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Ardales: la cueva prehistórica que resiste al turismo

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Reivindicar el deseo de quedar al margen del turismo es un anatema en estos tiempos. Pues bien, aquí está la herejía: "Nuestro mérito está en que hemos impedido que el gran turismo entre donde no puede". Lo dice Pedro Cantalejo, conservador de la Cueva de Ardales desde hace tres décadas. Sólo quince personas cada día pueden visitar el lugar donde neandertales y homo sapiens dejaron huella en forma de manos, ciervos y decenas de figuras pintadas o grabadas con sílex o punzones: "El formato no es turístico sino cultural, porque la cueva sigue investigándose".

Descubierta cuando el terremoto de 1821 abrió la entrada, esta fue, paradójicamente, la primera cueva turística de España. El lugar quedó expedito para los turistas a dos reales la visita en 1823, tan pronto como los primeros mineros comprobaron que aquello que allí brillaba no eran diamantes sino calcita. Treinta años después, Trinidad Grund dispuso las escaleras por las que todavía se accede y creó uno de los primeros paquetes turísticos del país: alojamiento en Carratraca, baños termales y visita a la cueva, amenizada en noches especiales con espectáculos flamencos.

Durante la Guerra Civil la cueva sirvió de refugio a los ardaleños, a los que la aviación franquista bombardeó sin piedad. Luego cayó en el olvido, hasta que en 1985 se decidió su reapertura previa limpieza de las toneladas de basura acumuladas durante décadas.

La resistencia a sacrificar la Cueva de Ardales en el altar del turismo la explica Cantalejo con didáctica conservacionista. Mientras otras cuevas adoptaron el "modelo turístico", durante siete años el CSIC comprobó cómo el calor corporal y el dióxido de carbono afectaban a la Cueva de Ardales, hasta que propuso un número: 15 personas pueden visitarla diariamente sin que se note su impacto.

La lista de espera ronda los tres meses y si se modificase un solo parámetro en su explotación cambiaría su conservación, explica el experto: "Ahí está la clave: que la cueva se olvide pronto de los visitantes". De esa forma se evita el mal verde, que el calor convierta el carbonato cálcico en bicarbonato y la desaparición de la humedad que es el alimento de la cueva. De esa forma la oscuridad sigue ganando, aquí, a la luz.

La gruta es un recorrido didáctico de algo más de 1,5 kilómetros y dos horas entre espectaculares estalactitas y estalagmitas en calizas y mármoles del Triásico y, por supuesto, vestigios del primer arte pictórico. El lugar, al que completa un museo a la entrada del municipio, fue un refugio que conserva el rastro de las primeras cocinas y salas de estar. Hace 22 años la temperatura exterior era de 14 grados menos y aquí, explica el guía Gerardo Anaya, se mantiene constante la temperatura media de la zona, que hoy en día ronda los 17 grados.

La cueva alberga signos de un lenguaje antiguo: la marca de los dedos de un niño de hace 35.000 años, que pintó la roca con óxido de hierro. "Podría indicar que esto era el final de cueva. Lo hacía un niño porque al ser pequeños eran los exploradores", explica Anaya. También contiene un raro ejemplo de mano negativa: la silueta de la mano marcada en la pared gracias a una técnica que, con dos canutillos y un cuenco con pigmento diluido, recuerda a un espray primigenio.

Hay decenas de figuras animales en escenas con hasta 25.000 años de antigüedad, descubiertas en 1918 por el abate Henri Breuil, y once figuras de mujer. "Arte primigenio" que a veces requiere de una mirada aguda. Las representaciones no alcanzan la finura de Altamira, pero es que Altamira es la excepción.

El lugar contenía también un notable osario, y quién sabe cuántos más secretos guarda en su interior. Equipos de las universidades de Colonia y de Cádiz dirigen los estudios de la cueva, una especie de reloj de arena invertido donde los sedimentos se levantan varios metros sobre el suelo original. Cantalejo, que comenzó a investigar en la cueva en 1985, no tiene prisa: "Se interviene lo mínimo. En nuestra generación no vamos a llegar a saber lo que hay bajo esos sedimentos. Somos muy restrictivos porque sabemos que dentro de 25 años a lo mejor no hace falta ni excavar".

Dice Cantalejo que la clave es "guardar y atesorar" la información: "No nos interesa conocer ahora, sino que se conozca dentro de cien años sin tener nada roto". Su tesis se resume en una pregunta: ¿cuántas muestras óseas quedaron destrozadas para realizar una prueba de carbono catorce para la que hoy basta un gramo?

Por este afán conservador, en esta cueva aún es posible apagar las linternas y sentir la oscuridad de un modo parecido al que la sentían hace 30.000 años.

Más información: 952 458 046 o en este enlace.


Todos los lugares en los que podrían parar su bici los ciclistas de la Vuelta a Andalucía

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Los siete kilómetros de playas de Rincón de la Victoria son el escenario perfecto para dar la bienvenida a la 63 edición de La Vuelta a Andalucía, en la que participan 147 ciclistas de 21 equipos. La provincia de Málaga será la protagonista de esta competición que arranca mañana y que culmina el domingo en otro municipio malagueño, Coín, que pondrá el punto y final a la ronda ciclista. Los Froome, Contador, Valverde y compañía atravesarán paisajes de Granada, Jaén y Córdoba, además de tierras malagueñas. Acompáñanos para descubrir algunos de los mejores rincones que los ciclistas disfrutarán en su recorrido y, tú también, si quieres, desde casa.

 

Etapa 1: Rincón de la Victoria - Granada- 155 kilómetros

Tras arrancar la competición junto a las playas de Rincón de la Victoria, la caravana ciclista tomará Camino de Granada, pero para ello de atravesar algunos de los puntos más interesantes de la geografía malagueña. El primero, Vélez-Málaga, que servirá de entrada a la comarca de La Axarquíacoronada por el pico de La Maroma a más de 2.000 metros de altura y rodeada por el Parque natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama.

Después, la estrecha y curvada carretera subirá desde la Costa del Sol oriental junto al pantano de La Viñuela y hasta el denominado popularmente boquete de Zafarraya. Se trata de una espectacular formación kárstica que sirve de frontera entre las provincias de Málaga y Granada y donde se encuentra la Cueva de Zafarraya, en la que se han hallado evidencias de que estuvo habitada por neandertales.

El calentón de subir las cuestas dará paso a un suave recorrido que, eso sí, acabará pronto para el pelotón. Justo después de pasar por la famosa venta La Alcaicería donde, si pudieran, probablemente los profesionales pararían a tomar los ricos productos locales, la serpiente multicolor afronta la ascensión del Alto del Navazo, el Alto de Alhama y el Alto del Lucero. Un paisaje marcado por la media montaña y los valles donde se levantan ricas huertas, así como por la belleza de Alhama de Granada. Municipio por el que serpentea el río también llamado Alhama en el que son famosas sus pozas de agua caliente y acceso público: permiten el baño durante todo el año y son toda una experiencia debido a las bajas temperaturas de esta comarca granadina.

Desde allí, la ruta se suaviza hasta llegar a la ciudad de Granada, pero antes de entrar en la capital, el recorrido hace un desvío hacia Monachil, en la comarca de La Vega y donde se sube un puerto de primera categoría.

Los Cahorros, una ruta que bordea y cruza el río Monachil a través de puentes colgantes y tajos de vértigo, serán una tentación para los ciclistas quienes, a buen seguro, estarían encantados en realizar alguna de las rutas ciclistas que parten desde este municipio hasta zonas como el Trevenque y otros paisajes espectaculares de la cara norte de Sierra Nevada. De hecho, en su término municipal se encuentran el pico Veleta y la estación de esquí, lugares que la mayoría de participantes en esta 63 Vuelta a Andalucía conoce bien porque es lugar de entrenamiento para muchos de ellos.

La Carretera de la Sierra será la que lleve al pelotón hasta la zona este de Granada donde finalizará esta primera etapa de la prueba. Será en El Paseo de la Bomba, donde también tenía su última parada el antiguo tranvía interurbano de la capital granadina, y donde hay más de 8.000 metros cuadrados de jardines junto al río Genil.

Es un maravilloso rincón granadino que tiene al principal atractivo turístico de la localidad muy cerca: La Alhambra. Eso sí, aún más próximo se encuentra el bonito y tradicional barrio de El Realejo, marcado por los graffitis de El Niño de las Pinturas y una amplia oferta gastronómica en forma de pequeños bocados. Las calles Molinos y Santa Escolástica o el Campo del Príncipe son algunas de las zonas donde encontrar algunas de las mejores tapas granadinas. Lástima que los ciclistas deban viajar el día siguiente hacia la provincia de Jaén.

 

Etapa 2: Torredonjimeno - Mancha Real. 177,9 kilómetros

La ciudad de Torredonjimeno, más conocida como Tosiria en su entorno, da el pistoletazo de la que muchos apuntan como etapa reina de la competición. En esta localidad los profesionales habrán tenido oportunidad de ver un centro histórico declarado Bien de Interés Cultural y desde allí, irán hasta Mancha Real pasando a mitad de camino por la capital jiennense. Pero antes, los ciclistas se desviarán al sur para atravesar Martos, la Fuensanta de Martos y subir al alto Valle de Puerto Viejo, que a pesar de su nombre se encuentra a algo más de mil metros de altura.

Es una carretera con numerosas curvas, de entorno rural y paisajes clásicos andaluces permitirán a los corredores entender por qué la provincia de Jaén es la principal productora de aceite de oliva del mundo: durante prácticamente todo el recorrido de esta etapa el paisaje estará protagonizado por millones de olivos. Como los que hay camino de Villadompardo, Escañuela o Fuerte del Rey, que finalmente lleva hasta la Muy noble y muy leal ciudad de Jaén, guarda y defendimiento de los Reynos de Castilla, como dice su escudo.

La capital del paraíso interior andaluz posee un amplio catálogo patrimonial que el paso de las diferentes culturas a lo largo de la historia: desde la Catedral de la Asunción de la Virgen hasta el castillo con sus tres alcázares o los baños árabes, pasando por el Monumento a las Batallas, que homenajea a las ocurridas en Las Navas de Tolosa y Bailén. Pronto contará con el ansiado Museo Íbero, un proyecto que comenzó hace casi dos décadas y en el que se podrán ver más de 3.500 piezas que se remontan a la época antes de Cristo, cuando las tierras jiennenses fueron protagonistas principales en la historia europea. Como ejemplo, la derrota del ejército cartaginés liderado por Asdrúbal a manos del general romano Escipión El Afriano en la llamada Batalla de Baécula.

Pero, volviendo al presente, para batallas las que lidiarán, probablemente, los escapados que hayan puesto su fe en el último tramo de esta segunda etapa de la Vuelta de Andalucía. El trayecto que incluye el Puerto de las Siete Pilillas en Pegalajar y, sobre todo, el Puerto del Águila: de apenas seis kilómetros pero con una pendiente media superior al 10 por ciento y cuestas del 14 por ciento. Allí mismo acaba la etapa, junto al mirador denominado Mar de Olivos, que termina por confirmar la enorme presencia de este cultivo en estas tierras y la importancia del aceite de oliva en la economía local. No en vano, es el mayor bosque realizado por el hombre, con al menos 68 millones de olivos.

 

Etapa 3 Lucena: (Contrarreloj individual) 11,9 kilómetros

El tercer día de competición supone todo un descanso para los ciclistas, que afrontan una cortísima contrarreloj individual en el bello municipio de Lucena, puerta de entrada al Parque Natural de las Sierras Subbéticas donde recorrer pueblos de la belleza de Luque o Zuheros. Un recorrido que les llevará a descubrir el bonito casco histórico de la localidad y también su área industrial, de gran presencia debido a las numerosas empresas de muebles que tanta riqueza han dado históricamente a los lucentinos. Como ejemplo, la enorme silla de 25 metros de alto que se construyó en 2005 a la entrada de la empresa de muebles Hermanos Huertas y que, a buen seguro, llamará la atención de la caravana ciclista.

El Real Santuario de María Santísima de Araceli, a seis kilómetros del centro urbano, es uno de los lugares más conocidos de esta localidad. La situación geográfica de Lucena, en pleno centro de Andalucía, hace que este lugar tenga un balcón privilegiado desde el que se pueden observar hasta una treintena de municipios de cinco provincias andaluzas.

Lucena es otro buen ejemplo de la diversidad de culturas que han pasado por Andalucía y el Castillo del Moral, fortaleza declarada Bien de Interés Cultural, es un buen ejemplo de ello. En su Torre del Homenaje, según cuenta le leyenda, estuvo preso Boabdil, el último rey del Reino de Granada. Y en su interior, además, se puede repasar la historia de la localidad gracias al Museo Arqueológico y Etnográfico.

La necrópolis judía, de alrededor del año 1.000 y descubierta hace una década casi por casualidad mientras se construía la ronda de circunvalación de la ciudad, es también una huella cultural milenaria; mientras que las numerosas iglesias que pueblan Lucena son también prueba de la importancia del cristianismo tras la conquista de los Reyes Católicos,  con la parroquia de San Mateo como gran destacada, sobre todo por la capilla del Sagrario, del siglo XVIII y una de las joyas del barro cordobés.

El centro del municipio, además, está repleto de buenos restaurantes donde tapear es todo un arte y donde destacan, más allá del salmorejo cordobés, el bolo lucentino, los denominados 'pimientos ajogaos', las albóndigas de boquerones, o la tortilla al charco. Todo ello acompañado, por supuesto, de los mejores vinos de la Denominación de Origen Montilla-Moriles, que tiene también en Lucena alguna de sus bodegas. Lástima que los profesionales no puedan probar un buen Pedro Ximénez o los vinos de tinaja, actualmente en temporada, elaborados en bonitos lagares familiares de la comarca.

 

Etapa 4: La Campana - Sevilla. 179 kilómetros

El Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla es la auténtica protagonista de la cuarta etapa de La Vuelta a Andalucía, que se recrea en esta preciosa área natural para, finalmente, dirigirse hacia la capital. La localidad de La Campana, ubicada en la campiña, es el punto de partida. Desde allí, la serpiente multicolor se adentra en la Vega del Guadalquivir para visitar los municipios de Lora del Río, Alcolea del Río y Villanueva del Río y Minas.

Allí comienza un recorrido montañoso que llevará al pelotón a subir y bajar buena parte de la Sierra Norte a través de las preciosas carreteras que unen Constantina, Cazalla de la Sierra y El Pedroso. Un trayecto en el que disfrutar de un espacio de gran riqueza natural y donde la naturaleza caliza de sus suelos da lugar a estupendos rincones como los Llanos de San Sebastián, el monumento natural del lapiaz en el Cerro del Hierro o numerosas e interesantes simas.

Muchas de estas zonas se pueden recorrer en bicicleta gracias a la vía verde de la Sierra Norte, que discurre por el antiguo ramal ferroviario que unía la línea Zafra-Sevilla a lo largo de casi 20 kilómetros de mínima dificultad y que, probablemente, sería la envidia de los participantes en la ronda andaluza.

Finalmente, el rutómetro dirige a los profesionales hacia el río, que les acompañará hasta la meta ubicada en la Avenida de la Borbolla, en Sevilla. Perfecto lugar para dar un paseo por una de las joyas de la capital andaluza, la Plaza de España y el Parque de María Luisa. Desde allí puede empezar la ruta perfecta para conocer esta ciudad, ya que a un paso se encuentra el Alcázar de Sevilla, el barrio de Santa Cruz y la Catedral de Sevilla con su Giralda. Un entorno en el que, a buen seguro, querrían quedarse a descansar unos días los profesionales y sus equipos, que bien disfrutarían adentrándose a un más en el casco histórico y saboreando las ricas propuestas gastronómicas del entorno de la Plaza de la Encarnación y la célebre calle Feria. 

 

Etapa 5: Setenil de las Bodegas - Coín. 151 kilómetros

Vaya pueblo. Probablemente, ese sea el pensamiento de muchos de los profesionales que tomen la salida en la quinta y última etapa de la Vuelta a Andalucía 2017. Incrustado bajo una enorme roca, Setenil de las Bodegas es uno de esos lugares pintorescos que hacen diferente a la región andaluza. Allí, sus residentes supieron históricamente aprovechar el abrigo de la montaña, desarrollando edificaciones han aprovechado los tajos creados por el río Trejo.

Bajo estas enormes moles, han construido casas, tiendas y restaurantes, que hoy han convertido a Setenil de las Bodegas en toda una referencia dentro de la famosa Ruta de los Pueblos Blancos que recorre buena parte de la provincia de Cádiz. Y, aunque es un municipio gaditano, se encuentra prácticamente rodeado de tierras malagueñas, encontrándose tan solo a unos kilómetros de la ciudad de Ronda, desde donde llega buena parte de su turismo gastronómico y cultural ávido por encontrar ese pueblo bajo las rocas, pero también su castillo: se construyó en el siglo XIII y hoy es una de las pocas fortalezas nazaríes que aún conservan su entramado urbano medieval al completo.

Hacia la ciudad de leyendas y romances que es Ronda se enfilará el pelotón posteriormente a través de una estrecha, curvada y admirable carretera que paseará a los ciclistas por el entorno de la vieja ciudad romana de Acinipo; y que pasará, entre curva y curva, por algunas de las bodegas rondeñas más internacionales. A muchos de los ciclistas le sonará El Tajo, una de las postales más universales de Ronda, que cruzarán de norte a para tomar luego la carretera que se dirige a El Burgo y adentrarse así en la Sierra de las Nieves.

Declarada por la UNESCO como Reserva de la Biosfera, los municipios de las comarca luchan ahora porque se reconozca también como Parque Nacional: argumentos paisajísticos, etnográficos o de biodiversidad no le faltan. De hecho, la caravana ciclista pasará cerca de uno de sus mayores tesoros: el pinsapar de Yunquera, con casi 3.000 hectáreas y que alberga el 85 por ciento de la población mundial de pinsapos, un árbol que lleva más de 20 millones de años presente en la zona.

De los toboganes montañosos de la Sierra de las Nieves la carrera se dirigirá hacia el corazón del Valle del Guadalhorce, donde les aguarda Coín. Desde este municipio los ciclistas arrancan un pequeño circuito que les llevará por Alhaurín El Grande, Alhaurín de la Torre y Cártama para volver finalmente a la ciudad coína.

Allí, la Avenida de España será el escenario del último final de etapa, que coronará al vencedor de la ronda andaluza, que podrá celebrarlo, por qué no, dando un paseo por el casco histórico de la localidad y probando algunas de las propuestas gastronómicas locales que van más allá de los cítricos y los productos de matanzas: quién no tomaría una rica y calentita berza con pringá de Coín para disfrutar de un buen domingo de invierno.

Diez propuestas para disfrutar de una escapada inolvidable por la Sierra de Cádiz

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Cádiz es conocida por muchos por sus playas y por esos pueblos costeros que lo mismo ofrecen un ambiente clásico que alternativo, pero a la par está la atracción que despierta su Sierra. Sus pueblos blancos conforman una ruta llena de alicientes y en el turismo rural maneja opciones muy interesantes tanto para los visitantes más aventureros como para los que sólo buscan un remanso de paz.

Espacios naturales protegidos, vestigios arqueológicos y gastronomía son algunos de los aspectos que atraen a los turistas, pero siempre quedan puntos desconocidos que pueden sorprender incluso a los que creían conocerlo todo en esta tierra.

Atardecer en la plaza San Antón (Benaocaz)

Un lugar mágico desde el que se puede disfrutar del perfil superpuesto de las montañas, con el valle en el que está encajado Ubrique a los pies. El tiempo parece detenerse mientras que el sol desaparece y los colores son muy llamativos. Si se vieran pintados en un cuadro se podría pensar que el pintor ha pecado de cursilería, pero es una realidad. Cuando hay nubes es especialmente bonito y es un plan ineludible después de recorrer las laberínticas calles del barrio Nazarí.

Salinas de Iptuci (Prado del Rey)

No sólo hay salinas en la Bahía de Cádiz. Éstas se encuentran en pleno Parque Natural de Los Alcornocales, datan de la edad de bronce y actualmente son las últimas salinas de interior que se mantienen en funcionamiento. Es una visita recomendable para conocer todos los detalles de la extracción de la sal en un entorno muy especial. Estas salinas funcionan sin el empleo de ningún tipo de maquinaria para la extracción de sal pura. Los artesanos trabajan con las mismas herramientas que antaño: el rastrillo con el que se recoge la sal, escobones de olivo con los que se barre el suelo, una zoleta para picar la sal y un carrillo de mano para transportarlo.

Fonda de Ana Mari en Villaluenga

Hay rincones alejados de la alta cocina pero muy próximos a los paladares más exigentes. Es el caso de este establecimiento, tan humilde como exquisito. La carta es limitada, compuesta sólo por creaciones propias. Las croquetas del puchero, albóndigas, tomate frito de la casa, el venado, conejo de monte y berza de garbanzos con verduras son los platos principales. Comida casera de verdad con manteles de hule incluidos. La cocina es como la de una casa, no como la de un restaurante, y eso es una garantía cuando se busca comida de verdad.

Ruta en kayak en el pantano de Zahara de la Sierra

Zahara de la Sierra es un pueblo que se debe visitar sí o sí. Subir a su castillo o conocer su playa artificial son dos citas obligadas, pero el pantano merece una parada y, mejor aún, disfrutarlo en kayak. Recorridos en piragua en el pantano de Zahara de la Sierra de Cádiz, para grupos de mínimos de 6 personas. Se trata de una actividad que nos permite conocer la técnica de esta modalidad deportiva. Se pueden plantear la ruta en plan lúdico, en plan competitivo, con un recorrido buscando balizas en un circuito de orientación, y siempre con un enfoque de respeto e integración con el medio ambiente

La ruta del Río Majaceite

El recorrido comienza en la localidad de Benamahoma, a la entrada del pueblo, desde donde se inicia el descenso hasta la localidad de El Bosque. En un instante nos encontramos dentro de un bosque de ribera con sauces, álamos y chopos, en el que abundan las lianas. Es fácil encontrar por el cauce del río alguna nutria y la trucha arcos iris, propia del lugar. Asombra ver las continuas cascadas, rápidos y pozas, resultantes de la acción erosiva del río.

Son unos 10 kilómetros aptos para todos los visitantes donde también se podrá distinguir la existencia de batanes, máquinas destinadas a transformar a través de la fuerza del agua, tejidos de lana en otros más tupidos. Esta era en la antigüedad una de las producciones que realizaban los lugareños, de ahí la fama de las mantas y los ponchos de ambos municipios.

Cata de quesos premiados en El Bosque

En la empresa El Bosqueño encontramos visitas guiadas con taller de elaboración de queso y cata de degustación para colegios, asociaciones y grupos interesados en el proceso de elaboración. Antes de hacer cualquier compra se pueden degustar estos quesos, realizados a partir de leche de cabra payoya y oveja merina grazalemeña. Curado, curado en aceite, curado en manteca de cerdo ibérico, picante, al romero, al pimentón y emborrao al estilo de la Sierra son sólo algunos de los tipos que podemos encontrar. Cuatro de ellos se han colado entre los 66 mejores quesos del mundo en el World Cheese Awards 2016 celebrado en San Sebastián en diciembre.

Actividades en el Tajo del Águila (Algar)

El Complejo Tajo del Águila yace en un enclave privilegiado entre el Parque Natural de Los Alcornocales y el de la Sierra de Grazalema, en la localidad de Algar. Es un complejo rural formado por un albergue de 44 plazas y cortijos y cabañas de distinta capacidad. El entorno ofrece diversos atractivos y actividades a pocos minutos, como golf, pesca, caza, actividades náuticas, rutas de senderismo, visitas a monumentos, ruinas y cuevas, rutas de espeleología, marroquinería, astronomía y rutas a caballo.

Un café en el Parador de Arcos

El Parador de Arcos es un edificio que rinde homenaje a la arquitectura local y, al mismo tiempo, aprovecha uno de los emplazamientos más privilegiados del pueblo, al estar casi colgado sobre el impresionante tajo del río Guadalete. A uno de los lados tiene la Plaza de España, otro el tajo sobre el Guadalete y el otro, en curva, da al convento de las Mercedarias. El comedor y el salón se han proyectado hacia la terraza para aprovechar las magníficas vistas y tomar un café eligiendo la mesa adecuada es un acierto seguro. Un paseo por el centro de Arcos es una delicia en cualquier momento del año.

Casco urbano de Ubrique

La ruta de los miradores es fundamental para contemplar la belleza de un casco urbano que se encuentra rodeado de verde, siendo el corazón que une dos Parques Naturales (Grazalema y Los Alcornocales). No se puede dejar de hacer alguna visita a alguna fábrica de marroquinería para conocer la forma artesanal en la que se sigue trabajando la piel. Y sin perderse lugares públicos y museos como el Peñón de la Becerra, el San Antonio o el Museo de la Piel y el Centro de Interpretación de la Ciudad, entre otros.

Senderismo en Grazalema

La localidad serrana ha pasado a engrosar la red de Pueblos más Bonitos de España. Es un pintoresco pueblo de casas blancas que encierran siglos de historia y cuyo casco histórico, declarado Conjunto Histórico, combina la típica arquitectura popular con una riqueza monumental. Y no sólo presenta el aliciente de disfrutar de unos días en alguna de sus casas rurales en el mismo centro del pueblo, sino que también se puede seguir alguna ruta para practicar senderismo. Una muy recomendable es desde el puerto del Boyar al Salto del Cabrero. Son senderos que pueden estar embarrados al ser el área de mayor índice de lluvias de la Península Ibérica.

El ‘cable inglés’ que vertebró el oriente andaluz

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Pasear por la Avenida de Federico García Lorca, más conocida como "la rambla" de Almería, es recorrer la espina dorsal de la ciudad. En cualquier momento del día –o de la noche– y en cualquier época del año, la vida fluye a lo largo y ancho del concurrido bulevar. En su desembocadura, el ajetreo de la capital se encuentra con la quietud de una inmensa estructura de hierro y madera que se adentra en el mar: el ‘cable inglés’.

Situado en la Playa de las Almadrabillas, el antiguo cargadero de mineral fue construido entre 1902 y 1904 por la compañía The Alquife Mines and Railway Company Limited, por la que toma su apodo, ‘inglés’. La función de esta pieza de poco más de cien metros de longitud era tan sencilla como esencial: servir de nexo entre la estación, adonde llegaban los trenes cargados del mineral procedente de las granadinas minas de Alquife, con el puerto, donde las toneladas de hierro eran embarcadas en inmensos buques y exportadas al resto de Europa.

De la necesidad nace el ingenio

Durante los siglos XIX y XX, la pequeña localidad de Alquife, en Granada, ostentaba el primer puesto como productor de hierro del país. Pero el material que llegaba de sus ricas minas a Almería se acumulaba irremediablemente en el puerto, pues el trabajo de 350 hombres durante diez horas apenas daba para embarcar mil toneladas. Urgía la necesidad de crear un nuevo sistema de transporte.

Tras la puesta en marcha del ferrocarril Linares-Baeza a Almería, la construcción del cargadero permitió a los vagones descargar su mercancía directamente en las bodegas de los barcos encargados de transportarla a un continente en pleno apogeo industrial.

Cuando la industria se convierte en arte

El valor del ‘cable inglés’ no reside únicamente en su funcionalidad, sino que constituye en sí mismo una obra maestra de la arquitectura y la ingeniería del hierro, propia de la industrialización de principios del siglo XX. No en vano, este entramado de acero y vigas de hierro y madera de la escuela de Gustave Eiffel fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Monumento por la Junta de Andalucía en 1998. Hoy, más de un siglo corroe el mineral de su estructura, tiñéndola de rojizo óxido y convirtiéndola en un elemento irreemplazable del paisaje almeriense.

Como consecuencia de su inestimable importancia histórica, arquitectónica y artística, en 2010 se emprendieron labores de restauración, reparación y saneamiento de aquellas partes deterioradas del Cargadero del Alquife. El plan contemplaba, además, la rehabilitación del interior del monumento, convirtiéndolo en un espacio de ocio y cultura que albergara un mirador en su parte superior. Un proyecto que aguarda ser llevado a cabo para dotar de una nueva vida a este testigo y protagonista de una época no tan lejana en el tiempo.

Disfrutar del ‘cable inglés’ es sencillo. Una buena forma de hacerlo es acudir, a la caída de la tarde, al final de la rambla, que el visitante encontrará marcado por una inmensa rosa de los vientos de piedra en el suelo. Frente a él, el mar, el Muelle de Levante y el ‘cable inglés’. Caminar unos metros hasta situarse bajo la compleja estructura de hierro y madera, levantar la vista e imaginar el traqueteo incesante de centenares de pesados vagones recorriendo sus oxidados raíles.

'Retintas': un mural gigante que se funde con la naturaleza de Conil

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A partir de ahora, acercarse a la costa paradisiaca que une las localidades gaditanas de Conil y Vejer tendrá un aliciente adicional: Un mural del artista Adrián Torres ha vestido las paredes desnudas de una edificación y en el que se pueden contemplar unas enormes vacas retintas, una raza propia de esta zona. Así, colores y trazos de autoría única se han convertido en el mejor homenaje posible para un elemento esencial en el paisaje de esta población gaditana.

Adrián Torres es jerezano de nacimiento, conileño de adopción y "ciudadano del mundo". Sus proyectos profesionales y personales le han llevado por los cinco continentes, pero ha hecho un alto en el camino para disfrutar y hacer disfrutar con su nueva obra. Nada menos que 70 metros de arte.

"Estoy muy contento porque es una obra de cara al público y te expones a todo tipo de opiniones. No quería hacer algo que no gustara porque está en un entorno muy bonito y quería que quedara bien, pero de momento todo el mundo está encantado y eso es algo muy complicado de conseguir", explica con orgullo.

Su intención era "simplemente reflejar lo que había", en referencia a los ejemplares de vacuno de la raza retinta que pastan por la zona. Esta especie autóctona, de color rojo intenso, no es muy conocida en el país pero su carne de sabor y textura extraordinaria es cada vez más apreciada por los gastrónomos. "Me parece preciosa la raza de la vaca y quería representarla y que quede ahí para la posteridad. Le pedí permiso al dueño del establo y desde el primer momento me ayudó mucho. Además, la empresa Pinturas Andalucía me ha cedido todo el material, que es muy importante".

El artista se enamoró de un lienzo en forma de pared en un enclave muy particular. Era habitual zona de paso para Adrián y un buen día vio que era un sitio ideal para hacer una transformación del paisaje que en otros países está mejor considerado: "Yo paso casi todos los días en verano por allí porque voy a la playa y nunca me había fijado, pero un día lo vi diferente porque hicieron unos grafitis en el muro. Yo tenía la idea de hacer algo por esta zona y lo vi con otros ojos. El muro era una maravilla enfrente del mar y me lancé. Aquí es algo que no se lleva tanto. En América es algo habitual, pero en España la gente no lo tiene muy asumido y te ponen más trabas".

Ha sido un alto en el camino dentro del proyecto profesional al que está entregado en los últimos tiempos: Riding Colors. Se trata de una iniciativa en la que colabora con colegios y orfanatos de diferentes países a través de su arte. "Todo empezó en un viaje a la India. Tenía contacto con la Fundación de Vicente Ferrer, pero no sabía de qué manera colaborar, aunque tenía claro que si era a través del arte, mejor. En la India utilizan los murales para educar a la población y eso me hizo pensar. Me llevaron a un centro de niños con parálisis cerebral y ahí fue donde mi mente se abrió porque me impactó mucho. Vi las instalaciones y pensé que podía ayudar haciéndoles el entorno más agradable. Nunca pensé que podía mejorar la vida de los demás con el arte".

Malasia, Thailandia, Camboya, ilipinas, Haití,  Rusia o Estados Unidos son algunos de los países donde ha dejado su sello a través de los murales, pero no se le puede considerar un grafitero porque domina otros estilos como el retrato, en el que es un especialista. "Lo de Conil es un mural. Mi estilo no es grafitero porque yo me considero pintor. Yo no tengo brochas grandes, utilizo escoba porque me gusta la pincelada. Los grafiteros lo hacen casi todo con spray y yo sólo para algunas líneas".

En cualquier caso, con sus 'Retintas' se ha entregado como lo hace en todas sus creaciones. "El sentimiento es el mismo que cuando hago algo en un orfanato porque me he dejado ahí el alma, me ha costado mucho trabajo y nunca había hecho un mural tan grande y me ha costado mucha energía. La pintura aguanta años, pero te expones a que se pueda caer el muro o que alguien lo pinte. Que vaya envejeciendo me gusta porque pasa a formar parte del entorno. Puede ser efímero, pero me gusta que sea así".

Ahora retoma el proyecto Riding Colors de la mano de la empresa Kalipay. Esto le llevará seis meses en lo que supondrá un nuevo giro en su carrera. "Vamos a pintar un colegio y he contactado con varios artistas de varios países. Por primera vez lo haremos con una bailarina, que va a enseñar coreografía a los niños. Es la primera vez que coordino a tanta gente. Espero que todo salga bien".

Torres es conocido como el pintor de los colores y lo asume. "El color es la base de mi arte y me gusta transmitir esa energía". Se considera feliz después de haber superado muchas adversidades y lanza un mensaje de optimismo para los que se plantean seguir su camino: "Fácil no es nada en la vida. Yo he insistido mucho y he ido contra viento y marea. Si quieres algo, tienes que luchar siempre porque a lo mejor te llega el éxito a los 40 años o a los 60. Poco a poco he ido consiguiendo mi sueño, he tenido la suerte de que mi estilo gusta y yo soy feliz así".

El jardín de los miles de cactus está en Málaga y merece una visita

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Es muy probable que de entre todas las ofertas de Málaga y la Costa del Sol, usted no piense en cactus. Pensará en chiringuitos; espetos, también. Museos, de un tiempo a esta parte, o senderos y el Caminito del Rey. Pero, ¿cactus? Y resulta que sí: a media hora del sol y la playa hay un tesoro poco conocido (mayor tesoro) de cientos de especies exóticas de cactus y suculentas, el segundo mayor jardín de estas plantas en Europa. El primero está en Mónaco; el segundo, en Casarabonela (Málaga). Entre esos cientos de especies hay lugar para Fibonacci, el tequila, peyote, brujos de Tanzania y las suegras. Ahora lo explicamos.

Unas 2.500 especies de cactus y suculentas crecen en un terreno de unos 8000 metros cuadrados a las faldas de la Sierra de las Nieves. Aquí se instalaron hace años Joan Mora y Edwige Bravard, una pareja que venía de Mallorca con una notable colección de microsuculentas y cactus bajo el brazo (es un decir). El ayuntamiento se hizo con el terreno y gran parte de la colección y lo abrió al público, con la colaboración de la Universidad de Málaga, en 2011.

Antes de seguir, una precisión terminológica: "No todas las suculentas son cactus, pero todos los cactus son suculentas", explica Tania Muñoz, la directora del jardín. Las suculentas son aquellas especies cuya evolución les permite almacenar grandes cantidades de agua.

Pues bien, el jardín acoge algunas de las especies con mayor capacidad de adaptación del planeta, plantas que evolucionaron para cambiar las hojas por espinas y gastar menos energía y protegerse de los animales, que se cubren de pelo para mantener la temperatura del agua o que producen las flores más vistosas del mundo, porque sólo podrán aguantarla un día. El extremo de esto último es el agave, que florece sólo una vez en la vida con una flor de largo tallo. Después la planta muere exhausta.

Hay aquí una planta prehistórica, de la familia de las pereskia, madre o abuela de todos los cactus y suculentas que en el mundo existen. También algún ejemplar de peyote, a efectos puramente botánicos, claro. A los apasionados de las matemáticas les gustará saber que el agave Reina Victoria produce sus hojas siguiendo la sucesión de Fibonacci. También podrá toparse con el agave tequilana (entiérrese la piña para macerar; sáquele el líquido; destile; tendrá un tequila). O con la dioscórea mexicana o cabeza de negro, que produce un potente precursor hormonal a partir del cual se elaboraron las primeras píldoras anticonceptivas. O con la carnegia gigantea, una planta que vive durante siglos creciendo un metro cada once años y que permite al carpintero de Gila anidar en su interior.

Hay también una bandeja con 900 especies de microsuculentas, el origen de la colección, algunas de las cuales pasarían parecen una piedra o un cerebro.  El cardón canario se utilizaba en una técnica pesquera ya prohibida, el envarbascado, consistente en envenenar el agua con la savia de la planta para recoger los peces aturdidos.

Cada planta tiene una historia y algunas están en peligro de extinción en su lugar de origen. Es el caso del aloe dorothea, al que los curanderos de Tanzania atribuyen propiedades sanatorias. De opuntia galapaguera hay tres ejemplares en Europa, y sirve de alimento a una iguana que ha aprendido a tirar sus chumbos al suelo.

Muchas de estas especies están en el catálogo CITES de especies protegidas y sometidas a un estricto control. "Esto no puede verse en otro sitio", asegura Tania Muñoz, que lamenta que el mayor reconocimiento venga del exterior. En la oficina hay ejemplares de una revista sueca, y ella cuenta cómo la revista más importante del mundo de los cactus (revistas hay para todo) les dedicó sus ocho páginas de centrales, lo que atrajo a muchos turistas británicos. "Pero revistas españolas, ninguna". 

Su producción es natural, así que tampoco compite con las ventas, testimoniales aunque acaben de recibir un encargo de Japón. Como los cactus que alberga, el jardín lucha por adaptarse a un entorno hostil haciéndose con un hueco entre la abundante oferta turística de la provincia. En Casarabonela hay lugar para un paseo entre cactus. Si viene con su suegra, ella siempre podrá descansar en alguno de los espectaculares cojines del recorrido. En las fotos podrá verlos.

Más información: 952 456 053, info@casarabonela.es o www.cactuscasarabonela.es

Redescubrir la Sevilla del pasado a través de recreaciones virtuales

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Un equipo de emprendedores ha creado Sevilla Flash, una aplicación destinada a  dispositivos móviles que hace posible conocer cómo era Sevilla en siglos pasados a través de detalladas recreaciones virtuales. Esta aplicación, según relatan sus creadores, está pensada para turistas y también para vecinos con interés por la historia de su ciudad.

Pampaneira y Capileira, dos pueblos vecinos para enamorarse de La Alpujarra

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Hace más de treinta años, Julio y Pura abrieron un pequeño restaurante en Pampaneira. Lo ubicaron en la ladera de la carretera que asciende hasta el corazón de La Alpujarra y lo llamaron Casa Julio. Poco a poco, la cocina de Pura fue ganándose un hueco en el corazón de vecinos y viajeros, lo que hizo que el proyecto creciera y que, poco a poco, todos sus hijos fueran incorporándose al negocio. Hoy, el restaurante tiene una preciosa terraza que mira al Barranco del Poqueira y dos amplios salones donde el olor que procede de la cocina alimenta por sí mismo.

Su carta es tan sencilla como sabrosa. Desde cocidos locales a carnes con una riquísima salsa de almendras, pasando por estupendas ensaladas y un clásico del lugar: el plato alpujarreño, que incluye patatas a lo pobre con pimiento frito, longaniza, morcilla, huevo frito, lomo de cerdo y jamón de Trevélez.

Los miembros de esta familia son algunos de los apenas 300 habitantes que residen en este precioso municipio de la Alpujarra granadina. Una localidad que se debe recorrer a pie (los coches no tienen permitido entrar en prácticamente todo el casco urbano) y que, pese a sus pequeñas dimensiones, esconde numerosos rincones de gran belleza.

La Fuente del Cerrillo es uno de ellos, con un nacimiento de agua permanente que ha sido históricamente utilizada por las gentes del lugar. A su lado, los antiguos lavaderos árabes dan buena cuenta de una vieja tradición, mientras que más abajo otro caño, el de San Antonio, ubicado junto a la parroquia del mismo nombre, cuenta con aguas de tal magnitud, que "Soltero que la bebe con intención de casarse, ¡No falla! Pues al instante novia tiene. ¡Ya lo ves!", según reza la inscripción. 

Numerosos carteles de madera con coloridas letras sitúan por todo el pueblo los muchos negocios existentes. En la misma plaza existe una tienda de dulces donde encontrar numerosos productos artesanales, entre los que destaca el pan recién hecho en horno de leña.

También hay varios restaurantes, como Casa Diego o la taberna El Pilón, que igualmente ofrecen el tradicional plato alpujarreño y diversas propuestas gastronómicas con sabor casero. A su lado, existen varios establecimientos repletos de artesanías, con las coloridas jarapas como protagonistas indiscutibles. De hecho, en el pueblo existen aún dos telares tradicionales donde elaboran estas piezas a base de deshechos de algodón, una oportunidad única para ver en acción a algunas de las pocas artesanas que mantienen viva esta profesión.

El barrio bajo se pierde entre estrechas calles que antiguamente eran simplemente caminos que delimitaban casas y huertas. Merece la pena lanzarse a investigar por una de ellas, la denominada calle Verónica, donde una acequia recorre la parte central de la vía con aguas de la lluvia y el deshielo. Allí se encuentra La Moralea, bodega con tres décadas de historia y centenares de productos artesanales. Visitar este establecimiento supone un acontecimiento para los amantes de la gastronomía: vinos de bodegas alpujarreñas, patés, embutidos, mermeladas, quesos, aceites, licores como la Hidromiel elaborada con miel y agua de Sierra Nevada, hierbas aromáticas, cervezas artesanales y un sinfín de productos granadinos y andaluces, con presencia también de algunos procedentes de varias regiones de España.

"Si está rico y es de calidad, queremos tenerlo", cuentan en este negocio donde, además de adquirir auténticas delicatesen, también se pueden tomar en una preciosa y pequeña terraza donde tres grandes troncos hacen de mesas.

Un poco más adelante, la calle Silencio se estrecha aún más mientras atraviesa un tinao, uno de los elementos más típicos de la arquitectura tradicional alpujarreña. Se trata de una especie de soportal que cubre la entrada de algunas viviendas y que tiene varias funciones, entre las que destacan la protección frente a las inclemencias del tiempo, pero también el original aspecto defensivo: los defensores podían arrojar objetos a los invasores desde la parte de alta de las casas, que también quedaban comunicadas por estas estructuras. Precisamente, el urbanismo sin trazado previsto también ayudaba a defender la localidad, ya que los atacantes se podían perder por la maraña de callejuelas.

En el número 2 de esta vía se encuentra la bodega El Lagar, uno de los restaurantes más típicos de Pampaneira. Además de una bonita terraza, cuenta con un salón atestado de elementos típicos de la comarca donde poder degustar sus sugerencias, basadas principalmente en platos de cuchara y carnes asadas. Las proporciones de las raciones invitan a compartir y, si es imposible acabarlas, allí están acostumbrados a preparar las sobras para llevar.

Unos metros más arriba la taberna El Barranco permite otra parada para degustar numerosos embutidos y productos artesanales alpujarreños, en una ruta que puede seguir por El Tinao de Chicho o La Corrala de Ricardo, ambos en el barrio alto.

En la parte alta de Pampaneira, donde se asentaban tradicionalmente los pastores, también hay diversos restaurantes, como El Mesón Alberto o la pizzería El Castaño, donde -a pesar de su nombre- también cuentan con una carta de carnes y otras propuestas. Entre casas encaladas, macetas coloridas y los tradicionales terraos (típicos tejados alpujarreños planos y que se han utilizado tanto para secar los productos de huerta, como para tender la ropa, entre otros usos) Pampaneira se deja descubrir con esfuerzo a lo largo de sus numerosas y empinadas cuestas. Cerca de una de ellas se ubica la tienda El Jardín, donde fabrican más de 150 tipos de mermeladas, una veintena de variedades de miel y casi un centenar de chocolates, además de licores artesanales, caramelos o pan de higo, entre otros muchos productos. El Secreto del Jamón, también en plena cuesta, permite además degustar los ricos jamones procedentes de los secaderos de Trevélez.

Más abajo, de vuelta a la iglesia y a la entrada del pueblo, destaca la fábrica de chocolate de la Abuela ili, empresa familiar revitalizada en 2007 donde los amantes de este dulce tienen prácticamente todo lo que busquen: chocolate de frambuesa, de caramelo, con sal, dulce de leche, plátano, jengibre, ron y pasas... y hasta cerveza con cacao. Variedades que también se pueden probar en Capileira, donde existe otro despacho de la empresa.

La asociación de Los Pueblos más bonitos de España incluyó a Capileira en la última remesa de localidades que forman parte del selecto club que, por ahora, apenas forman unas 60 localidades de España, ocho de ellas andaluces (Mojácar, Pampaneira, Lucainena de las Torrse, Vejer de la Frontera, Frigiliana, Zuheros, Grazalema y Capileira). Su casco urbano está también protagonizado por tinaos y terraos fabricados con launa, una característica arcilla de color gris usada en la comarca que da una tonalidad especial a estos municipios y que forma parte de los materiales autóctonos que se usan para las construcciones: piedras, madera de castaño y nogal o lajas de pizarra, entre otros. Todo ello ha hecho que el Consejo de Europa destaque a lugar como modelo de arquitectura popular y que su casco urbano sea declarado Conjunto Histórico Artístico y Paraje Pintoresco.

A Capileira se puede llegar ascendiendo por una encantadora ruta que recorre de manera circular los tres municipios del Barranco del Poqueira, pero también en coche. Lo mejor es aparcarlo a la entrada y adentrarse por la calle del Dr. Castilla. Artesanías, jarapas y bodegas conforman una calle que revela el céntrico laberinto de Capileira, cuyo eje  principal es la Plaza del Calvario.

Allí, restaurantes como El Tilo ofrecen menús a 10 euros con sopa de ajo y plato alpujarreño entre las especialidades, además de sugerencias como chuletón de ternera o unas chuletillas de cordero. A su lado, El Fogón de Raquel cuenta con unas migas de sémola tradicionales que justifican su visita; y, más allá, El Corral del Castaño ha modernizado la cocina tradicional sin olvidarse de la identidad: sopa de almendras, codillo braseado, cebollitas rellenas, praliné de morcilla con manzana, huevos rotos con habitas y jamón o una brocheta de pollo con cítricos y jengibre forman parte de una carta donde también hay ensaladas, pizzas y focaccias.

Las calles Horno, Mentidero o Cerezo ayudan a entender por qué Capileira atrae a tantos viajeros, mientras que la calle Cerecillo ofrece una bonita panorámica del Barranco del Poqueira por el que desciende siempre con agua el río del mismo nombre. Por la calle Castillo se puede ascender hacia la parte alta del pueblo, más tranquila y desde donde nace uno de los senderos más atractivos y accesibles de la zona: el que lleva hasta La Cebadilla, un antiguo poblado en el que residían los trabajadores de la antigua Central Eléctrica del Poqueira que hoy se encuentra totalmente abandonado.

El camino recorre el barranco entre preciosas casitas de piedra, viejos cortijos de pastores y las tradicionales eras que aquí y allá se encuentran por toda la comarca. En algunos momentos, además, la senda transcurre junto a acequias, auténticos caminos para el agua que desciende desde Sierra Nevada. Los árabes fueron sus creadores, que pudieron así aprovechar el líquido elemento para regar pequeños bancales de cultivo, así como ayudar a que se filtrase por toda la montaña facilitando así al crecimiento del pasto para el ganado.

De vuelta a la carretera principal se pueden encontrar, de nuevo, establecimientos de chocolates, artesanías, recuerdos, productos típicos y diversos restaurantes, así como la tetería Magick, que al atardecer se convierte en un lugar especial para reposar la jornada junto a un buen té. Un estupendo lugar para disfrutar del sol mientras se esconde tras las montañas y la nieve refleja la luz rojiza desde lo más alto del Veleta, el pico que acompaña desde las alturas a estos dos pueblos singulares.


PASAPORTEST, con Pablo Aranda

Viaje a las estrellas para todos los públicos en el observatorio astronómico de Calar Alto

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La empresa granadina Azimuth Spain gestiona visitas a un lugar privilegiado de la geografía andaluza en el que se hace ciencia puntera a nivel internacional: el Observatorio Astronómico de Calar Alto. El objetivo es acercar la ciencia que se realiza en el mayor observatorio astronómico de Europa a todos los públicos de forma amena y divulgativa. Turismo astronómico pensado para toda la sociedad.

Molletes antequeranos que saben a pura tradición

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A las diez de la noche, la calma desaparece. A esa hora, las instalaciones de una pequeña empresa a las afueras de Antequera se vuelven un hervidero. Allí, un equipo trabaja con mimo dispuesto a mantener una de las mayores tradiciones de su ciudad. Es el momento de meter las manos en la masa y elaborar los panecillos más famosos de Andalucía: los molletes.

La escena sucede cada noche, excepto los sábados, en el Horno San Roque. Harina, levadura, agua y sal son los ingredientes para unos molletes que esta familia realiza desde los años 50 del siglo pasado. La fermentación natural durante unas cuatro horas (dependiendo de la temperatura ambiental) y la cocción en horno de leña hacen que cada unidad adquiera las características perfectas. Y a las seis de la mañana, los molletes recién hechos comienzan a repartirse por Antequera, donde se queda prácticamente el 95 por ciento de la producción.  

La tradición del mollete en la ciudad de El Torcal se remonta a varios siglos. De hecho, hace unos años se encontró una referencia en un acta capitular del Archivo de Antequera de 1775, en el que se concedía autorización a un panadero llamado Manuel Esbrí para amasar "pan francés y molletes". E incluso existe una receta de mediados del siglo XVI (encontrada cosida a mano entre los márgenes de un libro de cuentas de la familia Marqués de la Vega) donde se habla de los "molletes reales", aunque el texto incluye leche y huevos entre sus ingredientes, lo que parece indicar que era un pastel de harina. Hoy, su fabricación ha evolucionado y en la mayoría de ocasiones se elabora de manera industrial, salvo excepciones como Horno San Roque. 

"Fue mi padre el que me enseñó a elaborarlos", cuenta Antonio Paradas, máximo responsable de Horno San Roque. Su padre era Juan Paradas, quien en el año 1957 decidió abrir un horno en la antequerana calle San Roque para surtir de molletes a la ciudad. "Eran tiempos duros y, con el paso de los años, casi todos los panaderos dejaron de hacer estos panes porque eran un producto de lujo en tiempos en los que a la población apenas le llegaba para comprar una barra de pan", recuerda Antonio, que explica que su padre mantuvo el negocio a pesar de todo. De esa manera, la suya fue una de las pocas recetas que se conservó, permitiendo que hoy la familia continúe con la elaboración de los molletes.

Mantienen esta tradición sus hijos, que también han apostado por un crecimiento sostenible y sin excesos. "Preferimos no crecer más ni hacer cantidades ingentes porque, de esa manera, perderíamos calidad. Y esa es la principal distinción de nuestros molletes", explican Ana y Juan Antonio Paradas, dos de los sucesores.  

Uno a uno, con las manos y mucho cariño, la familia y un equipo de trabajadoras elabora cada noche cientos de molletes. Bastan unos minutos de conversación con el equipo para entender el respeto y la pasión con la que trabajan la masa. "Tenemos nuestra propia elaboración, que es muy diferente a la de otras empresas. Aquí todo es artesanal: el secreto está en la masa y el horno de leña es imprescindible", subraya Antonio.

El procedimiento es sencillo. Primero, se elabora la masa. Luego se separan trozos de 100 gramos del que saldrá cada mollete. Más tarde, se achantan (es decir, se les da forma) y, finalmente, tras la fermentación natural, pasan a cocerse en el horno de leña moruno. Un proceso que se repite no sólo con los molletes propiamente dichos, sino también con las otras variedades que elabora Horno San Roque y que únicamente varían en tamaño: pitufos (redondos y pequeños), madrigalitas (algo más pequeñas que el mollete tradicional) y el mediano (casi la mitad). Además, también elaboran picos y regañás, esta vez en horno de gas.  

Nunca hay dos iguales

El mollete es reconocible por esponjosidad, textura, sabor y, entre otras cuestiones, por su aspecto: nunca hay dos iguales, ni en forma ni en cocción. A partir de ahí, las variedades de molletes antequeranos son múltiples, ya que en la ciudad prácticamente cada panadería elabora los suyos propios. También existen varias empresas dedicadas a la fabricación de este producto local, la mayoría ligadas a la propia familia Paradas y al original horno de la calle San Roque, aunque cada una los elabora de manera diferente. Eso sí, todos parten de los mismos ingredientes, pero los molletes difieren mucho de unos a otros según la cantidad y variedad de harina, la forma de cocción o el tipo de fermentación. Por eso, es fácil encontrar muchas diferencias al tomar estos panes en la ciudad de El Torcal. Aunque también otras ciudades andaluzas son conocidas por el sabor de sus molletes, como Écija en la provincia de Sevilla o Espera, en Cádiz.  

En Antequera, cafeterías como La Alcazaba, Las Villas, A la fuerza o Lorca y restaurantes como Puerto Seco son algunos de los locales que disponen de los molletes de la familia de Antonio Paradas, que también se pueden encontrar puntualmente en algunos establecimientos de Málaga, Torre del Mar, Madrid o Zaragoza.  

Los expertos recomiendan que la mejor forma de tomarlo es tostarlo por sus dos lados sin partirlo por la mitad y, cuando esté en su punto de tueste, abrirlo: la miga estará húmeda y esponjosa, perfecta para derretir la manteca colorá de los chicharrones, la mantequilla o un buen queso.

Las propuestas para tomar estos panecillos son casi infinitas: hay tantas como gustos de los clientes. En Andalucía lo más habitual es tomarlo con aceite de oliva virgen extra, tomate molido y jamón serrano, pero también hay quien prefiere simplemente mantequilla y mermelada o le unta paté casero. Además, también se puede completar con una rica zurrapa de lomo o, simplemente, apostar por un buen aceite de oliva virgen extra y una pizca de sal. ¡Y buen provecho! 

Entre la historia y la leyenda de la Torre de Don Fadrique

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Los monumentos están vivos en la medida en que son testigos y salvaguardan los relatos de su tiempo; de sus gentes y contextos. Para visitar y conocer los de la Torre de Don Fadrique, ubicada en el Espacio Santa Clara en Sevilla, basta con sentarse en sus bucólicos jardines, observarla y comenzar a leer este reportaje sobre la vida de una torre que, entre la historia y la leyenda, se alza a 65 metros del suelo.  

El visitante al llegar, puede leer una placa sobre la entrada de la torre con un mensaje que, traducido del latín, dice así: "Esta torre es fábrica del magnífico Fadrique, podrá llamarse la mayor alabanza del arte y del artífice: a su Beatriz madre le fue grata esta prole del rey Fernando, experimentado y amigo de las leyes. Si deseas saber la era y los años, ahora mil doscientos y cincuenta y dos (1252) ya existía la torre serena y amena llena de riquezas".

Cuenta la historia que la Torre de Don Fadrique fue mandada construir en 1252 por el Infante de Castilla Don Fadrique, hermano de Alfonso X 'El Sabio' e hijo de Fernando III 'El Santo' y de Beatriz de Suabia. Hasta nuestros días, han llegado varias versiones para explicar por qué el infante quiso ubicarla en su palacio en Sevilla.

La torre vendría a ser el lugar para los amorosos encuentros entre el infante y Doña Juana, su madrastra entonces viuda, con la que Fernando III contrajo matrimonio tras la muerte de Beatriz de Suabia. El entorno real, la nobleza, el clero y el pueblo desaprobaron la relación de los jóvenes enamorados, porque en aquel entonces establecieron que una reina no podía tener amantes secretos o volverse a casar. Debido a estas presiones externas, la reina volvió a su tierra de origen, Francia. No sin antes, según cuenta el relato, "mirar a la torre con los ojos llenos de lágrimas". Doña Juana fue forzosamente desterrada y Don Fadrique, que se había quedado en Sevilla, también sufrió su propio destierro. Fue acusado por ofender al decoro real y sentenciado por su hermano, Alfonso X 'El Sabio', a muerte.  

La historia ofrece otras razones para la construcción de la torre. Varias versiones, porque los historiadores no se ponen de acuerdo. Una explica que la torre sería una estructura militar defensiva, similar a las torres militares que se encontraban en la Italia en la que el infante residió parte de su vida.

La otra versión, mayoritariamente aceptada, rechaza que fuera una estructura de uso defensivo por estar localizada muy al interior de la ciudad, y apunta a que Don Fadrique la ordenó construir como torre vigía y pabellón de caza con el fin de dar vida a una de sus pasiones, el vuelo de los halcones. También la realidad histórica da otros motivos menos literarios para la sentencia de muerte del infante: "El rey (Alfonso X 'El Sabio') mandó afogar a Don Fadrique" por conspirar contra él, según recoge la documentación de la época.

En los jardines de la “Torre encantada”

Sabida su leyenda e historia, la torre es, por sus características arquitectónicas, única en su especie en Sevilla. Alzada al estilo de las torres medievales italianas y como ejemplo del gótico más temprano de la ciudad, se trata de una torre de planta cuadrada que posee tres cuerpos. El primero está cubierto con bóveda ojival, en el que se sitúan la puerta y unas ventanas tipo saeteras. El segundo, con bóvedas también ojivales y ventanas románicas; y el tercero, con bóvedas octogonales y ventanas góticas.

La construcción se conserva en perfectas condiciones, pero sólo se puede visitar su exterior, ya que el interior permanece cerrado hasta nueva orden del Ayuntamiento de Sevilla, su actual propietario. Aun así, la belleza y encanto de la torre y de su entorno invitan a conocerla. Está rodeada por un jardín que actualmente está concebido como espacio escénico y lúdico para actuaciones de música, baile o teatro.

Es un jardín que embriaga. Conserva gran parte de la vegetación originaria que rezuma olores y brillo, y acoge pequeños elementos a título testimonial del tiempo en el que este entorno fue el Museo Arqueológico de Sevilla, antes de ser trasladado a su emplazamiento actual. Además, el recinto está rodeado por bancos en los que el visitante puede sentarse a leer, a deleitarse con la mera observación en silencio -que sólo rompe armónico con el sonido de los pájaros-, o simplemente a descansar durante la visita, porque también hay otras zonas del espacio de libre acceso para el turismo.  

El Espacio Santa Clara

El Espacio Santa Clara, como actualmente se conoce a este edificio que preside la calle Becas, es un espacio vivo que habla de tradición y cultura, arte y religiosidad. Antes de ser palacio de Don Fadrique, fue un palacio almohade.  Después, cumplida la sentencia de muerte del infante, fue donado a la compañía de las clarisas en 1289.

Durante un tiempo, las monjas vivieron en el palacio hasta que entre el siglo XV y XVI fue remodelado, convirtiendo el conjunto arquitectónico en el Real Monasterio de Santa Clara. Todo rastro del palacio de Don Fadrique, a excepción de la torre, desaparecería en esta acción.

Tras ocho siglos de vida monástica y contemplativa, las últimas clarisas abandonaron el convento en 1998, con más pena que gloria porque las instalaciones estaban excesivamente deterioradas. Entonces pasó a ser propiedad del Ayuntamiento de Sevilla, a excepción de la Iglesia de Santa Clara, propiedad del Arzobispado de Sevilla, que permanece cerrada al público.  

El espacio es de acceso gratuito para los visitantes y turistas que quieran conocer las instalaciones que hasta el momento han sido restauradas (el claustro, el refectorio y la torre); un tercio de la superficie total del antiguo convento. Saliendo del claustro para entrar a la Torre de Don Fadrique, veremos un huerto y el exterior de las habitaciones privadas de las monjas, de arquitectura doméstica. Recuerdo del tiempo en el que, con la desamortización de Mendizábal, las hermanas adoptaron una forma de vida laica en celdas individuales. 

Espacio Santa Clara también es sede de la Bienal de Flamenco y del Festival de Música Antigua de Sevilla, FEMÁS, y escenario de muchas otras actuaciones culturales programadas a lo largo del año. En su momento, su sala expositiva principal (antes, el dormitorio de verano de las hermanas), acogió la exposición de las Santas de Zurbarán. Para finales de este año y a lo largo de todo el próximo, albergará muestras y actividades relacionadas con el Año de Murillo.

Nueve aves extraordinarias que no debes perderte fijando la vista en los cielos de Cádiz

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El turismo ornitológico, o el arte de avistar aves en el cielo, es una realidad desde hace años en la provincia de Cádiz, que ofrece una oferta muy tentadora para viajeros de todo el mundo por su situación estratégica entre mares y continentes, y por la variedad de especies que surcan sus cielos, especialmente entre marzo y septiembre, en la época de las migraciones.

Para plasmar la riqueza de este sector, el Patronato de Turismo de Cádiz ha editado la guía Birding Cádiz, que explica con gran riqueza de datos dónde y cómo conocer más de un centenar de las especies más relevantes que se pueden encontrar en la provincia.

La guía, que cuenta con la colaboración de la empresa especializada Ornitour, recorre siete zonas de avistamiento (entorno de Doñana, Campiña, Sierra de Grazalema, Bahía de Cádiz, La Janda, Los Alcornocales y Campo de Gibraltar) y ofrece un directorio con empresas de turismo ornitológico, asociaciones, entidades, centros de visitantes y oficinas de turismo.

Según explica en la guía, en la provincia se puede observar una gran cantidad de especies de aves entre las residentes, invernantes, estivales y las que utilizan esta provincia como zona de descanso migratorio. Esta riqueza ornitológica se debe a la situación geográfica de Cádiz, al sur del continente europeo y entre el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, dentro de una de las rutas migratorias de aves más relevantes del planeta, y a la variedad de hábitats del territorio (costa, humedales, tierras de cultivo, bosques, acantilados y montañas).

El Estrecho de Gibraltar, junto con el Estrecho de Mesina (Sur de Italia) y el Bósforo (Turquía), forman las principales rutas migratorias de Europa, por las que circulan millones de aves que van o vienen de África. Ese interés se traduce en visitas de un turista que es de un alto poder adquisitivo.

David Barros, gerente de Ornitour, destaca que "cualquier otra provincia es muy homogénea, pero en Cádiz hay mucha variedad y eso crea más biodiversidad". Eso es conocido por los turistas que vienen buscando disfrutar de esas especies. "Fundamos la empresa en 1994. Cuando empezamos a hablar de turismo ornitológico la gente alucinaba. Ahora a todo el mundo le suena. Ahora mismo el valor añadido se lo llevan las empresas extranjeras que venden paquetes cerrados, pero es cierto que dejan dinero aquí y además utilizan guías locales en cada zona que visitan".

La provincia aparece dividida en la guíaen siete zonas en las que disfrutar de diferentes especies: entorno de Doñana, campiña gaditana, Sierra de Grazalema, Los Alcornocales, Bahía de Cádiz, comarca de La Janda y Estrecho de Gibraltar. 

Para un primer encuentro con la ornitología, Birding Cádiz presenta nueve aves de especial interés:

Ibis eremita 

Catalogado en peligro crítico de extinción a nivel mundial. Gracias a un reciente proyecto de reintroducción, la provincia de Cádiz posee la única población reproductora de Europa. Sin duda, el mejor lugar para verlo es la Barca de Vejer, donde se ubica la colonia de cría en las repisas de un pequeño acantilado de arenisca, así como varios lugares cercanos que utiliza para alimentarse.

Águila perdicera 

Rapaz sedentaria, amenazada y en regresión. Cuenta con una importante población en la provincia de Cádiz. Cría en sierras rocosas con acantilados inaccesibles y terrenos abiertos próximos para cazar. La Sierra de Grazalema es una buena zona para verla. No obstante, La Janda es probablemente el mejor lugar de toda la provincia.

Vencejo moro 

Ha colonizado Europa recientemente a través del Estrecho de Gibraltar. Crió en la Cueva del Moro, Sierra de La Plata, donde aún se le puede ver ocasionalmente. El puerto de Chipiona, donde ha formado la única colonia de cría, ofrece las mejores oportunidades. Presente todo el año, en invierno es más fácil verlo a primera hora de la mañana o última de la tarde.

Elanio común 

Pequeña rapaz sedentaria que aparece en la provincia en los años 80. Prefiere áreas de cultivos de secano con arbolado disperso o bosques clareados. Buenos sitios para observarlo son la campiña en los alrededores de San José del Valle (campiña de Jerez), las inmediaciones de las lagunas de Bahía de Cádiz, la Laguna de Medina y, por supuesto, La Janda.

Cerceta pardilla 

Especie muy escasa a nivel mundial. Declarada en peligro crítico de extinción en la Península Ibérica. En las marismas del Guadalquivir posee su principal núcleo reproductor. En nuestra provincia se la puede observar en las Lagunas de Espera, El Puerto de Santa María o Puerto Real. No obstante, el Codo de la Esparraguera (Trebujena) es la mejor opción de toda la provincia.

Focha moruna 

Especie residente, declarada en peligro crítico de extinción en España. Se estiman unas 20-30 parejas para la provincia de Cádiz. Ocupa el mismo hábitat que la focha común. Las Lagunas de Espera y la Laguna de Medina son los mejores lugares donde observarla. A veces se deja ver en otros puntos como las Lagunas de El Puerto de Santa María o Puerto Real.

Collalba negra 

Especie sedentaria. Fácil de detectar por su carácter confiado. Prefiere terrenos rocosos con algo de matorral y pocos árboles, con frecuencia cerca del hombre. Una de las especies emblema de la Sierra de Grazalema. Lugares donde no suele faltar son el puerto de las Palomas, la zona de inicio del recorrido de la ribera del Gaidóvar (Grazalema) o la Manga de Villaluenga.

Mosquitero ibérico 

Especie estival. En nuestra provincia, prefiere bosques maduros del género quercus o mixtos. En la Sierra de Grazalema, La Garganta Verde o el río El Bosque son buenos lugares para verlo. En Los Alcornocales, la Subida al Picacho, Valdeinfierno o la Antigua Carretera Los Barrios-Facinas. En el Estrecho de Gibraltar, Ornipark, en Pelayo, también es una buena elección.

Gaviota picofina 

Escasa en el entorno del Mediterráneo. Parcialmente migradora. Selecciona humedales salobres, principalmente salinas, para criar. En la Bahía de Cádiz, Tres Amigos-Río Arillo y las Salinas La Tapa son buenas opciones. Las Salinas de Bonanza (Sanlúcar de Barrameda) suelen ofrecer excelentes observaciones. En el interior, Mesas de Asta (Jerez) alberga una importante colonia.

El casco histórico de Cazorla se promociona como destino turístico accesible de Andalucía

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El casco histórico de Cazorla y las ruinas de Santa María han recibido el distintivo como destino turístico accesible de Andalucía junto con la Oficina Municipal de Turismo, la ruta del río Cerezuelo y algunos establecimientos hoteleros y por ello están incluidos en un estudio y en la Guía de Accesibilidad de Destinos Turísticos en Andalucía, elaborada por Ilunion Tecnología y Accesibilidad, y primera de estas características en España.

El alcalde de Cazorla, Antonio José Rodríguez, ha mostrado a Europa Press su satisfacción porque "el trabajo bien hecho sea reconocido con este distintivo". Respecto al casco histórico y las Ruinas de Santa María, ha subrayado que "son miles de personas las que a lo largo de todo el año visitan Cazorla y sin duda todos disfrutan de su paseo por las calles y plazas con más historia para después visitar uno de los monumentos más emblemáticos, como son las Ruinas de Santa María".

De los destinos turísticos de Jaén, el municipio de Cazorla "ha sido uno de los tres seleccionados como accesibles en alguna de sus categorías, hoteles, monumentos, oficinas de turismo, o rutas naturales". Algo, que según Rodríguez, "hará que el empresariado y las instituciones sigamos trabajando a la par por mejorar y que finalmente todo sea más accesible".

El primer edil ha recordado que no solo trabajan en accesibilidad desde el ámbito municipal en cuanto a monumentos y casco histórico se refiere, sino que el pasado año se contó también con una edición del Festival Internacional de Blues más accesible ya que instalamos "plataformas para que todos los bluseros pudieran disfrutar de los conciertos sin excepción".

La Guía de Destinos Turísticos Accesibles en Andalucía, descargable en formato PDF accesible, para que personas con discapacidad, mayores y otros colectivos en riesgo de exclusión digital puedan leerla sin dificultad "es otra ventana que se nos abre para seguir promocionando Cazorla entre otros colectivos numerosos de quienes no podemos olvidarnos", ha matizado Rodríguez.

Al hilo, ha insistido en que Cazorla está preparada para recibir todo tipo de viajeros con distintas necesidades porque "tenemos las herramientas necesarias para que disfruten de su estancia rodeados de naturaleza y se lleven un buen sabor de boca".

El lugar en el que la hojalata se transformó en un gran vino

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De lejos, el rumor de las aguas del río Genal. De cerca, el trinar de los pájaros. Ubicada en una hoya entre bosques de encinas, alcornoques y castaños, el patio principal de la casa de Enrique Ruiz es un paraíso de exóticos cítricos donde la palabra tranquilidad se queda corta. El invierno da sus últimos coletazos pero no hace frío. Son las once de la mañana y el sol acaba de superar las colinas que rodean la finca, calentando el ambiente. La estampa se completa con una preciosa piscina, una bonita iglesia, un horno y tres hectáreas de viñedo por las que corretean Bilwy, Capulín, Momotombo y Mombacho, cuatro perros cariñosos y juguetones. Al fondo se divisa una bodega nacida hace apenas un lustro y que, a pesar de su juventud, cuenta con mucha historia gracias al lugar donde se ubica. Tanta, que supone en un viaje en el tiempo de 300 años: fue entonces cuando se inauguró la antigua Real Fábrica de Hojalata de Júzcar, que hoy ha cambiado su maquinaria por barricas y tinas donde fermentan vinos. 

Júzcar es hoy famoso por su color azul pitufo, pero más allá de su bonito casco urbano hay secretos que bien merecen ser descubiertos. Algunos se encuentran en los senderos que unen la mayoría de municipios del Valle del Genal y, otros en trayectos que se puede realizar en coche, pero con paciencia y, por si acaso, una Biodramina en el bolsillo.

Quizás haga falta a muchos de los que se aventuren por el camino de tierra que, durante cuatro kilómetros, se va adentrando en una hoya rodeada de bosques donde se encuentra la Fábrica de Hojalata. Un viaje que supone toda una experiencia y que, como premio, permite conocer en primera persona una parte de la historia industrial de Andalucía. También uno de los proyectos viticultores más interesantes de la provincia de Málaga: el de la bodega Antigua Real Fábrica San Miguel de Ronda.

Apenas quedan huellas de una industria con fines militares que, tras abrir sus puertas en 1.725, se convirtió en el primer alto horno de España. Lo que quedaba fue recuperado por Ruiz, que se embarcó en una aventura sin retorno hace casi dos décadas.

Tras viajar por todo el mundo trabajando como abogado, consultor internacional y economista, el barcelonés andaba buscando un lugar en el sur donde desconectar largas temporadas. Sus pasos le llevaron por áreas como el Parque Natural de los Alcornocales o la comarca de Grazalema, en Cádiz, hasta que una fotografía de la antigua fábrica de hojalata en la portada de una revista le hizo viajar a Júzcar.

El siglo XX llegaba a su fin y, por aquel entonces, el lugar era propiedad de una familia inglesa que no tenía intenciones de vender la finca. Años más tarde todo cambió, surgió la oportunidad y el hoy bodeguero no se lo pensó. En 2002 la adquirió. "Entonces aquí no había nada, sólo ruina", recuerda el propietario.

Su primer proyecto fue restaurar los edificios con materiales originales "y en la medida de lo posible antiguos". "O, al menos, modernos pero que se usaran en la época de construcción de la fábrica", explica. Tejas árabes, cal en las paredes o vigas de castaño fueron algunas de esas piezas. El trabajo fue lento y dificultoso. También costoso. "La vida fue generosa conmigo, la vida profesional me fue bien y eso me permitió acometer todo el plan", asegura Enrique Ruiz, que dice que ni en el mejor de sus sueños había imaginado que las instalaciones quedarían tal y cómo se pueden visitar hoy. "Es increíble", relata. Y lo es: la vieja iglesia para los trabajadores de la fábrica está hoy completa, las viviendas en las que residían están restauradas, el viejo horno donde se fundían el estaño y el hierro para fabricar la hojalata ha sido recuperado y el sueño de este economista hecho realidad.

Pero Enrique quería seguir adelante con nuevos proyectos. Su idea original era plantar cítricos exóticos que había conocido en sus viajes por todo el mundo, pero desde la Oficina Comarcal Agraria se lo desaconsejaron. "En esos años estaban ya quitando muchos cultivos de ese tipo y quizás no era muy recomendable", recuerda Enrique, al que, en cambio, recomendaron la plantación de viñas. Y se lo pensó. Supo que los vinos de la Serranía de Ronda cada vez tenían (y tienen) más peso en el mundo de la enología y podría ser una buena idea.

Entonces, el analista financiero, al que gustaba correr maratones y no bebía alcohol, hizo una nueva apuesta y plantó tres hectáreas de viñedo. "Pero mi experiencia profesional me decía que para tener éxito debes saber del negocio: de lo contrario estás perdido", añade el bodeguero. Por eso se formó en el Máster de Enología que la Universidad de Málaga imparte en Ronda y viajó por comarcas vitivinícolas de países como Estados Unidos, Francia y Sudáfrica, además de España, para conocer más del mundillo. "Y eso es algo que me ha permitido tener conocimiento y capacidad de decisión", asegura, aunque también sigue los consejos de Simbad Romero, enólogo de la bodega y, también, guitarrista flamenco.

Las primeras cepas llegaron en 2011 y los primeros vinos, en 2014. Ese año fueron 3.000 las botellas producidas, que en 2016 se han multiplicado hasta llegar a 7.000 y que en 2020 serán entre 15.000 y 20.000 unidades, el máximo que pretenden producir.

Las dos variedades elaboradas hasta ahora son vinos monovarietales, uno a base de uvas moscatel morisco y otro de Pinot Noir, ambos fermentados y envejecidos en tinas de roble francés. Se encuentran a la venta desde el pasado verano y en este poco tiempo ya han obtenido muy buenas puntuaciones entre los expertos y en las guías enológicas. Los dos son vinos ecológicos y naturales, algo que Enrique Ruiz lleva a rajatabla. "Ese es nuestro primer principio filosófico y lo cumplimos en todos los procesos de elaboración: no solo en la parte agrícola, también en la industrial", afirma. 

El cumplimiento de esta idea se cumple a rajatabla: las levaduras son indígenas, los sulfitos nunca superan los 40 miligramos por botella, el corcho de los tapones es el derivado de los alcornoques de la finca, el sello de cierre se fabrica con cera de abeja de los panales propios, la etiqueta se realiza con una serigrafía de ingredientes naturales en el propio vidrio, las botellas pesan menos de 500 gramos, toda la electricidad utilizada en el proceso procede de placas solares y un molino eólico y el agua procede de la lluvia, así como un nacimiento natural. 

El segundo principio filosófico de la bodega Antigua Real Fábrica San Miguel de Ronda se centra en que las variedades de uva utilizadas sean autóctonas, intentando, además, recuperar las que se hayan perdido con el tiempo. De ahí que se plantaran viñedos de moscatel morisco, de tintilla y garnacha, con la excepción de la Pinot Noir, original de la borgoña francesa y cuyo comportamiento en esta finca está atrayendo a enólogos de todo el mundo: no en vano, es el viñedo de esta uva francesa más al sur de toda Europa. 

Desde el pasado verano, el empresario ha empezado también a poner en marcha diversas actividades con un atractivo innegable para el turismo. La primera es una visita a la bodega para conocer el proceso de elaboración de los vinos y, a la vez, comprender cómo era la fabricación de hojalata hace casi 300 años. A ello se le puede añadir una cata de los vinos, que permite degustar las ricas variedades obtenidas por este bodeguero; cata que se puede acompañar por un almuerzo o una cena, siempre con música flamenca y poesía como aderezo.

Para evitar problemas con el alcohol, los visitantes pueden alojarse en las propias instalaciones de la bodega. "Es un concepto denominado Wine, bed & breakfast que descubrí en El Cabo y que hemos probado este verano con muy buena respuesta", explica Ruiz.

También ha organizado cursos de cocina de una semana con reconocidos chefs nacionales e internacionales, toda una experiencia de relax gracias a la quietud que rodea a la bodega, los baños en la piscina ecológica y el disfrute de un patio donde se pueden ver algunos de esos exóticos cítricos que, originalmente, quiso plantar Enrique. Menos mal que finalmente la decisión fue encaminada al cultivo de la vid: gracias a ello Júzcar cuenta con una de las iniciativas más interesantes, curiosas, admirables y sabrosas de Andalucía. 


El Caminito del Rey pone a la venta este martes las entradas para el próximo verano

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El próximo martes, 28 de marzo, justo el día que se cumplen dos años de su apertura, la empresa gestora del Caminito del Rey prevé poner a la venta las entradas para visitar durante el verano esta espectacular pasarela del Paraje Natural del Desfiladero de los Gaitanes.

Las entradas se podrán adquirir directamente a través de la propia web oficial del Caminito (www.caminitodelrey.info), a través de un enlace en la misma. El pasado año el 70 por ciento de los que adquirieron el pase para visitar este paraje lo hicieron vía web y el 30 por ciento restante a través de alguna de las 410 agencias de viajes y 41 establecimientos autorizados.

El pase para visitar el Caminito del Rey fue gratuito durante el primer año y ya a partir del 18 de abril de 2016 se puso en marcha la plataforma para la venta de entradas, responsabilidad de la adjudicataria de la gestión. El coste de las mismas es de 10 euros.

La pasada semana el presidente de la Diputación de Málaga, Elías Bendodo, destacó el revulsivo económico que ha supuesto el Caminito del Rey para la provincia y más concretamente para los municipios de Álora, Ardales y Antequera; contabilizándose en los dos años que lleva abierto 600.000 visitantes, el máximo permitido, siendo el 69 por ciento extranjeros.

Bendodo destacó que en solo dos años el Caminito del Rey se ha convertido en una marca turística por sí misma. Del total de visitantes internacionales destacan ingleses (19%), holandeses (15%), alemanes (13%) y franceses (11%), según los datos del último año. Y del resto, sobresalen los procedentes de China, Japón, Corea del Sur, Malasia, Kuwait, Arabia Saudí, Estados Unidos, Canadá y Costa Rica.

El 30 por ciento de visitantes que ha transitado en estos dos años por este espectacular paraje proceden de España, fundamentalmente de Madrid y su área metropolitana, seguida de Málaga, Córdoba, Sevilla y Almería.

El Caminito del Rey ha incrementado todos los datos turísticos de los municipios donde se ubica y sus alrededores. De hecho, el pasado año se superó por primera vez el millón de turistas en el interior de la provincia, con un impacto económico de casi 900 millones de euros, que contribuyeron a generar 11.000 empleos a tiempo completo.

En el Valle del Guadalhorce, el turismo de interior creció casi un 20 por ciento en el último año, situando a esta comarca como la tercera más importante de la provincia, tras la Axarquía y la Serranía de Ronda.

Caracol Express: 800 kilos de caracoles guisados cada día para las mesas de toda España

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De un nave industrial de Córdoba a las cocinas, supermercados y  de todo el país. Desde hace 30 años, Caracol Express cocina y sirve a diario casi una tonelada de este molusco tan típico de la gastronomía cordobesa. Lo hace con más de una veintena de recetas distintas que aúnan la tradición y la innovación.

Planes alternativos para sumar a las procesiones y vivir una semana apasionante en Cádiz

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La Semana Santa de Cádiz concita la atención de muchos visitantes, pero la capital gaditana ofrece alternativas para aquellos que prefieran evitar las aglomeraciones propias de las procesiones. 

Actividades culturales, de ocio o deportes son algunas de las opciones que se pueden manejar en una semana en la que la ciudad no se paraliza, a pesar de los días festivos. Hay que prestar atención a los horarios especiales en algunos casos, aunque hay posibilidad de disfrutar de Cádiz por libre, sin depender de los programas oficiales de establecimientos o museos.

De paseo por el casco antiguo

Cádiz dispone de cuatro recorridos o rutas turísticas por la ciudad, muy fáciles de seguir pues sus recorridos no sólo están señalizados en el plano de la ciudad, sino que también están pintados con diferentes colores sobre el suelo.

Tienen duraciones aproximadas de entre una y dos horas, por lo que puede ser una apuesta interesante. La ruta número tres (llamada Cargadores a Indias) es la más rica a nivel monumental (con paradas en la Catedral, Ayuntamiento, Mercado Central, Santa Cueva, Hospital de Mujeres o Museo de Cádiz, entre otros) e incluye además gran parte de la zona comercial de la ciudad. En Semana Santa hay que realizarla por la mañana al desarrollarse en el centro.

La ruta número dos (llamada Castillos y Baluartes) por el contrario, mostrará a los visitante las zonas más bellas en cuanto a paseos, miradores y castillos. Lo ideal es realizar la segunda al atardecer.

De pie sobre las aguas de La Caleta

Si el tiempo acompaña, una de las opciones más atractivas de Cádiz es disfrutar de la playa, de sus puestas de sol y de los deportes que están relacionados con el mar. Siempre que el viento de Levante no sople más fuerte de lo soportable, se puede disfrutar de una jornada en la playa de La Caleta, que además está resguardada en el casco histórico de la ciudad.

Ahí entra en acción la empresa Cádiz Surf Paddle, que ofrece rutas en tablas a remo para iniciarse en este deporte y, además, con contenido cultural. El recorrido se realiza en función de la marea, de las corrientes, pero siempre se da una vuelta por La Caleta. Los monitores no se limitan a dar unas nociones básicas, sino que hablan del Cádiz en la época fenicia o explican la historia del Castillo de San Sebastián, entre otras referencias históricas.

Las del surf paddle son tablas más grandes que las del surf tradicional, de más volumen, y con una propulsión a remo, tipo canoa. Los aficionados perderán el miedo en estas claras de iniciación, que se realizan por la mañana (12:00-12:30) o por la tarde (16:00). El grupo nunca será superior a diez personas.

60 minutos en una prisión de máxima seguridad

Las Escape Rooms son un nuevo concepto de ocio que se ha puesto de moda y también tienen presencia en Cádiz. La empresa Lockgical lo ha implantado en Cádiz. Un grupo de 2-6 personas entra en una habitación repleta de enigmas, pistas escondidas y acertijos y dispone de 60 minutos para descifrarlos y lograr la llave para poder escapar de la sala con éxito. Para ello tendrá que trabajar en equipo y utilizar la mente.

En el caso de esta propuesta gaditana, la ficción consiste en que un grupo de presos (los jugadores) en la prisión de máxima seguridad ADX tienen la oportunidad de escaparse porque en esa hora no habrá fuerzas de seguridad ni vigilancia. Primero tendrán que buscar la fórmula para huir de la celda y para salir de la prisión tendrán que entrar en el despacho del alcaide, coger la llave a tiempo y escapar. Es una actividad recomendada a partir de 12 años.

Un yacimiento crucial del mediterráneo occidental

Dentro de las visitas oficiales que se puedan realizar en Cádiz, es una de las opciones más llamativa. Se trata del yacimiento arqueológico más importante del Mediterráneo occidental por la calidad de los restos, según los expertos, y por la tecnología para su interpretación a los visitantes.

La cudad de Gadir es uno de los asentamientos fenicios más antiguos de Occidente. La escasez de restos arquitectónicos de esta época en todo el Mediterráneo le dan un gran valor para descubrir las formas de vida de la desaparecida cultura fenicia.

El yacimiento se encuentra en el punto más alto de la antigua isla de Erytheia, la menor del antiguo archipiélago gaditano, por lo que se ha convertido en un importante punto de referencia para las diferentes interpretaciones sobre la posible ubicación del asentamiento urbano de Gadir.

Un viaje al Cádiz oculto

Una forma original y diferente para conocer detalles históricos de la Tacita de Plata se puede disfrutar en el bar La Casapuerta, que se encuentra en la calle Sagasta y cuenta con una interesante oferta cultural.

Para descubrir algunos de los milagros gaditanos de la mano de José Manuel Serrano Cueto, autor de los libros Cádiz oculto y Cádiz oculto 2, se puede acudir a este local el Jueves Santo, día 13 de abril. Serrano Cueto reunió en dos libros algunas de las historias de terror que circulan por la Tacita desde hace décadas. Casas encantadas, fantasmas, alienígenas, monstruos marinos, milagros...

José Manuel Serrano Cueto firmará ejemplares de sus libros y aunque la entrada es gratuita, se pide a los asistentes una consumición mínima.

Los secretos subterráneos

Por ser Semana Santa, las Catacumbas del Beaterio cuentan con una promoción especial de cuatro euros por persona desde el día 8 hasta el 16 de abril. Las Catacumbas son un viaje al siglo XVII para conocer un lugar que estaba destinado a los enterramientos de una antigua orden de beatas terciarias franciscanas.

En la céntrica calle Valverde hay un pasadizo que permite al visitante acceder a un tesoro que había pasado más de tres siglos en el olvido. En la visita, los guías explican cómo estas catacumbas sirvieron de escondite durante la Guerra Civil para quienes buscaban refugio en las ruinas del subsuelo. Ahí abajo casi todo es estremecedor, pero la visita cobra una nueva dimensión si se realiza con la teatralización que aporta la empresa Animarte, que recrea el ambiente de aquel beaterio, pero con un toque de humor.

‘Las calesitas del Tardón’: memorias de Triana en un carrusel

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‘El tiovivo de Triana’, ‘las calesitas del Tardón’, ‘los cacharritos de San Gonzalo’, ‘el tiovivo de las generaciones’… El Autódromo Infantil León tiene muchos nombres, pero una historia única e inconfundible. Situado en pleno corazón del barrio de Triana, en Sevilla, junto al mercado de San Gonzalo, por el singular carrusel han pasado “por lo menos cuatro generaciones”, rememora Luis León, hijo de su fundador y actual dueño, mientras saca brillo al bólido de carreras naranja.

"¿Cómo va la cosa, Luis?", pregunta un señor octogenario a su paso por la atracción.  "No me puedo quejar, hijo", responde él con sencillez. Aunque "esto ya no es lo que era", admite. "Antiguamente, al no haber guarderías, los niños se criaban en la calle", relata. También la franja de edad de los usuarios que visitan el tiovivo ha cambiado y se ha reducido. "Antes se montaban niños de 9 y hasta 10 años, pero ahora como mucho de 4 o de 5", narra el propietario.

Viaje 2 euros

Saque fichas en taquilla. Viaje 2 euros. Abono 6 viajes 10 euros. Un goteo de familias que pasean por la zona hacen un alto en el camino para regalar a los más pequeños unos minutos de fantasía en los míticos cacharritos. Mientras el carrusel gira los mayores esperan en los banquitos de madera habilitados en las esquinas o inmortalizan el momento con sus smartphones

Figuras de todas las épocas componen el elenco. Desde una lancha motora de principios de los 70 a un autobús con figuras Disney del 2000. Una de las que mayor éxito cosecha es el camión grúa, una de las más veteranas. Aunque las favoritas son el camión de bomberos, incorporado en los años 90 y característico por su sirena y sus campanas, y el carruaje de caballos, la única pieza original de los 60.

La estructura y los cochecitos del tiovivo primigenio estaban construidos en madera. En 1975 se llevó a cabo una restauración de todo el conjunto y desde entonces se mantiene el actual. Aunque con el paso de los años se han ido sustituyendo algunas piezas, las incorporaciones más recientes son de principios de los años 2000. Luis las cuida con mimo para no tener que remplazar más. "Las limpio, les retoco los desperfectos, les doy algo de pintura si hace falta", comenta.

Las vueltas que da la vida

La tradición feriante ha acompañado a la familia de Luis desde los tiempos de su abuelo. Luis León (padre) recogió el testigo, pero por motivos de salud no pudo continuar con el modo de vida itinerante de su antecesor, lo que le llevó a fundar el Autódromo Infantil León "a plaza muerta" ("fijo", "estático", en argot feriante) en 1960. Desde que falleciera, hace cuatro años, su hijo, Luis, regenta el negocio familiar. Y puntualiza: "Yo no llevo aquí cuatro años, yo llevo aquí toda la vida. Desde que salí del colegio. Me he criado aquí".

Y así, de padres a hijos, de abuelas a nietas, se han mantenido desde hace más de medio siglo las conocidas como ‘calesitas del Tardón’. Sus usuarios siguen el mismo patrón. "El 90 por ciento de la clientela viene porque a ellos les montaban sus padres o sus abuelos. Se acercan, me cuentan, me preguntan…", relata Luis. Por algo lo llaman ‘el tiovivo de las generaciones’.

 

Ocho paradas para entender la gastronomía de Sevilla

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ConTenedor · San Luis, 50

http://www.restaurantecontenedor.com/es

 Que este local ofrece algo diferente se comprueba a primera vista. La presencia de numerosas obras de arte en sus paredes y rincones, su decoración, las mesas compartidas o la distribución y ventanales ya muestran que allí se cuece otro tipo de restaurante. Para conTenedor la gastronomía va más allá de un negocio: es una forma de entender la vida que allí se concibe bajo el concepto slow food. O lo que es lo mismo, primar los productos de cercanía, de temporada, frescos y ecológicos en la medida de lo posible, además de trabajarlos con elaboraciones que respeten sus sabores. Por eso almorzar o cenar allí es una experiencia que va más allá de alimentarse: supone una ceremonia olvidada en tiempos de estrés, redes sociales y comida rápida.

"Un rincón gastronómico para sentarse a disfrutar sin mirar el reloj", como subrayan los hermanos Linares, responsables de conTenedor. Su carta varía prácticamente a diario, salvo una serie de platos estrella, y no es fácil elegir entre las propuestas tradicionales o las novedosas. El Arroz crujiente con setas y pato es toda una delicia, como también lo es el Pulpo asado con wok de verduras al curry sobre crema templada de patata y rizo de guisante. Sin embargo, lo mejor es dejarse aconsejar y lanzarse a degustar las propuestas del día acompañados por ricos andaluces, como el almeriense La Cabra y Labota o el rondeño Cortijo de Los Aguilares.

Y como siempre dan ganas de probar más platos, los conciertos que organizan cada martes noche te servirán de excusa para repetir; como los que se realizan en esa joya del barroco que es la iglesia de San Luis, abierta tras muchos años cerrada. Antes de salir, acuérdate de preguntar por Aurelia: en este local siempre habrá una sorpresa esperándote. 

 

 

Antigua Abacería San Lorenzo · Calle Teodosio, 53

http://antiguaabaceriadesanlorenzo.com/

La Antigua Abacería San Lorenzo respira Sevilla por los cuatro costados. Se trata de una parada clásica en la Semana Santa sevillana, pero también de un lugar que merece la pena descubrir el resto del año. Y en el que repetir, porque cuando lo descubras querrás volver una y otra vez.

Su enorme carta cuenta con un apartado especial dedicado a las chacinas y al queso, como también lo tienen las teleritas y los montaditos. A partir de ahí, destacan Los clásicos de la abacería, que van desde una Tortilla de patatas con pisto a unos Corazones de alcachofas a la montillana. Mención aparte para Los huevos de Ramón, una serie de platos donde el huevo es el protagonista, ya sea con patata cocida, cebolleta, aceite y pimentón o un pisto con chorizo, jamón y huevos.

Suelen contar con ricas sugerencias fuera de carta y, si la elección se vuelve imposible ante tanta oferta, los responsables de esta abacería lo ponen fácil. Para ello, cuentan con el menú Lo que diga Ramón, en el que por 20 euros por persona el propietario del local te sirve lo mejor de cada momento sin que tengas que decidir.

Su carta de vinos, especialmente andaluces, también es lo suficientemente larga como para dejarse aconsejar. Y, como buena abacería, la mayoría de productos puedes también comprarlos para llevar y, por qué no, emular en casa una rica cena a la salud de Ramón. 

   

Perro Viejo · C/ Arguijo, 3

http://www.equipompuntor.com/perro-viejo/

Una chimenea con un hipnotizador fuego, unos maderos esperando a ser devorados por las llamas, unos sofás y una luminosa ventana son el perfecto rincón para pasar las horas con un buen vino, un libro y la mejor compañía. Pero la escena puede aún mejorar cuando se acompaña de ricas propuestas de cocina fusión servidas con rapidez y a una excelente relación calidad precio. Es lo que ocurre en Perro Viejo, local abierto a finales de 2014 por el EquipoMpuntoR, que lleva a esta antigua casa sevillana los rasgos fundamentales de sus otros restaurantes: la confluencia de lo antiguo y lo moderno, la cocina de ida y vuelta y un ambiente desenfadado.

La experiencia de comer o cenar en este restaurante varía de lugar que elijas, ya sea junto a la chimenea, en una barra, en alguno de sus salones interiores o en el patio central presidido por un precioso olivo. Luego, toca decidir entre una carta que ofrece la variedad justa de gastronomía tradicional y cocina con ganas de sorprender. Un buen Salmorejo cordobés o un Queso payoyo pueden ser ejemplo de lo primero, mientras que unas Sardinas marinadas con portobello, dashi y crujiente de parmesano, un Aguachile de salmón o el Ceviche peruano con leche tigre de ají amarillo, cebolla morada y camote son muestras de lo segundo. Arroces y pescados del día conforman también unas propuestas redondeadas por los cócteles, tanto dulces como salados, que acompañan a la perfección el aperitivo, los platos principales o el postre. Tú eliges.  

 

 

Mano de Santo · Alameda de Hércules, 90

http://taqueriamanodesanto.es/

No es fácil encontrar, fuera de México, el auténtico sabor de la comida mexicana. Más aún cuando el paladar se acostumbra a las propuestas tex mex, a los botes de salsas preparadas y las tortillas que tienen de todo menos maíz y su sabor original. Por eso, es tan sorprendente como agradecido encontrar rincones como la taquería Mano de Santo, un trocito del país azteca abierto hace año y medio en la Alameda de Hércules.

Su espíritu es el de la comida callejera y lo demuestra incluso con la decoración; de hecho, parece un food truck aparcado en un garaje, algo en lo que la estética colorida funciona a la perfección. Para bien, el local va directamente a lo importante, el sabor más cercano al que realmente se saborea en México. Y, para muestra, sus tacos: al pastor, cochinita pibil, gringa, dorado o de nopales con chipotle, uno de esos chiles que te hará sudar lo justo si te gusta el pique. Un guacamole con totopos, la sopa de tortillas o las quesadillas de flores de calabaza o huitlacoche (un hongo del maíz con sabor único) son bocados que te permiten cruzar el Atlántico y saltar cualquier muro sin moverte del centro de Sevilla. Además, acaban de renovar la carta para introducir varias propuestas veganas, teniendo en cuenta que todo lo que pruebes allí es apto para celíacos.

Y, mientras tanto, en la barra se afanan para prepararte alguno de su docena de cócteles a base de mezcal, tequila o pisco; sin olvidar esa delicia llamada michelada. También hay una estupenda selección de cervezas mexicanas, como una Negra Modelo o la riquísima Pacífico Clara, pero si no te gusta el alcohol, también puedes elegir alguno de sus numerosos zumos de frutas y verduras. Será por variedad. 

 

 

Bodeguita Romero · Calle Harinas, 10

https://bodeguita-romero.com/

Bonitos azulejos que recrean la antigua vendimia a lo largo de la barra, cuadros de toros, fotografías flamencas e imágenes de Semana Santa. La Bodeguita Romero es sinónimo de Sevilla y Andalucía en su decoración, pero también en la carta, donde está marcado a fuego una tapa tan tradicional como reconocida internacionalmente: el montadito de pringá. Un bocado que parece tan sencillo de realizar que es imposible copiar, y que se complementa con un puñado de clásicos locales como la ensaladilla de gambas, tacos de bacalao, berenjenas fritas con miel de caña, salmorejo o mojama de atún.

Entre sus sugerencias destacan los mejillones salteados, aunque cualquier cosa que te propongan estará para chuparse los dedos, como el carpaccio de alcachofas y foie. Destaca igualmente su amplia variedad de vinos generosos, desde un manzanilla Solear hasta un Monteagudo amontillado, sin olvidar el Palo Cortado Antique.

Camino de cumplir ocho décadas, la Bodeguita Romero es uno de los vecinos más antiguos del barrio El Arenal, donde lleva ya cuatro décadas. No siempre estuvo ahí: nació en los años 30 del siglo pasado en el antiguo Mercado de la Encarnación y, más tarde, se ubicó en la calle General Polavieja. 

 

 

La Brunilda · Calle Galera, 5

www.labrunildatapas.com

En pleno corazón del casco histórico, concretamente en el barrio de El Arenal donde antiguamente se centralizaba toda la actividad portuaria de Sevilla, se ubica La Brunilda. Un bar de tapas de autor que abrió en 2012 con una decoración que hace juego con sus propuestas culinarias: fusiona lo rústico y lo moderno, con paredes de ladrillo visto y techos altos. Su cocina es similar, con un abanico de propuestas donde tienen protagonismo los productos de temporada y se presta especial atención a las carnes, pescados y ensaladas.

De ahí surgen el Chipirón con migas del caserío y huevas de arenque, el Risotto de queso Idiazabal, el Confit de pato con crema de zanahoria especiada y pistachos, un buen Tataki de atún con cous cous y chalota encuritoda o la sabrosa Mini hamburguesa de buey con emulsión de soja y chips de yuca, muy solicitada por los comensales, según explica el chef y propietario Diego Caminos.

También hay opción de elegir platos más clásicos, como la ensaladilla, las croquetas de jamón o unas patatas bravas. La enóloga (y copropietaria) Esperanza Nievas se encarga de la carta de vinos, con una estupenda variedad que va de los tintos a los Jerez; eso sí, también se pueden maridar sus propuestas con zumos naturales. 

 

 

Mercado de Triana · Plaza del Altozano s/n

www.mercadodetrianasevilla.com

El barrio de Triana está repleto de secretos. Y lugares con mucha historia, como el Puente de Isabel II o el Castillo de San Jorge, que un día fue sede de La Inquisición. Parte de este edificio fue derribado para la construcción de un tradicional mercado, que hoy se ha modernizado para dar un paso adelante y convertirse en mucho más. Y, además de poder realizar la tradicional compra de frutas, verduras, carne y pescado, el Mercado de Triana cuenta con una amplia diversidad de puestos donde tapear.

La Abacería Altozano es uno de ellos: un lugar protagonizado por productos andaluces de calidad; pero también lo es La Ostrería del Mercado, en el que además de ostras hay caviar y sushi. Una tapita de paella o jamón ibérico en el bar La Muralla es otra excelente opción para disfrutar al máximo de todas las posibilidades del mercado, que dará fuerzas para seguir investigando propuestas como las de La casa fundida, con una carta protagonizada por la comida vegetariana y platos de medio mundo con novedades cada semana. Y, para los amantes del arroz, nada como la Arrocería Otalola, donde preparan este cereal de una treintena de formas diferentes. 

 

  

Abantal · Alcalde José de la Bandera, nº 7 y 9

http://www.abantalrestaurante.es/

Cuenta el chef Julio Fernández Quintero que la base de su cocina son los productos de calidad, a poder ser procedentes de lugares cercanos. Con ellos elabora platos de raíz tradicional sevillana y andaluza, pero a los que siempre intenta dar una nueva vuelta que los ligue a la época actual, con un toque de innovación que le ha hecho destacar prácticamente desde que tomara los fogones de Abantal en el año 2005. Tanto, que en 2009 recibió su primera estrella Michelín y, desde entonces, la ha mantenido a base de intenso trabajo y una renovación permanente de sus propuestas.

Unas Ostras con boniato, cítricos e infusión de especias, un sabroso Galete de atún rojo con escabeche de naranja, granizado de pepino y aire de hierbabuena o el Bacalao con migas de aceitunas negras, caballa y algas son solo algunas de las delicias que Fernández Quintero elabora en su restaurante, como el pichón con trigo sarraceno, remolacha y maíz.

Aceites de oliva virgen extra procedentes de Jaén, Málaga y Sevilla y una espectacular variedad de vinos de orígenes tan diversos como Montepulciano, el Valle de Napa, Ronda, Montilla-Moriles, Jerez o Burdeos son un buen ejemplo de la selectiva carta de Abantal. 

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