torremolinos, ¿estuvo siempre? ¿Cuándo empezó a ser consciente de ella?

Nos gusta creer que en Torremolinos hay algo telúrico, pues está habitado desde la Prehistoria. Ya antes de la Guerra Civil había un prototurismo en torno al hotel Castillo de Santa Clara y a las casas de veraneo de burgueses malagueños. Y un ambiente indolente y más libre que atraía a personalidades como Cernuda o Dalí.

En general, todos recuerdan un Torremolinos hedonista, descarado y libre, un espacio de libertad casi absoluta dentro del contexto oscuro de la dictadura. ¿Qué le dio este carácter? ¿Fue sólo la llegada de turistas extranjeros?

El turismo se sumó a un carácter cosmopolita que ya tenía el lugar, y al disfrute de un paisaje maravilloso.  Es un lugar muy bien comunicado, cercano al aeropuerto. La independencia de Marruecos y el terremoto de Agadir también benefician la llegada de nuevos residentes y turistas a la Costa del Sol.

La amenaza de una regresión sobrevuela varios de los textos de la revista. De hecho, las redadas de 1971 fueron un golpe duro y se menciona varias veces que el régimen miraba para otro lado porque Torremolinos era una fabulosa vía de entrada de divisas. ¿Cree que había un Torremolinos para turistas y otro para los españoles? ¿Se ha idealizado esa época?

En el Torremolinos de los años 60 todo estaba permitido con tal de que no se diera escándalo público y no se metieran en política. Una característica de Torremolinos, diferente a otros lugares de ocio, es que todo el mundo se mezclaba. En la misma barra de un bar podías encontrarte un aristócrata, un pescador y un hippie. Las separaciones eran más culturales, por diferencias de mentalidad. Pero quien quería se mezclaba, y numerosos jóvenes españoles venían continuamente a Torremolinos a divertirse.

El régimen no solo toleraba, sino que hacía negocios en Torremolinos. Empezando por la familia de Franco y de varios ministros que tenían residencias e inversiones aquí.

La época no se ha idealizado. Al revés, toda España tiene una deuda histórica con Torremolinos. Aquí se inició la transición cultural, con la entrada imparable de nuevos hábitos y costumbres que revolucionaron la moral. Al mismo tiempo el régimen franquista utilizaba la costa para exportar una imagen amable y moderna, que daba carpetazo a la España de la autarquía y el cilicio. Todo esto contribuyó a allanar la posterior transición política y la integración en Europa.

Las redadas de los años 70 son los últimos coletazos de los sectores más reaccionarios del régimen, y coinciden la llegada de un gobernador civil puritano y la pesadez de determinada “gente de orden” de Málaga. Hicieron daño, evidentemente, pero no son más que el canto del cisne de un sistema político en descomposición.

¿De dónde surge la web Torremolinos Chic? Dice Miguel Ángel Bustamante que usted quería "lanzar el pasado al rostro de la gente". ¿Es así? ¿Tiene la sensación de que hubo un tiempo en que ese pasado cayó en el olvido? ¿Por qué?

Torremolinos perdió importancia sociológica con la llegada de la democracia, cuando ya no tuvo la exclusiva de las libertades, que ahora se disfrutaban en toda España. Y estaba sobreexplotado por la masificación. Aunque parezca mentira, durante décadas, a nadie le interesaba el patrimonio turístico de Torremolinos, ni las historias, ni las postales, ni los hitos arquitectónicos. Empezamos la web para impedir que todo desapareciera.

¿Qué queda del Torremolinos que refleja en su web?

Todo y nada. Los tiempos han cambiado radicalmente, pero el carácter abierto de la localidad ha permanecido. Hay que tener en cuenta que Torremolinos no es sólo un lugar geográfico. También es un territorio sentimental que suma la memoria de cada persona, el recuerdo de un viaje de fin de estudios, de un primer amor, de las vacaciones de tus padres o abuelos. Nos gusta decir que hay un Torremolinos para cada uno. Torremolinos crea una extraña adicción; la gente puede disfrutar de un maravilloso viaje a París o a Florencia, pero no adquieren esa sensación de pertenencia que da Torremolinos. ¿Por qué un australiano que vino tres semanas en los años 70 sigue con entusiasmo, cuarenta años después, cualquier fotografía o dato que colgamos en Torremolinos Chic? No tenemos respuesta.

¿Cómo consigue el material que publica en la web? ¿Tiene fin?

Una parte de fotografías y postales las adquirimos. Y muchos datos e imágenes nos las mandan personas desconocidas desde los lugares más remotos del mundo. Es un reconocimiento a nuestra labor que agradecemos infinitamente.

La web como testimonio está completa. Pero el afán conservacionista nos hace perseguir sin descanso cualquier dato o imagen nueva. Somos conscientes de no haber rescatado ni el uno por mil del material existente. Y esa labor no tiene fin.

El Torremolinos de hoy, ¿tiene más de pueblo o de mito?

Pueblo y mito se solapan, como si hubiera dos dimensiones en un mismo espacio. Algunos autores e historiadores han reflexionado ya sobre cómo Torremolinos Chic ha pasado a configurar la realidad que pretendía homenajear. Donde una persona ve una calle destartalada o un local abandonado, otra ve saliendo a Ava Gardner del brazo de su amiga Betty la novillera. No si es moral haber "abducido" a tanta gente, pero estamos encantados.

Torremolinos requiere una mayor implicación de las diferentes administraciones en la preservación de todo el patrimonio turístico, porque se siguen destrozando hoteles, arrasando chalés y jardines. Y sólo ahora algunos empiezan a darse cuenta del potencial que tiene el pasado de Torremolinos para generar riqueza. Lamentablemente el dinero suele estar hoy en manos incultas, y los inversores suelen tener bastante mal gusto.

Un restaurante en el aula: las escuelas de hostelería de Andalucía que abren al público

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Andalucía cuenta con un amplio potencial gastronómico y turístico. Y son varios los centros que se reparten por su geografía para formar a los futuros profesionales del sector. Algunos cuentan con aulas restaurante a los que cualquier persona puede acudir a degustar los menús realizados por el alumnado. Nos paseamos por la región para conocer algunas de las sabrosas propuestas.  

 

Hotel Escuela Convento Santo Domingo · Archidona (Málaga)  

Cerca de 750 alumnas y alumnos se han diplomado en esta escuela desde su apertura en 2002. Está ubicada en un hotel de cuatro estrellas, lo que permite a su alumnado hacer todo tipo de prácticas en las mismas instalaciones, gestionadas por la Consejería de Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía.

El centro añade a los conocimientos generales de su plan de estudios un cariño especial a los productos locales. "Tanto en alimentación como en vinos, ya que intentamos defender siempre los que tienen Denominación de Origen Málaga y Sierras de Málaga", como cuenta su director, Antonio Carrillo. 

Por eso, es fácil encontrar muchos guiños a la cocina malagueña en sus los dos menús que ofrece su restaurante: uno corto formado por seis platos (25 euros) y  otro largo, que llega a los ocho platos (35 euros) siempre incluyendo maridaje.

Es necesario reservar y hay que tener en cuenta que ambas cartas cambian prácticamente a diario. "La formación exige que la materia prima sea muy variada para que el alumno se familiarice con muchos productos", concluye Carrillo. El comedor abre de lunes a viernes en calendario lectivo.  

 

IES Almeraya · Almería 

Hasta 600 estudiantes cursan sus estudios en las instalaciones del IES Almeraya, en Almería. Este centro ofrece todos los grados medios y superiores reglados y autorizados en Andalucía, ya sea en cuestiones de restauración, panadería, agencias de viajes, alojamiento, formación turística... Se trata de una de las escuelas más antiguas ya que abrió en el año 1967 y el año pasado celebraron su 50 aniversario.  

La escuela dispone de un restaurante donde se sirven menús del día de lunes a jueves elaborados por el propio alumnado durante sus horas formativas. Cuenta con coste de reposición de siete euros e incluye aperitivo, primer y segundo plato, postre, pan y una bebida a elegir. "Realmente no somos un restaurante al uso, sino que estamos para formar al alumnado", explica su director. 

Las propuestas se pueden consultar en la página web del centro educativo, aunque también hay diferentes momentos del año en el que se realizan menús degustación especiales con motivo de diferentes eventos u homenajes a diferentes cocinas. Es necesario reservar con al menos 24 horas de antelación a través de los diferentes números de teléfono que se pueden encontrar en su web.  

 

Centro de Formación Profesional La Inmaculada · Granada  

El próximo mes de junio la escuela La Inmaculada, en Granada, tendrá su primera promoción de estudiantes. Abierta el año pasado, en ella se forman un centenar de alumnos en los estudios que ofrece: los grados medios de Servicios en Restauración y Técnico en Cocina y Gastronomía, así como el Grado Superior en Dirección de Cocina. "Y más allá del curriculum oficial, también añadimos actividades diferentes: como clases magistrales de cocineros con estrella Michelín, catas, talleres especializados con profesionales de otros espacios... La idea es que el alumnado salga lo mejor preparado posible al mercado laboral", explica la gerente, Inmaculada Criado.  

Su aula restaurante sirve los platos que el alumnado elabora cada día junto a su profesorado. Abierta durante el curso escolar -del 1 de noviembre al 31 de mayo- cuenta con un menú diario de tres platos y postre (8 euros) y un menú gastronómico con cinco platos y postre (14 euros). Las propuestas cambian cada semana y se publican en la web de la escuela. Es necesario reservar en el 958 18 52 74 entre las 9.00 y las 13.00 horas.  

 

Institución Provincial Fernando Quiñones · Cádiz 

Los orígenes de esto centro se vinculan a la playa de La Caleta, junto a la que se abrieron sus primeras instalaciones en el año 1973. Hoy esta institución se ubica a la entrada de la Zona Franca de Cádiz y posee cuatro ciclo formativos: dos de grado medio (Cocina y Gastronomía y Servicios de Restauración) y dos de grado superior (Dirección en Cocina y Gestión de Alojamientos Turísticos).  

Cuenta con cerca de 200 estudiantes quienes, además de conocer a fondo su profesión, "se forman en otros aspectos como la igualdad o la educación en valores", como cuenta su director, Miguel Barrios. El máximo responsable destaca cómo desde este año otra de las líneas prioritarias ha sido el trabajo con estudiantes Erasmus. Así, ahora ocho de sus alumnas y alumnos realizan prácticas en Italia, Alemania y Reino Unido, mientras que jóvenes de esos países han llegado a Cádiz para adquirir experiencia en empresas locales.  

Su restaurante abre cada jueves y siempre es necesaria la reserva previa. Los menús están relacionados con los contenidos que va trabajando el alumnado en su temario, pero también se realizan otros especiales con distintos motivos.

De hecho, este curso ha habido ya un homenaje a la cocina japonesa, a de Marruecos o la Sierra de Cádiz, otro a los sabores que cruzaron los océanos e incluso hay menús solidarios en distintos momentos del año. "Es una forma de que hagan prácticas con público real. Les viene muy bien para que vayan tomando experiencia en lo que supone el servicio, el estrés de cocina y otros aspectos",  concluye Barrios. Eso sí, este año, por diferentes motivos, el comedor no volverá a abrir hasta el inicio del próximo curso.  

 

Escuela de Hostelería El Henchidero · Antequera  

Ubicado en un precioso edificio y en un entorno único, este centro educativo dio sus primeros pasos a comienzos del siglo XXI. Asociado al IES Pedro Espinosa, cuenta con unos 150 estudiantes que cursan Formación Profesional Básica de Cocina y Restauración, los ciclos de Grado Medio de Cocina y Gastronomía y Servicios en Restauración y el Grado Superior en Dirección en Cocina, estrenado este año.  

Cada miércoles y jueves abren su restaurante, con un aforo máximo de medio centenar de personas. Lo hacen en calendario escolar, de octubre a finales de mayo. "El espacio sirve principalmente para que el alumnado pueda llevar a cabo unas prácticas reales, pero también ayuda a paliar el gasto de la escuela producto", cuenta José González, jefe del departamento de Hostelería.

El responsable destaca que uno de los fuertes de sus propuestas gastronómicas son las elaboraciones y técnicas, cuidadas al máximo por el alumnado. "Es una experiencia enorme, lo viven con motivación e intensidad", subraya. El precio del menú es de 15 euros e incluye la bebida. Es más que recomendable reservar en el número de teléfono 952 712 850. 

 

Escuela de Hostelería de Benahavís · Málaga 

Si Benahavís es conocido por algo es por su alto número de bares y restaurantes. Por eso, en este bonito pueblo junto la Costa del Sol no podía faltar una escuela de hostelería, que ahora cuenta con el apoyo de la marca Sabor a Málaga. Actualmente cuentan con 45 alumnos, que estudian las especialidades de cocina y de camarero.  

El centro dispone con un restaurante-escuela abierto de noviembre a junio, que cuenta con interesante menú degustación maridado que consta de aperitivos frío y caliente, entrante, plato principal, postre, café y vino. Su precio es de 29 euros y supone una oportunidad para conocer el buen trabajo del alumnado. 

 

Escuela de Hostelería de Estepona · Málaga 

Con un profesorado formado por profesionales activos del sector de la hostelería, la escuela de Estepona nació en 2013 de la mano un convenio de colaboración entre el Ayuntamiento de Estepona y una empresa privada especializada en formación turístico hostelera. Cinco años después sus resultados han avalado esta gestión: un 97 por ciento de sus  alumnado está trabajando actualmente.

La escuela ofrece formación para cocina, servicios de restaurante y gestión de actividades turísticas, así como idiomas y talleres adaptados a las necesidades reales de trabajadores y trabajadoras en activo.  

Su restaurante está abierto de enero a abril al medio día con un menú de 75 platos por 10 euros, acompañado por una carta de vinos al cien por cien de la provincia de Málaga. De hecho, una de las máximas de esta escuela es trabajar con productos locales y provinciales, así como con la cofradía de pescadores y la cooperativa agrícola de la localidad. "Se trata de una apuesta por la defensa y puesta en valor de la materia prima local", explica Cristina Matos, directora del centro.  

 

Escuela Superior de Hostelería de Sevilla 

Esta escuela nació en el año 1993 y, desde entonces, ha ido creciendo más allá de la formación en otros aspectos como  la investigación en el campo gastronómico, la industria agroalimentaria, la educación nutricional y hábitos saludables o la inserción laboral del alumnado facilitando y gestionando a los alumnos prácticas en restaurantes y hoteles de todo el mundo. Además, en los últimos años ha establecido diferentes convenios con centros como el Culinary Institute of America (Nueva York), la Central Washington University (Seattle) o la Universidad Pablo de Olavide.  

Sus instalaciones se ubican en la Isla de la Cartuja, entre Torre Sevilla y el Pabellón de la Navegación, donde cuenta con 2.000 metros cuadrados repartidos entre las cocinas‐taller, aula de cata, aulas de restauración, comedor escuela, talleres de idiomas, aulas teóricas, laboratorio de i+d y salas de estudio.

Su restaurante se encuentra fuera de esta sede, en el restaurante Taberna del Alabardero donde se pueden degustar las preparaciones elaboradas y servidas por el alumnado. El funcionamiento del espacio es mixto porque también funciona como restaurante no escolar en el que trabajan otros muchos profesionales. 

 

Escuela de la Fundación Cruzcampo · Jaén 

Una treinta de alumnas y alumnos del curso de Técnico en Restauración forman parte hoy de la escuela de hostelería de Jaén. Está gestionada por la Fundación Cruzcampo y se ubica en La Casería de las Palmeras, un cortijo andaluz a las afueras de la ciudad que ayuda sus visitantes a sumergirse en el mar de olivos jiennense.  

El restaurante de esta escuela cuenta con la propuesta gastronómica del Grupo La Toja y en él se sirve un menú completo de temporada, con una apuesta especial por los productos de la tierra, lo que ayuda a los comensales a conocer una cocina creativa elaborada desde las raíces.

Aperitivo, cóctel, dos entrantes, un plato de pescado y otro de carne, dos postres y café conforman la propuesta, que cuenta con un interesante maridaje cervecero, como no podía ser de otra manera. El menú se sirve de mediados de noviembre a mediados de junio.  

 

Escuela de la Fundación Cruzcampo · Sevilla 

La escuela de hostelería de Sevilla, también de la Fundación Cruzcampo, nació en el año 2000 y desde entonces han puesto en marcha unos 800 cursos de diferentes especialidades en los que se han formado unos 15.000 alumnos modalidades existentes. "Se trata de un espacio dedicado a la gastronomía profesional y moderna, donde los alumnos desarrollan habilidades profesionales para una hostelería avanzada y actual", según cuentan desde la fundación.  

Sus instalaciones se ubican temporalmente en el Hotel Barceló Sevilla Renacimiento, un 5 estrellas en las que gestionan a medio día el gastrobar La Santa María. En él sirve una carta de tapas en el ambiente más luminoso y mediterráneo de la zona, también con terraza al aire libre. 

Turismo alternativo y social en Sevilla frente a la ciudad 'turistizada'

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Pasa por tener ganas de huir del escaparate de tópicos. Y para eso está el turismo alternativo. Para mostrar que hay otros caminos más allá de la ciudad convertida en un centro comercial. Contra la metrópoli ‘turistizada’, llegan los 16 paseos de la quinta edición del ciclo Jane’s Walk en Sevilla. Para dar una nueva visión a las calles desde el enfoque social.

La iniciativa ciudadana dibuja una serie de recorridos urbanos que van de la turistización al urbanismo feminista o los desahucios. Un mapa de barrio con tintes alternativos que toca las luchas sociales en Miraflores, la memoria vecinal del Casco Norte o la obra de Murillo en relación con el distrito San Pablo.

La cita anual está enmarcada en un movimiento internacional que conmemora el legado de la urbanista estadounidense Jane Jacobs. Esta nueva forma de hacer turismo crece bajo la filosofía de sus escritos y una idea clave: “cualquier persona es experta del lugar donde vive”. Y así crece como otra forma de acercarse a la ciudad, “debatiendo”, cuestionando la óptica turística y “compartiendo conocimientos”.

Las temáticas sociales se abordarán a través de estos paseos en diversos barrios de la capital hispalense y en localidades como Camas y Alcalá de Guadaíra. Las inscripciones, gratuitas, están abiertas en la página web de Jane’s Walk, un proyecto que cuenta con la colaboración del Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS).

Citas de mayo

Los paseos alternativos “serán siempre liderados por una persona experta en el tema en cuestión”, señalan los organizadores. Por investigadoras, vecinas, representantes de asociaciones… en rutas abiertas al debate y la participación colectiva. En unos días arrancan las siguientes citas de mayo. Aquí están.

Viernes 11. Recorrido por el Parque Amate para descubrir los valores botánicos y ornitológicos del lugar como “gran refugio de biodiversidad”. Por la tarde, un paseo en bicicleta seguirá el cauce del río Guadaíra “buscando ejemplos de espacios libres que funcionan como corredores verdes”.

La jornada finaliza con un itinerario que pretende descubrir la vida nocturna, “y habitualmente desapercibida”, de las aves que pueblan el cielo sevillano. Como complemento del día Jane’s Walk programa “una visita a las redacciones de varios medios de comunicación en la capital hispalense”. Con un fin: “reflexionar sobre la crisis que atraviesan, su transformación digital o la precarización del periodismo”.

Sábado 12. Abre con una ruta por algunos de los desahucios frenados por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en las barriadas Este-Amate. Varias familias contarán sus experiencias. El siguiente trazado pondrá sobre la mesa otro gran tema de actualidad en la ciudad: el impacto de la apropiación de componentes urbanos para el negocio turístico.

Esa misma mañana los caminantes alternativos buscarán “sensibilizar sobre las transformaciones irreversibles del pavimento del Casco Antiguo”. Y, partiendo del uso de cuadros de Murillo para nombrar algunas de las calles del Polígono San Pablo, habrá un recorrido “relacionando obras del pintor sevillano con otras recientes en la zona, y conociendo su actual efervescencia social”.

Domingo 13. El barrio y la avenida de Miraflores son la plaza elegida para sendos paseos complementarios. Uno, con el foco puesto en la lucha vecinal que hizo realidad el parque homónimo. El siguiente, sobre la gestión del rico patrimonio industrial en esta zona de la ciudad.

La perspectiva del urbanismo feminista aborda después “cómo las relaciones sociales de género influyen en la configuración de los espacios”. Y, más tarde, una nueva ruta “se centrará en el trazado de Sevilla, su origen entre los siglos XII y XVI, así como su posterior evolución en cuanto al territorio y la toponimia”. El cierre de la quinta edición del Jane’s Walk sevillano llega en Alcalá de Guadaíra con un paseo “por la considerada primera barriada moderna de esta localidad, que destaca aún hoy por el arraigo y la sociabilidad de su vida urbana”.

Reflexionar sobre el modelo de ciudad

Reflexionar sobre la ciudad y su modelo urbano. La urbe actual, la histórica y el plan proyectado para el futuro próximo. Con estas máximas, Jane’s Walk ha realizado hasta la fecha 60 paseos que, unidos, componen un gran recorrido de más de un centenar de kilómetros. En cifras, suman decenas de horas de conversaciones que han discurrido por más de 90 barrios.

Y cien guías voluntarios representando a unos 80 colectivos y asociaciones con la implicación de más de 1.200 personas en las cuatro ediciones anteriores. Unos números que suben en 2018 construyendo una quinta edición que arrancó el viernes 4 de mayo con un itinerario “por el pasado y el presente de la industria textil sevillana, visitando talleres de sastras y modistas del Casco Norte” todavía en activo.

Un día después, el pueblo de Camas acogió una ruta de dibujo urbano (urban sketch) con el objetivo de “poner en valor la historia e identidad del municipio”. Y el domingo 6, el turno fue para el recorrido por las “memorias vecinales olvidadas del Casco Norte de Sevilla”, con paradas especiales en “el golpe de Estado franquista y la posterior represión hasta su pasado industrial”. Cuestiones dispares “desde el punto de vista urbanístico y social” que van conformando una ruta sevillana para combatir la ‘turistización’. Como debate, complemento y alternativa al escaparate de tópicos.

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